Es noticia
Demasiado corazón… alcista
  1. Mercados
  2. No Brain, No Gain
Vicente Varó

No Brain, No Gain

Por

Demasiado corazón… alcista

La caída del viernes en los mercados pudo sorprender a muchos. Los resultados de Intel y JPMorgan habían sido buenos (aunque los del banco tenían algún

La caída del viernes en los mercados pudo sorprender a muchos. Los resultados de Intel y JPMorgan habían sido buenos (aunque los del banco tenían algún punto menos positivo); y cierto que había salido algún dato económico un poco peor de lo esperado, como el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan, pero también lo era que se había conocido alguno mejor de lo previsto, como el de actividad manufactura Empire State.

Pero la sorpresa no lo fue para todos. Quienes miran de cerca los distintos índices de sentimiento de mercado sabían que en las últimas semanas había demasiado corazón alcista entre los inversores, lo cual suele anticipar en ocasiones un descenso a corto plazo en las cotizaciones. Es decir, si todo el mundo está optimista es que todo el mundo ha comprado. Luego, ¿quién va a seguir comprando?

En la encuesta de sentimiento de mercado mensual que hacemos entre Unience y Morningstar (Hoy lunes se abre el plazo para responder a la de enero, en la que te invitamos a participar), ya vimos en diciembre una fuerte diferencia entre los alcistas y los bajistas. En concreto, un 40% eran alcistas, casi el doble de los que tenían una visión bajista, un 23%.

No es de extrañar que esta confianza todavía haya ido a más durante las últimas fechas, a raíz del buen resultado de las bolsas en los primeros días de 2010. Así lo reflejan las encuestas de sentimiento más seguidas en Estados Unidos, como la de la American Association of Individual Investor. La semana pasada el porcentaje de alcistas llegó al  47,4 por ciento, una de las lecturas más altas en el último año, mientras que los bajistas se quedaban en el 26 por ciento.

Y lo que es más importante, la media de esta encuesta en las últimas ocho semanas, que suaviza el efecto de las emociones a muy corto plazo que suscitan determinadas noticias, daba lecturas todavía más extremas. Aquí, los alcistas se elevaban al 43 por ciento, la cifra más elevada desde finales de junio de 2008, justo antes del gran desplome de los mercados que empezó aquel verano.

Además, la última encuesta de Intelligence Investor mostró, tal como mostraba Advisor en Unience, que el número de bajistas no era tan pequeño desde marzo de 1987. Tal como él mismo comentaba, “tras estos datos podemos preguntarnos si al mercado le quedan muchas fuerzas para seguir subiendo o si estamos necesitados de ciertos recortes para recuperar de nuevo a algunos bajistas”. Otras muchas estadísticas que se utilizan para medir el sentimiento de mercado ofrecían también lecturas sorprendes en las últimas semanas.

¿Llegará un recorte significativo en las próximas semanas o estamos tan sólo ante una necesidad de sacudir el árbol para que caigan de nuevo los más asustadizos? Está por ver. De momento, yo sigo sin tocar mi cartera y sin rebajar el peso de las acciones, porque creo que la recuperación está en marcha y que a los mercados aún les queda por avanzar, antes de caer significativamente. Pero esa es sólo mi opinión personal, que puede no valer para nadie más.

Eso sí, como he hecho cada vez que el mercado se ha acercado a estos niveles extremos de sentimiento, pienso seguir más de cerca los movimientos de los índices en las próximas semanas. De momento, hay que tener en cuenta que Wall Street y Europa están prácticamente en máximos anuales, y que ciertos recortes son lógicos y necesarios para tomar aire. Pero si estas caídas no asustan demasiado al gran público, el escenario de una corrección mayor ganaría fuerza.

La caída del viernes en los mercados pudo sorprender a muchos. Los resultados de Intel y JPMorgan habían sido buenos (aunque los del banco tenían algún punto menos positivo); y cierto que había salido algún dato económico un poco peor de lo esperado, como el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan, pero también lo era que se había conocido alguno mejor de lo previsto, como el de actividad manufactura Empire State.