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La deuda, el opio del pueblo
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José Luis Pérez Estévez

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La deuda, el opio del pueblo

“El excesivo endeudamiento de la sociedad occidental de los últimos años era la única forma de mantener los altos niveles de vida disfrutados por la mayoría

“El excesivo endeudamiento de la sociedad occidental de los últimos años era la única forma de mantener los altos niveles de vida disfrutados por la mayoría de la población en una época en que la elite concentraba más y más riqueza”, comenta Ben Funnell en un artículo en el Financial Times. Llama a la deuda “el pequeño secreto sucio de la sociedad capitalista”.

 

Según datos de Société Générale, desde 1970, los ingresos ajustados a la inflación del quintil mejor pagado de la población subieron un 60%, mientras para el resto han caído un 10%. Sólo la familia Walton, dueños de los supermercados Wal-Mart, tienen más dinero que el tercio más pobre de la población de Estados Unidos, unos 100 millones de personas.

En pocas palabras, los beneficios del crecimiento económico de las últimas décadas han ido al bolsillo de los más ricos.  Para el gestor de GLG Partners, la razón por la que no se ha producido una revolución en toda regla ha sido el uso desmedido de la deuda. “Si no puedes ganarlo, toma prestado”, sería el lema. Cualquier paseo por los barrios obreros de Inglaterra, con sus BMW y sus casas con todo tipo de artilugios, es una muestra palpable de esto.

El invento de los asset-backed securities ayudó mucho en este proceso. Con agencias gubernamentales como Fannie Mae y Freddie Mac detrás, estos y otros instrumentos obligaban a unos tipos de interés artificialmente bajos, por el temor de que el coste de la deuda pusiera en peligro el consumo.  Se creó así una cadena viciosa que ha provocado la situación actual.

¿Cómo reducir la inmensa deuda (3,7 veces del PIB norteamericano) sin terminar de hundir la economía? Una forma es inflación, que aparecerá más pronto que tarde, lo que puede colocar en más aprietos al dólar como moneda reserva, poniendo más presión en los tipos de interés para defenderla.

¿Cuál es la alternativa? El problema es que no hay alternativa.  El capitalismo, como la democracia, es el menos malo de los sistemas. Será un proceso largo y penoso. Funnell surgiere aumentar la productividad a través de la innovación, con mejores planes educativos y de I+D. Y una mejor distribución de la riqueza. “Problemas estructurales demandan soluciones estructurales que van más allá de una legislatura”, termina el articulista, “necesitamos un consenso político que termine con los desequilibrios que han causado esta crisis”. Amén.

“El excesivo endeudamiento de la sociedad occidental de los últimos años era la única forma de mantener los altos niveles de vida disfrutados por la mayoría de la población en una época en que la elite concentraba más y más riqueza”, comenta Ben Funnell en un artículo en el Financial Times. Llama a la deuda “el pequeño secreto sucio de la sociedad capitalista”.