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Cuando todo esté más tranquilo, llegará el hachazo
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Vicente Varó

No Brain, No Gain

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Cuando todo esté más tranquilo, llegará el hachazo

En un debate reciente sobre si es el momento de entrar en el mercado, salir o todo lo contrario, uno de mis ‘conblogulios’ decía lo siguiente:

En un debate reciente sobre si es el momento de entrar en el mercado, salir o todo lo contrario, uno de mis ‘conblogulios’ decía lo siguiente: “Yo prefiero quedarme al margen de la irracionalidad actual y esperar a que le mercado se normalice aunque me pierda cierta subida.”.

 Me llamó la atención el comentario.  Y no por su estrategia de no entrar ahora, que puede ser tan buena como cualquier  otra, sino por los argumentos que daba. Esperar a que el mercado se racionalice, como le dije en mi respuesta, es como intentar ir a una playa levantina desierta en agosto. Simplemente no es posible. El mercado siempre es irracional en sus movimientos a corto plazo.

Pero también me llevó a recordar una anécdota que desde que la conocí se me quedó grabada: la del pavo en acción de gracias, que todos los que hayáis leído el Cisne Negro de Taleb conoceréis, pero que paso a resumir a continuación.

Imaginad un estadounidense que el día después de celebrar Acción de Gracias, va a una granja y compra un pavo para estar alimentándolo hasta el año siguiente. El primer día el pavo está tremendamente desconfiado y asustado. Le han sacado de su hogar y está temeroso de ese humano que se lo ha llevado en el maletero de un coche a casa le haga daño. Al darle el dueño de comer ese día, el animal picotea con miedo.

Al día siguiente, sin embargo, pasa a tener un poco menos de temor cuando ve que el humano le acerca otra vez la comida. Y al siguiente, un poco menos. Y así sucesivamente. Cada día que pasa, el pavo confía más en su dueño. Y más y más. Así, el día 364º es el que más confiado está. Y el 365º cuando está plenamente seguro del cariño que le tiene su amo… ¡Zas! Le cortan la cabeza.

Yo, el momento más tranquilo que recuerdo en los mercados es 2006. Ese año parecía que no había grandísimos riesgos, la volatilidad estaba por los suelos y, aunque ahora todo el mundo dice que ya entonces preveía la crisis, la realidad es que no dejaba de entrar dinero en renta variable. Era el momento en que más confiados nos sentíamos los “pavos” de los mercados. Lo ocurrido el año después no hace falta que lo cuente.

A principios de este 2009, sin embargo, estábamos como el pavo el día en que sale de la granja. Asustados, muy asustados, con caídas bestiales un día sí y al siguiente también, con una volatilidad que no se habría esperado en varios universos, sin embargo teníamos por delante muchos días de comida y cuidados.

Cuanta más normalidad vayan teniendo los mercados, menos adecuada será la inversión en renta variable, o mejor dicho, mayor probabilidad de llevarte un susto importante tendrás. Recuerdo que el año pasado le preguntaron a un jugador del Barça sobre su imponente racha de victorias y dijo algo como esto: “Cada partido que ganamos, estamos más cerca de llegar al partido en el que se romperá la racha”. Con esa psicología, sería un buen inversor.

En un debate reciente sobre si es el momento de entrar en el mercado, salir o todo lo contrario, uno de mis ‘conblogulios’ decía lo siguiente: “Yo prefiero quedarme al margen de la irracionalidad actual y esperar a que le mercado se normalice aunque me pierda cierta subida.”.