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Incluso los países más “sólidos” tienen desequilibrios
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Kike Vázquez

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Incluso los países más “sólidos” tienen desequilibrios

En un mundo como el actual, marcado por el temor y la incertidumbre, cuesta encontrar países que se sientan cómodos con sus cifras macroeconómicas. Pero los

En un mundo como el actual, marcado por el temor y la incertidumbre, cuesta encontrar países que se sientan cómodos con sus cifras macroeconómicas. Pero los hay. Un ejemplo es Australia, a quien Fitch otorgó el pasado lunes 28 de noviembre la codiciada “AAA” coincidiendo con un crecimiento del PIB mayor del esperado, S&P y Moody’s ya le habían concedido con anterioridad dicha nota. La baja deuda pública del 26% del PIB y su controlada inflación son argumentos de peso para que entren en el selecto club de la máxima calificación, al menos según Fitch.

 

Ciertamente mirando al PIB no veremos nada raro, todo lo contrario, dos décadas de crecimiento ininterrumpido y ser uno de los pocos lugares del mundo que no entró en recesión en la presente crisis los avalan. Lo mismo para la inflación o el desempleo, dos ratios ampliamente seguidos que tampoco muestran ningún síntoma extraño. La primera ronda unos valores que no servirían a Trichet, pero casi, y el segundo se sitúa en torno al 5%, algo que podríamos considerar pleno empleo. Lo que suele decirse un país “Champions League”.

 

¿Será Australia el “safe haven” que los inversores están buscando? Trataré de explicar porque yo no lo veo así. Los presentes resultados son en un alto porcentaje fruto de la “voracidad asiática” por las materias primas. El buen comportamiento del PIB o el bajo desempleo se explican fundamentalmente por su fuerte sector minero, tanto por la exportación como por la inversión necesaria, el día que por algún motivo la demanda disminuya deberán buscarse un nuevo modelo de negocio con los contratiempos que ello conlleva. Como sabrán aquellos lectores habituales de la sección, soy muy partidario de tener cautela con China, no obstante esta entrada no va de eso.

 

Si algo me preocupa no es que haya más o menos demanda de materias primas, lo que llama poderosamente mi atención es el profundo desequilibrio que presenta el balance de su economía. No por deuda pública, no por inflación, no por desempleo… por deuda externa, el más sencillo indicador. Según el FMI, a finales de 2010, tenían una posición deudora internacional (contabilizando deuda y activos) de -795 mil millones de dólares estadounidenses, aproximadamente un 65% de su PIB. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la economía está pidiendo dinero prestado para crecer y, ya que no es el gobierno quien se está endeudando, tenemos que ir a la otra parte de la ecuación. La economía privada es quien está con el agua al cuello, tanto que su desequilibrio solo es comparable en el mundo desarrollado a la periferia europea.

 

Hagamos memoria ciudadanos españoles, nuestro país disfrutó en la última década de una baja deuda pública, de una inflación controlada y de gran crecimiento. Estábamos en la “Champions League” de la economía pero era gracias a un dinero prestado que había que devolver, cuando los acreedores vieron que el barco se frenaba y que su dinero estaba en peligro todo saltó por los aires. Game over. ¿Puede pasar algo así en el feliz país de los simpáticos canguros? Hay una buena y una mala noticia. La parte buena es que disponen de banco central, algo que últimamente parece la solución a todos los problemas, y que por tanto debería ayudarles. La parte mala merece una explicación pormenorizada.

 

La cuenta corriente, los tipos de interés y el tipo de cambio son tres de las variables fundamentales para entender la posición internacional. La cuenta corriente explicará el aumento o la disminución bruta de la posición internacional, mientras que ajustándola con las otras dos variables obtendremos la variación neta. Pero hay algo si cabe aún más importante, y es que, si bien unos países deben más que otros, no todos pagan lo mismo por su deuda, y he aquí el “quid” de la cuestión.

 

En este caso, más que en el porcentaje neto sobre PIB (2 - 3%), me gustaría centrarme en la capacidad que tiene su balanza de pagos para revertir dichas rentas.

 

 

Miren la gráfica, en azul las exportaciones, en rojo las importaciones, los períodos no son año natural sino de junio a junio (es decir, 2011 sería hasta junio de 2011). ¿Puede la línea azul superar a la línea roja en, digamos, 50.000 millones de dólares? ¿Y sin la demanda actual de materias primas y agricultura que supone más del 50% de sus exportaciones? Lo pregunto porque su balanza de rentas tiene a junio de 2011 un déficit de 53.613 millones, esa cantidad junto con los -6.790 millones de déficit en servicios es la que deben compensar para empezar a reducir su deuda externa en lugar de ampliarla. Bien es cierto que de dicha cantidad habrá factores como los dividendos que puedan evitarse, pero otros como son los intereses de la deuda no, y a junio de 2008 se calcula que dicho factor eran unos 28.000 millones.

