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2009, hora de ruta de la esperanza y las claves para detectar el final de la crisis
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Rubén J. Lapetra

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2009, hora de ruta de la esperanza y las claves para detectar el final de la crisis

2009 será un año difícil. 2008 lo ha sido y 2007 ya apuntó maneras. Un final de década realmente complicado para las economías y los mercados,

2009 será un año difícil. 2008 lo ha sido y 2007 ya apuntó maneras. Un final de década realmente complicado para las economías y los mercados, para todos. Como lo fue hace 100 años en otra crisis mucho más localizada: la del pánico bancario de 1907 en EEUU con la actuación estelar de John Piermont Morgan (JP para los amigos) como salvador del sistema financiero de la entonces potencia emergente. La prioridad ahora mismo es desapalancar todo el sistema, es decir, desendeudarlo para poder sanear toda la economía como si ésta fuese el gigantesco balance de una empresa. Según la opinión de Barclays Capital, este proceso durará varios años debido a que los excesos también han durado más de un lustro. Por tanto, teniendo claro que la crisis no se va a resolver de un día para otro, sí parece razonable apuntar algunas claves que pueden tener gran importancia a la hora de detectar el final de la crisis.

1. Todas las crisis pasan. Como lo han sido otras crisis, como lo serán otras muchas que vendrán durante el siglo que acabamos de comenzar. Todas se inoculan, se incuban, explotan, se curan y se van. Desaparecen. Desde una perspectiva histórica, las crisis terminan siendo siempre pasajeras. Todas lo han sido y la actual crisis de la subprime también lo será. Los próximos doce meses serán de resolución para el drama financiero-económico, pero la película contendrá muchísimos giros inesperados, resurrecciones y desfallecimientos en algunas escenas clave. Pero la esperanza de la recuperación ejercitará una notable influencia en el ánimo de los inversores, en la confianza empresarial y económica. Y los planes de inversión públicos, claro, ayudarán.

2. El resurgir de la liquidez y las bolsas.  El escenario de tipos de interés 'cero' en EEUU y Japón llegará con probabilidad a Europa (ahora en el 2,5%). Los hasta ahora activos ultraseguros como son los bonos soberanos carecerán de rendimiento y buena parte del capital ocioso y escondido se deberá poner a trabajar. Esta extrema laxitud monetaria debe sembrar el terreno para que se reabran los grifos de crédito. Eso sí, la liquidez será mucho más selectiva a la hora de caer en determinadas manos. Dinero sin coste. El mercado de acciones debería ser el destino de aquellos inversores a los que no les sirva o no puedan 'vivir' con rentabilidad negativa, es decir, a la mayoría. Las bolsas, de forma también muy selectiva, se pueden convertir en el refugio del dinero superviviente. Compañías con ingresos regulados, con posición de dominio en sus respectivos mercados serán los lugares de encuentro.

3. La inestabilidad de precios que viene.
Los Índices de Precios de Consumo, los IPCs, se van a ver amenazados por todos los costados, como es lógico en un clima de inestabilidad económica. Ahora la prioridad es combatir la deflación, una especie de anorexia económica en la que todo adelgaza y empeora ininterrunpidamente y que es difícil de romper. Hay frío económico, bajan los precios, se retrae el consumo de aquello que no es básico y decrecen las rentas, salarios, etc. Sin embargo, tanto el factor tipos de interés como los planes de estímulo fiscal y acción pública van a bombardear todo el sistema. Objetivo: recalentar la economía para que vuelva a funcionar por sí mimas. Acción externa, reacción interna. La combinación de adrenalina fiscal-monetaria van reconstruir la presión alcista sobre los precios a pesar del deterioro económico. Es probable que se salga de la recesión económica en muchos países.

4. Obsesión por la energía Aquí aparece una de las incógnitas más importantes del futuro próximo. La sostenibilidad del aprovisionamiento energético se convertirá en una obsesión para muchos países, entre ellos, España o EEUU. Su dependencia del exterior les ha llevado a una situación límite en términos de contabilidad nacional. Los déficits comerciales han alcanzado cotas récord. Han vivido por encima de sus posibilidades y eso les ha generado un desequilibrio exterior que ha llegado hasta el 6% en EEUU o el 12% en España. Es decir, que entre 6 y 12 euros por cada 100 de la economía se han financiado con dinero ajeno, especialmente, por el consumo energético. En este punto, la inversión en energías alternativas al petróleo será una constante, ya sea eólica, nuclear, termal, etc. Cada país buscará su opción, pese a que el crudo o el carbón en estos momentos resultan mucho más rentables.

5. Hipotecas. Se esperan cotas históricas de desempleo en algunos países como España, de hasta el 18% o 20%. O se esperaban con el escenario actual. Pero la acción pública debe, como mínimo, poner freno a la caída sin frenos del corazón de la economía. Si quienes han perdido su empleo vuelven a un puesto de trabajo es razonable pensar que todos los indicadores pueden mejorar. Pero no sólo las empresas y los bancos tiene que desapalancar o desendeudarse, también lo tiene que hacer la población en general. La posibilidad de refinanciar las actuales hipotecas que ahogan el consumo de una parte importante de la población debe ser una de las medidas a adoptar. Si en el boom se han visto créditos a 40 años para facilitar el acceso a más clientes, ¿no tendría más sentido ahora alargar su plazo? La rebaja de las cuotas hipotecarias, en el caso español, parece una de las claves principales para liberar parte de la renta y reactivar el consumo. A ello ayudará también la caída generalizada de los tipos interbancarios.

En definitiva, 2009 se presenta como el año de la esperanza, del sacrificio y del esfuerzo coletivo. No habrá resolución de la crisis, pero bajará la marea y comenzará la reconstrucción económica.

Felices fiestas, salud y trabajo para el año que viene.

2009 será un año difícil. 2008 lo ha sido y 2007 ya apuntó maneras. Un final de década realmente complicado para las economías y los mercados, para todos. Como lo fue hace 100 años en otra crisis mucho más localizada: la del pánico bancario de 1907 en EEUU con la actuación estelar de John Piermont Morgan (JP para los amigos) como salvador del sistema financiero de la entonces potencia emergente. La prioridad ahora mismo es desapalancar todo el sistema, es decir, desendeudarlo para poder sanear toda la economía como si ésta fuese el gigantesco balance de una empresa. Según la opinión de Barclays Capital, este proceso durará varios años debido a que los excesos también han durado más de un lustro. Por tanto, teniendo claro que la crisis no se va a resolver de un día para otro, sí parece razonable apuntar algunas claves que pueden tener gran importancia a la hora de detectar el final de la crisis.