Multas y sanciones

El Banco Central de Irlanda acaba de multar al Banco Ulster (filial irlandesa del Royal Bank of Scotland) a pagar una multa de casi 2 millones de euros. El motivo se debe fundamentalmente al incumplimiento de requerimientos mínimos de capital y liquidez.

La noticia carecería de mayor interés si no fuera por la reacción del banco. Por primera vez, al menos que yo sepa, una entidad ha impuesto medidas disciplinarias y sanciones a las personas implicadas en las decisiones directas de mantenimiento de los requerimientos mínimos, incluyendo disminuciones de salario y de bonus. Que cunda el ejemplo.

Con respecto a las multas, pues ya lo decía Warren Buffet… “solo cuando la marea baje, sabremos quien se bañaba desnudo”, y en este caso nadie se había puesto el bañador. El tema ya lleva en el punto de mira de los inversores durante un tiempo, y es que por tierras anglosajonas ha habido escándalos muy sonados.

Primero el tema del PPI. Básicamente se trata de pólizas que ayudan al repago de préstamos en caso de enfermedad o desempleo, un producto que en principio puede ser útil, pero que resultó en una venta agresiva -y chapuza- por parte de las entidades. El escándalo ha resultado en pagos y sanciones cercanos a los 16.000 millones de libras, a repartir entre los principales bancos británicos, y contando.

Otro caso reciente es la venta de productos derivados de tipos de interés (básicamente swaps, caps y collars) a pequeñas empresas que tenían préstamos con la entidad, justo en el periodo anterior a la crisis, antes de que los tipos de interés bajasen a los niveles actuales. Las quejas no tardaron en llegar y las principales entidades financieras (Barclays, HSBC, Lloyds y RBS) llegaron a un acuerdo con el regulador británico para recompensar a los compradores por las pérdidas existentes. Más tarde, otras entidades más pequeñas, incluyendo la filial del Santander, se unieron al acuerdo.

El escándalo del Libor, donde Barclays fue multado con 290 millones de libras en junio, también ha sido un caso sonado de manipulación de mercado. Otras entidades también están siendo investigadas.

Finalmente, hace tan solo unos días, se conoció la multa impuesta a UBS (30 millones de libras) por no tener los controles adecuados para evitar perdidas masivas en las posiciones de ETF tomadas por Kweku Adoboli.

A estas alturas, la moda de imponer sanciones a entidades financieras no se han extendido en nuestras tierras. Casos merecedores de una buena investigación no faltan: déficits de capital, venta de preferentes y subordinadas, hipotecas, depósitos estructurados…

A pesar de los requerimientos impuestos por la MiFid -¿a quién no le han hecho el dichoso cuestionario?--, no me queda muy claro cómo se enmarcan estos casos bajo el actual marco legislativo -no soy un jurista-, y si los organismos supervisores tienen los poderes necesarios para imponer dichas sanciones.

En cualquier caso, se me ocurren buenos usos del potencial dinero recaudado: pago de intereses de la deuda, del rescate, o incluso ayudas para emprendedores. John Pelletier, proponía recientemente en MarketWatch la idea de crear una agencia de educación financiera con este dinero. Algo así no vendría nada mal por estos lares, aunque habría que pensárselo dos veces antes de crear más organismos públicos, que no esta el horno para bollos.