Necesitamos un Pacto de Estado sobre energía

El gobierno ha tomado una decisión sobre la prolongación de la licencia de operación de la Central Nuclear de Santa María de Garoña. Una decisión no por esperada menos negativa e injustificada desde todos los puntos de vista. Los claros mensajes negativos provenientes del ejecutivo durante las últimas semanas han dado lugar a una reacción muy amplia de apoyo a la continuidad de la central, que en realidad se ha convertido en el debate nuclear en toda regla que no se había producido en los últimos años.

No puede dejar de sorprender la amplitud de la reacción, el número de artículos y opiniones publicados, los actos de apoyo expreso a Garoña (manifiestos, páginas web, manifestaciones y actos individuales) y el tino de los argumentos utilizados. Igualmente, llama la atención la falta de argumentos de los contrarios a Garoña (a las centrales nucleares, para ser más exactos). Por una vez, en una materia que ha sufrido una sequía informativa durante varias décadas, la reacción espontánea ha superado las previsiones más optimistas. Sólo cabe lamentar que, como a menudo ocurre en España, la reacción se haya producido sólo ante la inminencia del desastre.

Por último, sorprende también la pobreza de la justificación gubernamental, ayuna tanto de argumentos como de retórica. Si esto es achacable a la pérdida de fuelle del ministro o de todo el gobierno es cuestión que queda para los analistas más avezados.

En este contexto, conviene destacar las recientes declaraciones del Presidente de UNESA pidiendo un Pacto de Estado sobre la energía, que debería abarcar la utilización de todas las tecnologías de generación, incluida la nuclear. Pactos de Estado en ésta y en otras materias se han reclamado en diversas ocasiones, desde diversos estamentos y organizaciones sociales, pero ésta es la primera vez que el sector eléctrico se manifiesta con semejante claridad.

Siendo clave como es la energía, su coste y seguridad de abastecimiento, para cualquier país pero especialmente para un modelo económico como el español, va siendo hora de que nuestro gobierno – al margen de esta lamentable decisión - deje de hacer brindis al sol, agarre el toro por los cuernos y demuestre sentido común pactando con la oposición un modelo energético razonable.