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Ellos ‘too fast’, nosotros ‘too furious’
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Vicente Varó

No Brain, No Gain

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Ellos ‘too fast’, nosotros ‘too furious’

Lo bueno de esta crisis es la cantidad de palabros y términos financieros que estamos aprendiendo. El último han sido las injustas flash orders, una de

Lo bueno de esta crisis es la cantidad de palabros y términos financieros que estamos aprendiendo. El último han sido las injustas flash orders, una de las operativas con las que más dinero han ganado los grandes inversores últimamente en Wall Street, aunque vamos a conocerlas casi cuando están a punto de ser prohibidas por la SEC.

El regulador de los mercados americanos anunció la semana pasada que intentará prohibir este tipo de operaciones. ¿Por qué? Porque en la práctica supone que quien tiene acceso a los  programas para operar de esta manera posee “información privilegiada”, en este caso de tipo técnica. Es decir, tiene acceso a datos que otros inversores no. ¿Y cómo lo hacen? Por pura velocidad.

Ésa es la gran ventaja de las órdenes relámpago o flash orders. Es una operativa en milisegundos, que resulta prácticamente invisible a los ojos del ser humano o bróker que está operando delante de una pantalla como lo ha hecho toda la vida, mirando la oferta y la demanda. Como puede resultar algo complejo de entender, voy a intentar explicarlo de manera muy sencilla, como lo hice el viernes en el blog de Unience.

Imaginemos que un valor que cotiza alrededor de los 10 euros y hay dos inversores siguiéndolo, uno que quiere comprar y el otro, vender. Cualquier operador que tenga acceso a una pantalla puede ver esta información y colocar una orden donde le plazca. Si ponen las órdenes a un precio fijado, ningún problema. ¿Pero qué pasa si nuestros dos amigos ponen una orden de venta y otra orden de compra por lo mejor?

Como, en ese caso, las operaciones se cerrarán en función de cómo se esté moviendo la acción y el precio no está fijado, si usted tiene la capacidad de ver los volúmenes a la compra y a la venta y  meter una orden en milisegundos se adelantará a la posición compradora y vendedora, de modo que al vendedor se las pagará más baratas y al comprador más caras. Puede que sean sólo unas décimas, pero en las cantidades que manejan los grandes inversores se trata de auténticos beneficios multimillonarios por operación.

Sin duda, esta explicación resulta algo simplista, ya que hay muchos detalles y factores técnicos que la diferencian del delito conocido como front running, en el que el bróker se beneficia de que conoce cómo viene la oferta y la demanda para lanzar sus propias órdenes. En las flash orders, la orden sí pasa por los distintos paneles y mercados, pero lo hace a una velocidad tan extraordinaria que resulta imposible ver.

Pensando en lo injusto de esta operativa, el otro día leí este comentario cargado de lógica de un forero de Cotizalia, Vengador Justiciero: “Esto es la vida misma. No se caza lo mismo si llevas un tirachinas que si llevas un bazooka”. Y lo que dice es verdad, pero precisamente por eso no está permitido ir con bazookas por ahí. Porque se cargarían la convivencia ciudadana en una tarde y se harían con el mando de la situación.

Hay que prohibir las flash orders para que el mercado no se convierta en una ciudad donde unos señores van paseando con bazookas y el resto se queda en sus casas sin moverse para no sufrir un cañonazo. Si ya queda poca confianza en los mercados, no la destruyamos más con estos símiles de manipulación. Si no se hace, la indignación contra la gran banca y los grandes inversores seguirá creciendo. Ellos seguirán siendo too fast y nosotros cada vez más furious.

Lo bueno de esta crisis es la cantidad de palabros y términos financieros que estamos aprendiendo. El último han sido las injustas flash orders, una de las operativas con las que más dinero han ganado los grandes inversores últimamente en Wall Street, aunque vamos a conocerlas casi cuando están a punto de ser prohibidas por la SEC.