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La bolsa sí tiende a reflejar la realidad de las empresas
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Vicente Varó

No Brain, No Gain

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La bolsa sí tiende a reflejar la realidad de las empresas

Con esta crisis, y sobre todo con la subida desde los mínimos de hace un año, se ha extendido impunemente la falacia de que las bolsas

Con esta crisis, y sobre todo con la subida desde los mínimos de hace un año, se ha extendido impunemente la falacia de que las bolsas no reflejan la realidad, que son una especie de mundo virtual plagado de especuladores salvajes que nada tiene que ver con la evolución de las economías y los beneficios empresariales.

Podemos entrar a discutir si efectivamente son mercados plagados de inversores extraordinariamente cortoplacistas (y me temo que tienen razón quienes lo defienden) o si las bolsas viven al margen del mundo económico, pero hay una evidencia: las bolsas sí reflejan la realidad de las empresas. O al menos tienden a hacerlo, como se puede ver en este gráfico.

Claro, me dirán algunos, pero con ese matiz de “tienden” haces trampa. De todos es sabido que, como dice el chiste, una cosa es tender a subir y otra es subir a tender. Es decir, que si algo tiende a hacer algo es que por la propia definición del término “tender” puede que haya momentos donde no lo haga.

Efectivamente, y ésa es la buena noticia para los inversores. Si no, rara vez habría oportunidades de conseguir rentabilidades interesantes en los mercados. El hecho de que el mercado vaya buscando ese ajuste a lo largo del tiempo entre beneficios y resultados, quizá sin lograrlo perfectamente nunca, deja sustanciosas oportunidades para inversores que sepan controlar sus emociones, que tengan nervios de acero.

La cosa está clara y es realmente simple. Si uno invierte en una gama variada de empresas con un buen equipo gestor y crecientes beneficios mirando a largo plazo, y sin agobios por el corto plazo, su cartera tenderá a ser un espejo de la evolución de los resultados de esas compañías.¿Quiero decir con esto que la bolsa siempre sube a largo plazo? ¿Que en mi opinión la mejor estrategia es comprar y mantener?

Son cosas distintas. Mi respuesta a la primera pregunta es que no, aunque entiendo a Bill Miller cuando dice que el gestiona su cartera pensando en que la economía crecerá porque eso sucede el 97% del tiempo (le oí decir en Londres hace un par de años).

Evidentemente la bolsa no siempre sube, ni aún a largo plazo. Ahí está el ejemplo de Japón y de este estudio que hace semana leí en un blog de un usuario de Unience. Ahora bien, no hagamos de la excepción regla: vale, la bolsa no siempre sube a largo plazo, pero sí sube más veces de las que baja (bastantes más). Es decir, si durante los últimos cincuenta años hubieses ido cogiendo periodos de 10, 20 o 30 años te habría ido muy, pero que muy bien en la mayoría de los periodos, a pesar del desastre de los mercados en la última década.

¿Y es la mejor estrategia comprar y mantener? En absoluto. Recurramos a nuestro amigo el sentido común, que nos dice que la mejor estrategia es comprar y mantener, pero sólo hasta que la acción se pague a un precio mayor del valor que tiene la compañía, que será el momento de vender. O bien, hasta que te des cuenta de que habías valorado mal la empresa y habías comprado a un precio superior a su valor, casos en los que deberás vender. Todo muy obvio, sí, pero casi nadie lo hace. ¿Por qué?

Desde mi punto de vista, por dos motivos: la dificultad que supone hacer una buena valoración de las compañías, con lo difícil que nos lo pone la incertidumbre, que es el apellido del futuro, y resistir a los miedos y las euforias. ¿Con eso tienes garantizado que no perderás dinero? No, desde luego, si no quieres riesgos tienes que irte a productos garantizados… Eso sí, si te dan más de un 3%, me avisas. 

Con esta crisis, y sobre todo con la subida desde los mínimos de hace un año, se ha extendido impunemente la falacia de que las bolsas no reflejan la realidad, que son una especie de mundo virtual plagado de especuladores salvajes que nada tiene que ver con la evolución de las economías y los beneficios empresariales.