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La gran encrucijada de FCC
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Alberto Roldán

El Inversor Inteligente

Por
Alberto Roldán

La gran encrucijada de FCC

Hace unos días El Confidencial anticipaba que se iba a tratar de una semana crucial para FCC. Para algunos, puede que el carácter extraordinario del consejo

Hace unos días El Confidencial anticipaba que se iba a tratar de una semana crucial para FCC. Para algunos, puede que el carácter extraordinario del consejo que celebrará mañana jueves, alerte sobre alguna nueva y drástica medida en relación a la compañía como premonitoriamente lo han sido los últimos. El más reciente celebrado hace apenas un mes, también extraordinario, supuso la eliminación, ya veremos si temporal, del dividendo a cuenta del año pasado.

Cuando las empresas son familiares o están ligadas a una figura representativa que ostenta participaciones elevadas en el capital, como lo es en este caso el 53,8% de participación de Esther Koplowitz, se ven “obligadas” a dejar de percibir la renta anual que es el dividendo, es que algo efectivamente ocurre. Eso mismo se citó en el Financial Times este fin de semana en un gran artículo sobre Emilio Botín y el dividendo. 

Es muy obvio que la señora Koplowitz no renuncia de buen gusto a percibir 89 millones de euros si no fuera porque la situación aprieta tanto que ya casi ahoga. Y los que tensan la cuerda son los bancos cuya deuda prestada ven en peligro de cobro. Ese es el motivo por el cual se imponen medidas como la de preservar la caja para los prestamistas en lugar de distribuirla a los accionistas, aunque sean del peso de la Koplowitz, pues eso es ley de mercado.

FCC no tiene buena pinta. Y cuando estas cosas ocurren en las empresas, los buitres no tardan en aparecer sobrevolando el cielo y avistando lo que podía ser un cadáver en no mucho tiempo. Ha ocurrido por ejemplo con Prisa, cuando Liberty entró hace unos años en el capital para aguardar pacientemente el desguace del antiguo imperio de la comunicación, y va a seguir pasando en empresas prisioneras de la deuda. En el caso de FCC ya se ha comentado con el fondo Guggenheim y su approach a la sociedad instrumental de Koplowitz en la que aparca su participación.

El principal problema que tiene FCC es, como bien se puede aventurar, su deuda. Casi 9.000 mil millones brutos, de los cuales un 84% es deuda con bancos. Descontada su tesorería el saldo neto se sitúa en 7.242 millones de euros con los últimos datos disponibles, lo cual representa aproximadamente siete veces su beneficio bruto de explotación anualizado. Si estuviéramos hablando de un negocio con activos de calidad, entendiendo por ello activos que estén generando un cash flow sano, recurrente y sostenible en torno a los cuales se hubiera construido la deuda, no sería un ratio desproporcionado. Ni siquiera malo. 

El problema es que la deuda con recurso a la matriz supera con creces los 5.000 millones de euros. Ni aunque como es esperable en el último tramo del año levanten algo esa cifra gracias a una mejora del fondo de maniobra, básicamente por una menor morosidad pública aunque convendría no ser muy optimista pues el Fondo de Pago a Proveedores sólo ha pagado dos de cada tres facturas adeudadas, se puede decir que la situación de cierre no variará ostensiblemente con respecto a la foto de los tres primero trimestres. Ya tuvo que pedir a finales de año una línea de financiación extraordinaria y urgente de 50 millones de euros posiblemente para salvar sus pagos más comprometidos.

La debilidad está por tanto en el arrastre de deuda producto de decisiones erróneas en el pasado más reciente así como en la debilidad que desprende su propia actividad. Empezando por esta última, la caja generada por sus operaciones es muy probable que se sitúe en una cifra entre 600 y 700 millones de euros. Descontadas inversiones y necesidades de financiación, el saldo neto de su cash flow muy posiblemente será negativo. En otras palabras, que la deuda no se ha habrá reducido con respecto a 2011. Ello ni aun con la venta de activos, el mal necesario al que tienen que acogerse de manera desesperada las empresas con sobre endeudamiento. Por ese motivo se vendieron en su momento Torre Picasso, el negocio de handling, y se busca desesperadamente comprador para la actividad cementera y de energía.

Y mientras el mercado sigue esperando un plan estratégico que alumbre hacia dónde se dirige la compañía, la acción ha ido encadenando mínimos en los últimos años hasta retroceder a niveles de… ¡1996!

Desde esa constructora pura que era en los noventa, FCC saltó a un negocio cada vez más holding con diversas actividades. La idea era lógica y no hacía nada que todo quisqui no hiciera. Por eso se sobre invirtió en el cemento y en el inmueble, para estar así en todo el ciclo del ladrillo, desde su inicio hasta el pinchazo. Claro, qué iba a saber nadie. La de veces que he tenido que escuchar esto en los últimos años de boca de empresarios y gestores. Los aciertos también están ahí, como mirar a otros mercados cuando las señales de agotamiento eran evidentes lo cual no significa que se hiciese todo bien. Por ejemplo se invirtió en Alpine, una adquisición en su momento muy aplaudida. La misma empresa que tras la última compra de minoritarios, que elevaba su participación al 100%, se valoró en 370 millones de euros sin saber, o sí, que incorporaba un agujero de 260 millones de euros.

Por lo tanto, dado que conocido es el pasado, y sus errores, las preguntas hay que hacerlas sobre el futuro. Ellos se definen como un grupo diversificado, y en verdad que lo es, pero los matices como siempre son importantes. Cemento y Energía, buscan comprador y ya veremos si sale todo o parte, o si no son las únicas actividades en desconsolidación. Por lo tanto, necesitan fuentes de ingresos extraordinarios con las que hacer frente a los vencimientos de deuda que para estos dos próximos años serán de unos 3.000 millones. Como ningún negocio lo va a vender por cantidades salvadoras, lo que toca es obtener liquidez, desconsolidar deuda y refinanciar. Esa es la prioridad para la empresa que se antepone al accionista. Otra cosa es lo que haga la acción, que ya veremos cómo descuenta la debilidad de su cash flow, la reducción del perímetro y su prelación.

Hace unos días El Confidencial anticipaba que se iba a tratar de una semana crucial para FCC. Para algunos, puede que el carácter extraordinario del consejo que celebrará mañana jueves, alerte sobre alguna nueva y drástica medida en relación a la compañía como premonitoriamente lo han sido los últimos. El más reciente celebrado hace apenas un mes, también extraordinario, supuso la eliminación, ya veremos si temporal, del dividendo a cuenta del año pasado.