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Llanto por una Amazonia que se tambalea
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Joaquín Araujo

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Llanto por una Amazonia que se tambalea

Para frenar el calentamiento global de nuestro mundo y el incesante goteo de la pérdida de biodiversidad, necesitamos que todos y cada uno de estos árboles sigan en pie

Foto: Vista aérea de la deforestación de la Amazonia. (Reuters/Amanda Perobelli)
Vista aérea de la deforestación de la Amazonia. (Reuters/Amanda Perobelli)

Mi emoción también. Poco o nada conmueve tanto como un llanto. Resulta, es más, casi imposible no contagiarse. Las lágrimas llaman a las lágrimas. Especialmente las de una mujer que no llora por ella misma, tampoco por un semejante, ni siquiera por nuestra especie, tan caída en la desgracia de vivir contra la vida.

Tatiana Espinosa llora por los árboles más altos de su selva que golpean el suelo tras pasar mil años jugando con los aires. Gigantes que convocan, sudando ellos mismos, las lluvias más fieles del planeta. Hogares verticales que acogen a más vidas diferentes que ningún otro lugar. Los grandes árboles amazónicos son fonda y refugio para muchedumbres de otras especies.

La minería ilegal de oro ha devastado 150.000 hectáreas del mejor y más vivo bosque del planeta

Una asombrosa comunidad viviente tapiza las altas copas hasta el punto de que podemos considerar cada árbol un hábitat completo, múltiple y manifiestamente inmejorable. El perfecto uso del tiempo que hacen los colosos vegetales se convierte en robustez. De hecho, consolidan, con terca tenacidad, la mejor madera y su perdición.

Foto: La inhalación y exhalación de CO2 no es la única forma en la que el bosque contribuye al terioro ambiental (Unsplash)

Por si todo esto fuera poco, son inestimables medicinas, hospitales, médicos para intentar curar el gran mal del presente. Para frenar el calentamiento global de nuestro mundo necesitamos que todos y cada uno de estos árboles sigan en pie. De ahí la irreparable pérdida que supone cada abatimiento, cada sustitución, cada incendio, cada enfermedad letal de las muchas que este ya acalorado planeta consigue que arrecien.

La deforestación de la Amazonia, por mucho que suceda en el Nuevo Mundo, afecta a todos los demás. Todos respiramos algo del oxígeno que exhalan las selvas ecuatoriales. Hace ya mucho tiempo que quedó demostrada la benéfica contribución al clima mundial de estos miles de millones de árboles que son una suerte de refrigerador mundial.

placeholder Indígenas matis del Amazonas. (EFE/Tatiana Nevo)
Indígenas matis del Amazonas. (EFE/Tatiana Nevo)

Sin embargo, todo esto merma de forma acelerada. A los miles de talas ilegales, a los incendios, a la carretera transoceánica que ha abierto un pasillo de 50 km de ancho y casi 3.000 de longitud, hay que sumar la minería ilegal de oro que ha devastado ya unas 150.000 hectáreas del mejor y más vivo bosque del planeta. De hecho, acaba de difundirse en algunos medios españoles que, tan solo por ese motivo, la atmósfera ha sido manchada con 800.000 toneladas métricas más de carbono.

Para frenar todo eso lucha Tatiana, ingeniera forestal peruana. Ella está emocional, científica y socialmente afiliada a nuestra ya nutrida estirpe de emboscados a favor de los bosques. Por tanto, presta un servicio público universal. Pero sus compromisos exigen mucho más que los nuestros. La defensa, respeto y propagación de las arboledas en el Viejo Mundo resultan seguros, sencillos y hasta reconocidos. Además, no conllevan riesgo personal alguno.

Foto: Momoto yeruvá occidental (Baryphthengus martii)

Allí, en su Perú, pero mucho más en Colombia y México, no es raro ser asesinado por sicarios. Pretender que las leyes y tratados suscritos por sus gobiernos se cumplan puede costarte la vida. Desde que Chico Mendes se convirtió en uno de los primeros mártires de la defensa de los bosques amazónicos, han sido varios centenares más los ecologistas, nativos, científicos y hasta soldados y policías que han muerto tiroteados para que siga siendo posible un comercio ilegal y absolutamente perjudicial para la totalidad de la vida de este planeta. Del que son tanto responsables los importadores de esas maderas, sobre todo China, EEUU, Comunidad Europea, como los exportadores: Brasil, Colombia o Perú.

placeholder Zona deforestada por la minería ilegal en la Amazonia peruana. (EFE/Ernesto Arias)
Zona deforestada por la minería ilegal en la Amazonia peruana. (EFE/Ernesto Arias)

Podemos ayudar a Tatiana y sus colaboradores. Cabe tener un árbol adoptado a nuestro nombre en las selvas peruanas, apoyando así la labor de la organización Arbio, una 'familia' (como ellas mismas piden ser reconocidas) comprometida con la conservación de cada uno de los árboles y los bosques de la Amazonia. Junto a ellas, hallarán el camino para sumarse a la conservación de lo que todavía puede salvarnos.

Mi emoción también. Poco o nada conmueve tanto como un llanto. Resulta, es más, casi imposible no contagiarse. Las lágrimas llaman a las lágrimas. Especialmente las de una mujer que no llora por ella misma, tampoco por un semejante, ni siquiera por nuestra especie, tan caída en la desgracia de vivir contra la vida.

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