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¿Y si invertimos en materias primas?
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Kike Vázquez

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¿Y si invertimos en materias primas?

Uno de los activos más odiados puede ser el que más alegrías dé a los inversores en 2016. Según El-Erian, las materias primas podrían ofrecer altos retornos a medio y largo plazo

Foto: Cátodos de cobre en la fundición de la mina Chuquicamata. (EFE)
Cátodos de cobre en la fundición de la mina Chuquicamata. (EFE)

Me encantan los artículos que dicen lo opuesto a lo que el sentido común indica y, paradójicamente, tienen lógica. Es el caso de la última intervención del mediático El-Erian en el 'Financial Times' ('Commodity exposure in 2016 requires care', 04-01-16), en donde, a pesar de lo que podría parecer por el título, se defiende que, en este año que acaba de entrar, podrían surgir grandes oportunidades de inversión en las materias primas. ¿Fluirá el amor en el activo más odiado?

La afirmación es, como mínimo, controvertida. Muy controvertida. En 2015, el desplome de algunos activos, véase el petróleo, el cobre o casi cualquier materia prima, ha sido sangrante y ha dejado a muchas carteras tiritando. ¿El motivo? Una confabulación de la oferta y la demanda, con mayor producción y frenazo de los emergentes, especialmente China.

A pesar de ello, muchos inversores se ven tentados por aquellos activos que más han sufrido, ya que estos pueden ofrecer retornos muy tentadores si se produce 'la resurrección'. En el caso de las materias primas hay un aliciente adicional, y es que presentan un comportamiento que tiende a cíclico y, por tanto, si ahora se estrellan de bruces contra el suelo es posible que en algún momento del futuro hagan lo propio subiendo. Solo hay que 'comprar el suelo', ¿fácil, no? (nótese el tono irónico).

Es muy fácil comprar un activo odiado, lo que no es tan fácil es comprar cuando el odio es 'máximo' evitando posteriores pérdidas del 10, 20... 50%, o incluso el 100% en caso de quiebras o fraudes. En el caso de las materias primas, tenemos la ventaja de saber que no quebrarán (salvo que compremos empresas para exponernos, en cuyo caso el riesgo es el mismo), pero lo que sigue siendo igualmente complicado es acertar con el punto de inflexión.

'A priori'. las materias primas a largo plazo deberían mostrar un comportamiento similar a la inflación, salvo escenarios poco probables (por ejemplo, el fin del petróleo sin encontrar un sustituto, o lo contrario, que dejemos de usar petróleo). Si bien su comportamiento no es lineal, dándose momentos con profundas caídas en el precio, generalmente por sobreoferta y posteriores subidas cuando deja de ser rentable su producción y se produce una consolidación del sector por falta de rentabilidad. Ahí nuevos actores entran a producir, disminuyendo el precio, sobrecapacidad, etcétera. El ciclo sigue una y otra vez.

Fácil, ¿no? Comprar abajo y vender arriba. Pues bien, he aquí una gráfica histórica del CRB, uno de los índices más antiguos del sector. Hasta mediados del siglo XX, todo según lo previsto, pero ¿qué habrá sido del inversor que se puso corto en los años setenta esperando la reversión a la media? ¿Qué le habrá pasado al inversor que en la década pasada no haya tenido en cuenta el auge de China? ¿Dónde está realmente el suelo, en los mínimos de los últimos 50 años o en los mínimos históricos?

Esta gráfica en concreto es una extrapolación histórica, pues el CRB comenzó a elaborarse en el año 1957, por ello debemos tomarla con cautela. Ahora bien, creo que ejemplifica bastante bien que eso de comprar suelos y vender máximos es de todo menos algo obvio. Cuidado. No por haber caído mucho estamos ante una buena compra (de hecho, hay quien afirma ya que se ha acabado la era del 'buy the dip' y estamos entrando en la del 'sell the rally'). Las gráficas dicen poco si no entendemos los fundamentales que hay detrás.

Planteada la controversia y explicado lo arriesgado del comentario de El-Erian, vamos a ver qué dice exactamente el inversor. En el mentado artículo del 'Financial Times', defiende que este año se verán los mínimos en numerosas materias primas, ya que en los próximos meses existirán múltiples ocasiones para entrar. De hecho, no recomienda entrar en índices sino en compañías concretas a buen precio (por tanto, gestión activa) para evitar una volatilidad que podría ser demasiado acusada. Además, se trata de una estrategia a años vista, por lo menos de cinco a siete años.

En concreto, ve oportunidades en empresas que han cogido el ciclo con el pie cambiado y ahora se ven obligadas a reducir su endeudamiento vendiendo activos muy baratos. Claro que, ¿cómo comprar dichos activos? Probablemente la forma será mediante vehículos especializados ('hedge funds' y compañía), por lo que teniendo en cuenta esto y lo anterior, no estamos ante una estrategia para todos los públicos.

Obviemos esto último por un momento, al fin y al cabo no sabemos qué oportunidades surgirán para los inversores minoristas, ¿tiene la estrategia sentido? Pues, aunque parezca una locura, comprar materias primas en 2016, si los precios siguen cayendo como lo están haciendo, tiene sentido si nuestro horizonte temporal es muy largo. Aquellos inversores que sean profundamente 'value' quizá deban planteárselo.

Ahora bien, así como la idea es atractiva, en mi opinión los fundamentales son la clave. No por mucho caer un activo va a dejar de hacerlo: el secreto está en detectar el punto de inflexión, descubrir los potenciales catalizadores de un cambio en la oferta y en la demanda. Y es aquí cuando me surgen las dudas. Creo que 2016 será especialmente incierto en el crecimiento, con dudas no solo en los emergentes sino también en las economías desarrolladas. ¿Ha pasado lo peor o aún nos quedan importantes nubarrones por delante?

Creo que existe demasiada incertidumbre como para plantearse ahora mismo esta estrategia. Brasil está inmerso, según algunos analistas, en la peor recesión en un siglo; China está débil y puede convertirse en un polvorín para los mercados; las economías occidentales han tocado techo (lo cual no quiere decir nada malo, solo que probablemente crezcan menos, y de hecho la eurozona es incluso esperanzadora)... Una idea atractiva, ¿en el momento equivocado? Lo seguiremos en el futuro, ya que El-Erian fue uno de los pocos que acertaron con su apuesta por el 'cash', veremos si esta será su próxima diana... o si se estrellará como, paradójicamente, lo hacen ahora algunas materias primas.

Me encantan los artículos que dicen lo opuesto a lo que el sentido común indica y, paradójicamente, tienen lógica. Es el caso de la última intervención del mediático El-Erian en el 'Financial Times' ('Commodity exposure in 2016 requires care', 04-01-16), en donde, a pesar de lo que podría parecer por el título, se defiende que, en este año que acaba de entrar, podrían surgir grandes oportunidades de inversión en las materias primas. ¿Fluirá el amor en el activo más odiado?

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