 

¿Qué quiere decir todo esto? Australia es un caso paradigmático, es un lugar que desde el año 1964 no ha generado nunca una cuenta corriente positiva, esto es, ha ido aumentando su deuda progresivamente desde entonces. Para muchos esto no quiere decir nada, mientras dicho crédito vaya a la empresa privada y genere riqueza no hay peligro puesto que se podrá devolver. Lástima que tengamos ejemplos como España que muestran que no siempre es así, a veces la inversión falla y si los inversores se ponen nerviosos (por estar en una moneda con problemas como el euro o por lo que sea) se produce una crisis. Australia ha ido generando poco a poco una deuda exterior que actualmente se sitúa en niveles muy peligrosos, tanto que los propios intereses de dicha deuda hacen que sea muy complicado revertirla.

 

Partiendo de este punto pueden pasar dos cosas, que consigan un gran superávit comercial revirtiendo su balanza de rentas, algo que no ha pasado en más de 45 años, o que no lo consigan. Si no lo consiguen su deuda irá creciendo paulatinamente y llegará un punto en el cual la economía se sentirá ahogada por los intereses o los inversores se pondrán nerviosos y dejarán de financiarlos. Una cerilla encendería la mecha, pero todo estaría preparado para ella. Teniendo en cuenta la historia y la experiencia propia, un problema con la deuda externa pondría a la banca en serios apuros, el gobierno interviene y se produce una crisis soberana.

 

Aquí es cuando entra eso de que en Australia tienen un banco central, sí pero…

 

 

… la mayor parte de la deuda no está en dólares australianos sino en divisa extranjera. Y…

 

 

… teniendo en cuenta que sus bancos poseen la inmensa mayoría de esa deuda externa, se producen los ingredientes perfectos para una crisis. Y es que además más de la mitad del montante está denominado a corto plazo.

 

Hay matices, ya que en este caso más del 90% de las empresas usan coberturas para sus operaciones con divisas, lo que nos aleja de la crisis "típica". Además, tener la mayor parte de la deuda en divisa extranjera no es lo mismo que tenerla toda o prácticamente toda, puesto que vendiendo activos foráneos puede amortiguarse la situación. A pesar de ello, noticias como la bajada de rating de S&P a los bancos australianos deben seguirse de cerca.

 

Desde luego en economía no hay dogma de fe y esta es una cuestión muy compleja, principalmente porque no podemos adelantarnos a los acontecimientos ni saber qué hará la gente o cómo reaccionarán las autoridades. Pero lo que sí puede observarse es que poseen una gran deuda externa (también una posición de inversión internacional deudora) y que pagan una gran cantidad de intereses por ello, tanto que parece difícil revertir la situación. Todo puede ir bien, puede, pero también podría pasar algo en China o cualquier otra circunstancia, y en dicho escenario todas las miradas se dirigirían a ellos. La desconfianza es la gran enemiga de la deuda. A partir de ahí, una economía endeudada en divisa extranjera y una banca tremendamente expuesta harían el resto.

 

Su ratio de inversión sobre PIB es muy similar al español antes de nuestra crisis, y hay que decir que, si bien la minería es un factor muy importante, no es la historia al completo. La deuda de los hogares ha aumentado más en Australia que en Estados Unidos o Reino Unido en los últimos 20 años levantando unas razonables sospechas de burbuja inmobiliaria. De hecho la deuda actualmente es superior a dichos países con respecto al PIB. No es sencillo saber qué pasará con China, con las materias primas, si sufren o no una burbuja inmobiliaria, pero cuando escucho a J. Taylor de FX Concepts, el mayor hedge fund de divisas, decir que las cosas no suben para siempre, que la actual situación puede hacer en la economía australiana un “gran agujero” por su dependencia de las materias primas y que China no será su salvación pues… pienso, miro las cifras, sigo reflexionando, y me preocupo.

En un mundo como el actual, marcado por el temor y la incertidumbre, cuesta encontrar países que se sientan cómodos con sus cifras macroeconómicas. Pero los hay. Un ejemplo es Australia, a quien Fitch otorgó el pasado lunes 28 de noviembre la codiciada “AAA” coincidiendo con un crecimiento del PIB mayor del esperado, S&P y Moody’s ya le habían concedido con anterioridad dicha nota. La baja deuda pública del 26% del PIB y su controlada inflación son argumentos de peso para que entren en el selecto club de la máxima calificación, al menos según Fitch.