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Enrique Roca

Pon tu talento a trabajar

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Historias financieras caseras

Una de las frases más inteligentes que he leído es: cada inversión que haces viene con una lección incorporada, tu objetivo es aprender dicha lección e

Una de las frases más inteligentes que he leído es: cada inversión que haces viene con una lección incorporada, tu objetivo es aprender dicha lección e intentar pagarla solo una vez.

Cuando la inversión termina bien, es decir en beneficios, nos olvidamos. Es lo malo de las inversiones rentables positivas, que te crees que lo has hecho todo bien (descartando que a veces el azar influye) y nos creemos los más listos. Incluso dichas inversiones hay que examinarlas.

Los gestores (salvo el genio de las finanzas, un tal Bárcenas) analizan periódicamente dónde y por qué han fallado para sacar elementos comunes que mejoren su trabajo, pues las pérdidas son un pago por la lección y hay que considerarla como una inversión o coste de aprendizaje.

Yo valoro que algún buen gestor me explique pormenorizadamente sus errores, como hacen entre otros Bestinver y Alberto Espelosín.

He aquí alguno de los míos y las conclusiones:

a) A mediados de los años noventa, mi querida esposa me planteó el dilema tan común: o reformamos el piso o nos mudamos. Aunque en principio usé la táctica marianista de dejar correr el tiempo, al final tanto insistió que tuve que aplicarme.

Estudié la situación macro, el precio de la vivienda, los índices de esfuerzo fiscal, la posible evolución de la demanda. Para ello nada mejor que leer las revistas especializadas de la banca de inversión, hablar con varios amigos analistas del sector, etc.

La conclusión fue clara: me parecía que la vivienda estaba sobrevalorada y, por tanto, no solo vendí las acciones de todas las inmobiliarias (incluida Metrovacesa y Bami), sino que opté evidentemente por la reforma de la vivienda.

Desgraciadamente para mí, nuestro entorno tomó la solución opuesta y empezó a comprar pisos. No recomiendo la sorna cariñosa con la que todos los meses obsequiaban al experto financiero (supuestamente el que les escribe), hablando de la revalorización instantánea e infinita de la compra o de la opción de compra.

Me empeciné los siguientes años en pensar que los pisos estaban caros y no encontraba explicación a la subida de los mismos (o no quería encontrarla) hasta que M. José, amiga y directora de sucursal bancaria, me comentó la montaña de préstamos hipotecarios pendientes de resolución en el sistema y la historia que se escondía detrás de este fenómeno.

A mediados de los 2000, mis hijos se casaron y quien no compró pisos en los 90, acabó por ayudar a hacerlo por más del doble en los 2000. Mientras yo compraba (pues carecía de fuerza moral), seguía pensando lo mismo. Alguno de mis amigos gestores vendió el suyo y lo invirtió bolsa.

Varios son los errores cometidos: vivir enclaustrado en un castillo teórico, no pisar la calle, no hablar con todos los agentes intervinientes en el mercado, empeñarme al principio en que el equivocado era el mercado y no yo, lo que me impidió ser suficientemente flexible, etc.

Pero los principales son no ver los flujos (verdadero motor del mercado muchas veces), no anticipar la mejora de la economía y hacer un análisis estático de la misma, no planificar la compra a medio plazo, porque evidente que dado el entorno en que me muevo algún día lo tendría que hacer (¿ausencia de comunicación económica en el matrimonio?), estar enamorado de una única clase de activo (la bolsa) y querer adivinar algo tan difícil como el momentum idóneo y no fijarme una banda más ancha de precios de compra, ya que nadie sabe cuánto pueden durar las burbujas.

b) Otro craso error sucedió  por no filtrar la información de un famoso periodista económico muy relacionado con medios alemanes (la bolsa negociaba 3000 millones de pesetas diarios),con el que intercambiaba frecuentemente opiniones:

 Vendí a crédito (más o menos como estar corto) 500 acciones a 450 enteros (1 entero=1 duro=5 pesetas) de una empresa que perdía unas cuantas decenas de millones de pesetas al mes.

Cuál no sería mi sorpresa cuando la semana siguiente empezó a aparecer dinero sin operaciones (no se cruzaban operaciones por falta de vendedores) subiendo los precios sin parar.

Intenté obtener por aquel entonces información y lo primero que encontré es que el presidente era un exministro y en las casas de valores de entonces (los bancos de inversión de hoy en día) nadie conocía lo que sucedía.

Al final, después de estar quince días sin dormir (cotizaba a 1200 enteros y perdiendo sobre el papel más un millón de pesetas del 87), obtuve una respuesta creíble: había más acciones vendidas a crédito que free-float de la empresa y el consejo de administración, sabedor del movimiento accionarial, empezó a poner dinero para comprar a mansalva para subir el precio, pero sin que se cruzaran operaciones, ya que los posibles vendedores eran ellos. Yo tenía que recomprar para neutralizar la operación, ya que el crédito vencía y entonces aún se devolvían los préstamos, máxime si eres un ciudadano de a pie y no son muchos miles de millones.

Semanas después, la Junta Sindical “atendiendo a las circunstancias excepcionales acordó cancelar las ventas a crédito de dicha empresa convirtiéndose las mencionadas pérdidas potenciales en reales. La acción bajó a 125 enteros como consecuencia de la mala marcha de la empresa y de una de esas crisis periódicas bursátiles.

Aquí también hay varios fallos: desde no ver la liquidez de un valor (free-float), pasando por la falta de conocimiento de la composición accionarial del Consejo de Administración, ausencia de diversificación, etc.  Pero el principal fue no reconocer que cuando una noticia privilegiada llega a ti, inversor de a pie ya es conocida por todo el mundo.

Y esto ocurre actualmente cuando algún que otro gestor comunica a todo el mundo lo barato que está tal o cual mercado o alguna acción en particular y que estamos al principio de la subida, lo cual aprovecha para vender.

Examine la liquidez del instrumento donde invierte, tenga cuidado en los productos, bien sea ETFs o fondos cuyo patrimonio sube exponencialmente por la acción de unos pocos inversores, pues quizás la puerta de salida sea demasiado estrecha y esto lo saben muy bien los fondos de pensiones sudamericanos que producen fuertes oscilaciones en los ETFs.

Desde entonces, invierto en los grandes fondos si están bien gestionados, pues además al entrar nuevos flujos, los activos  ya en cartera se revalorizan, ya que el gestor tendrá la tentación de comprar más cantidad de los mismos (que ya conoce), pero también de tener participaciones en fondos más pequeños, dónde es más fácil tener una comunión de intereses y este problema es menor, no sea cosa que volvamos a tener los famosos problemas de liquidez que periódicamente afectan a los mercados y que obligan a malvender.

Una de las frases más inteligentes que he leído es: cada inversión que haces viene con una lección incorporada, tu objetivo es aprender dicha lección e intentar pagarla solo una vez.