Son las cifras que muestran los cálculos de Credit Suisse y de Oxfam para el año pasado. El diferencial entre los ricos y los pobres sigue creciendo pese a que, todo hay que decirlo, el número de estos últimos sigue una tendencia descendente a nivel mundial. En 2017 no obstante, se creaba un multimillonario cada dos días y, siempre según esas mismas fuentes, el 82% de la riqueza global del planeta estaba en manos del 1% más rico de la población. La media del crecimiento de esa fortuna entre 2006 y 2015 fue de un 13% anual y muchos de ellos lo lograron gracias al alza general de los mercados. Si analizamos la distribución de la riqueza entenderemos parte de la situación pues, mientras que para una persona de clase media y media/baja su máximo activo reside en su vivienda, para ese 1% privilegiado su morada no supera de media el 10% de su total riqueza, y es la inversión en los mercados financieros la principal fuente de dicha generación de valor.

Si utilizamos ahora un informe reciente de Capgemini sobre la materia, encontramos datos interesantes. Norte América y la zona Asia-Pacífico representaron casi el 75% en términos de población y el 69% de la parte del incremento de riqueza mundial. Estados Unidos, Japón, Alemania y China reúnen al 61% de alta riqueza en 2017. El siguiente gráfico muestra la variación anual en los principales países. En España, pasamos de 202.000 personas en 2016 a las 224.000 que ahora se contabilizan como de alta riqueza.

Si entramos en detalles de esa parte de privilegiados, se pueden establecer varios subgrupos con la alta diferencia existente aún dentro de esa familia, pues el 1% de ellos se consideran como "ultrarricos" superando los 30 millones de USD, el 9% estaría entre cinco y 30 millones y el restante 90% se colocaría por encima del millón de USD.

Para entender lo que comentaba antes, sobre cómo generan sus rendimientos este grupo de población, fíjese en la distribución que se hace a la hora de asignar sus recursos. Mientras que los menos agraciados sobrevivimos para ahorrar para la pensión y pagar la hipoteca como única forma de acumular riqueza, los activos financieros que utilizan los millonarios son diversos y seleccionados a conciencia, con el único objetivo de generar e incrementar los montos disponibles.

Si contextualizamos solo la parte de renta variable (equities) en este último movimiento alcista de las bolsas (USA es la seleccionada por esos encuestados como mercado director), y observando lo que comentaba la semana pasada sobre el ciclo positivo del S&P 500 desde 2009 y hasta hoy, esa fortuna se ha incrementado a una tasa anualizada del 16,7%, lo que supone un total rentabilidad del 302%.

Si lo pasamos a una posición abierta en el ETF del S&P 500 (SPY) y suponiendo compra el 1 de enero de 2009, una inversión de 100.000 USD en aquella fecha tendría un valor hoy de unos 362.000 USD. Si lo mira para uno de esos ricos, una asignación de un millón en el mercado norteamericano sumaría la friolera de 3,6 millones, con un Sharpe ratio de 1,08 y desviación estándar del período en el 13,3%. Ajustado por inflación, el monto final se iría a los tres millones de USD.

Así las cosas y si analizásemos el resto de partidas de las carteras de esos ricos, los resultados estarían en la misma línea en la última década. Estar invertidos es, a largo plazo y a la vista de lo que sucede con esa parte privilegiada de la población, la mejor forma de generar riqueza y mientras no seamos conscientes de esa necesidad, el gap entre unos y otros no tiene fácil reducción.