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La inversión en valor se desinfla (de nuevo)
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Javier Molina

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La inversión en valor se desinfla (de nuevo)

Desde 2007 y en comparación con los índices globales de renta variable, se ha llegado a constatar hasta un 60% de menor retorno en función del indicador analizado

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Si algo viene caracterizando a la inversión en valor ('value investing') en los últimos años, diría que es la eterna promesa de convertirse en la filosofía o estrategia ganadora para el ejercicio siguiente. Y un año más, con la idea de superar por fin la rentabilidad generada por la inversión en crecimiento ('growth'), vuelve a ponerse de moda en estas fechas la narrativa que indica que, bajo la idea de la importancia de la valoración en un entorno macro en proceso de transformación, donde dominará el alza de tipos y una inflación elevada, ha llegado el momento donde se premiará (al fin) a aquellos gestores que sean capaces de identificar ese valor.

Tras 13 años consecutivos de rentabilidad positiva en el Nasdaq 100, una ponderación de las 5 primeras acciones en S&P500 superior al 22% y una concentración del 35% de la rentabilidad total de ese índice en esos componentes en 2021, la esperanza recae en el retorno al mercado de cierta normalidad y que, las excepcionales condiciones sobre las que se han apalancado esos negocios de las FAANGs, motivadas por la pandemia, terminen por ajustar todo ese crecimiento a una realidad de unas economías mundiales más abiertas.

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En ese contexto de la identificación del valor, El Confidencial y Finect han venido desarrollando el evento anual de referencia en nuestro país centrado en esta temática. En la quinta edición realizada en mayo, y con el patrocinio global de Cecabank, varias de las gestoras más importantes del panorama nacional expusieron sus ideas, forma de analizar y propuestas que podían resultar ganadoras bajo esa filosofía de análisis.

Sin embargo, y como puede verse en la tabla actualizada con varias de las compañías sugeridas, la cosa no vuelve a pintar bien tras medio año desde la exposición. Si bien es muy cierto que en este tipo de estrategias el largo plazo es el espacio temporal a considerar, los resultados no son nada prometedores a día de hoy. La rentabilidad promedio resulta ser negativa en algo más del 8%, con datos individuales que van desde el 30% negativo hasta el 36% positivo, estando el 85% de las ideas en rojo.

Esta situación pone de manifiesto la tendencia global sufrida por el 'value' pues, desde 2007 y en comparación con los índices globales de renta variable, se ha llegado a constatar hasta un 60% de menor retorno en función del indicador analizado. Algunos autores hablan de la incapacidad de adaptación del análisis a un entorno económico que se ha modificado de forma muy rápida; otros al modo en el que el mundo de los negocios ha cambiado, con menores inversiones en grandes fábricas y maquinaria generadoras de retornos. Los activos intangibles, las patentes y marcas o el software, han reemplazado aquellos modelos y han copado nuestras vidas actuales, encontrando hoy empresas como Netflix que no tiene salas de cine, Uber que no cuenta con Taxis propios o Airbnb que no tiene hotel alguno. En este nuevo mundo, algunas empresas pueden tener menores ingresos y una menor valoración en libros que las compañías con altos activos físicos donde, manteniendo todo lo demás igual, terminan resultando en un PER y en un valor contable mucho mayor, dando la impresión de estar mucho más caras.

Así las cosas y sin entrar en profundidad en ese tema, que merece su artículo propio, la realidad muestra que la divergencia entre el sector más 'value' y el de crecimiento, ha seguido marcando esa tendencia en 2021. El cambio de las condiciones en la política monetaria, un alza de la inflación y el impacto que el aumento de los tipos de interés pueda tener en el próximo año, alimenta de nuevo la narrativa sobre la oportunidad de la selección de aquellos sectores y aquellos valores que mejor puedan comportarse, con base en sus fundamentales, en este nuevo marco económico. Veremos si al fin, el tiempo les da la razón.

Felices fiestas a todos.

Si algo viene caracterizando a la inversión en valor ('value investing') en los últimos años, diría que es la eterna promesa de convertirse en la filosofía o estrategia ganadora para el ejercicio siguiente. Y un año más, con la idea de superar por fin la rentabilidad generada por la inversión en crecimiento ('growth'), vuelve a ponerse de moda en estas fechas la narrativa que indica que, bajo la idea de la importancia de la valoración en un entorno macro en proceso de transformación, donde dominará el alza de tipos y una inflación elevada, ha llegado el momento donde se premiará (al fin) a aquellos gestores que sean capaces de identificar ese valor.

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