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Las verdaderas dos Españas: la productiva y la no productiva
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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Las verdaderas dos Españas: la productiva y la no productiva

La mayor parte de este siglo se ha vivido a caballo entre el capitalismo de Estados Unidos y el comunismo de la URSS. En nuestro país,

La mayor parte de este siglo se ha vivido a caballo entre el capitalismo de Estados Unidos y el comunismo de la URSS. En nuestro país, en similar elección, se ha vivido en el brete con republicanos y nacionales, “rojos y fachas”. Yo me pregunto, ¿acaso eso importa ya? Todos tenemos ideas distintas, lo cual es algo positivo pues demuestra cierto proceso cognitivo por parte de la sociedad. Dado que existe el pensamiento siempre podremos trazar una línea y dejar a un lado a los unos y al otro a los otros. Siempre. Pero eso no quiere decir que debamos crisparnos por ello.

 

Esas separaciones se han convertido hoy en día en ciencia ficción, y no solo porque ahora sea el PSOE quien privatiza o el PP quien mejor representa los postulados del socialismo clásico. La línea imaginaria ha desaparecido porque hoy las cosas que nos unen son inmensamente mayores que las que nos separan. Hoy seguramente la primera cosa que le diría cualquier ciudadano que desea es la prosperidad, mirar al futuro y dejar un mejor mundo a nuestros hijos. Cualquiera. Busquemos cómo y aparquemos las diferencias.

 

Por ello debemos dejar de pensar como antaño, de esperar que cambiando los colores todo fluirá de repente. Lo mismo creían en la época de Cánovas del Castillo y Mateo Sagasta los sufridos ciudadanos cuando era simple cosmética. Si antes había pucherazo y caciques hoy vivimos la era de los vendedores de ideas y del marketing político, si antes el objetivo era rotarse en el poder repartiéndose el presupuesto hoy se crean políticos de profesión y enchufados afines sin oficio ni beneficio para el contribuyente. ¿Por qué no se escucha hablar de las listas abiertas si no?

 

Las verdaderas dos Españas que existen hoy en día no son la izquierda y la derecha, son la productiva y la no productiva. En el primer grupo podemos encontrar empresarios de bien que crean riqueza, trabajo, prosperidad o a trabajadores que cumplen cada día en su puesto. Incluso a amas de casa que permiten que todo siga girando, incluso a ONGs que dan de comer a quien no puede permitírselo. No es el dinero, es el bien que generas a otras personas. Por la contra en la segunda España encontramos a quien no produce nada positivo, en algunos casos porque no tiene la oportunidad y en otros porque no quiere. Comprensible el primero, desastroso y reprobable el segundo.

 

Supongo que la mayoría estaríamos de acuerdo en echar una mano a quien por mala fortuna o por mala coyuntura está pasando una mala racha, a todos nos puede pasar y la empatía hace que salga nuestro lado humano. Incluso en apoyar causas que creemos convenientes a golpe de talonario. Pero un caso bien distinto es quien se aprovecha de esta situación estafando la ayuda o la subvención, quien malversa recursos, actuaciones que están desgarrando nuestro sistema. Asimismo éstos conviven con quien usa su influencia en cambiar la meritocracia por la dedocracia, especialmente en los lindes públicos. En definitiva gente que en lugar de hacer algo productivo se dedica a desmontar el sistema, que en vez de usar el intelecto para el bien lo usa para la triquiñuela, gente que vive a costa de los impuestos cuando el más solidario y el más socialdemócrata no les daría un duro. Esto es lo que hay, discutir de ideologías mientras ocurre es perder el tiempo.

 

Lo peor de todo, y por eso estamos como estamos, es la desmotivación que todo ello produce, provocando que cada vez queramos ser más “no productivos” porque se saca más tajada. Es eso, aplicando la versión más española del “quien tiene un amigo tiene un tesoro”, o te largas. Y no puede ser. No puede porque eso es la condena a la pobreza y también por dos motivos que les explico a continuación.

 

El primero es que la solución está en nuestras manos. A los vendedores de ideas y amantes del marketing político hay que enviarles una señal clara e inequívoca, “no más”. No más dispendio, no más corrupción, no más enchufes ni amiguismos, no vamos a tolerarlo ni a convivir con ello. Si ejerciésemos nuestra responsabilidad democrática y ciudadana de denunciar otro gallo cantaría, porque un país sin ética es un país abocado al fracaso, un país que no se fía de sus semejantes es un país sin el germen del futuro. Demostremos qué somos, exijamos honradez por encima de todo. Si además de ello conseguimos llegar a un consenso sobre las reformas necesarias y hablar con una voz seríamos la envidia del mundo.

 

Lo segundo es que España aún es próspera. Ciertamente está muy mal y la situación es acuciante, pero no nos creamos eso de que somos el último muñeco roto del cajón porque no es verdad. Me gustaría compartir con los lectores una imagen, la imagen que me ha hecho escribir estas líneas, la imagen que demuestra que España puede llegar incluso a vencer a Alemania en su propio terreno: las exportaciones.

 

 

Observen con atención la línea que está por encima de todas las demás, observen con atención la línea rosácea que avanza sin prisa pero sin pausa. Observen con atención porque representa a España. Somos el país de la gráfica que más cuota de mercado ha ganado en exportaciones desde la entrada del euro, ni el vino francés, ni el diseño italiano ni la industria alemana, España. Eso es solo una pequeña muestra de lo que puede hacer la mitad productiva si la dejan, no solo salir adelante sino también ocupar un lugar meritorio. Ciertamente no seremos tan ricos como nos creíamos, pero al menos conservaríamos la dignidad, característica que parece que hemos perdido con cuatro frases venidas del extranjero.

 

No existen países pequeños. La grandeza de un pueblo no se mide por el número de sus habitantes, como no se mide por la estatura la grandeza de un hombre.

 

Víctor Hugo. 

 

 

La mayor parte de este siglo se ha vivido a caballo entre el capitalismo de Estados Unidos y el comunismo de la URSS. En nuestro país, en similar elección, se ha vivido en el brete con republicanos y nacionales, “rojos y fachas”. Yo me pregunto, ¿acaso eso importa ya? Todos tenemos ideas distintas, lo cual es algo positivo pues demuestra cierto proceso cognitivo por parte de la sociedad. Dado que existe el pensamiento siempre podremos trazar una línea y dejar a un lado a los unos y al otro a los otros. Siempre. Pero eso no quiere decir que debamos crisparnos por ello.