Es noticia
Kuroda no debería jugar a ser Greenspan
  1. Mercados
  2. Pon tu talento a trabajar
Enrique Benito

Pon tu talento a trabajar

Por

Kuroda no debería jugar a ser Greenspan

La semana pasada Haruhiko Kuroda, el nuevo gobernador del Banco de Japón (BdJ), anunciaba el mayor estímulo monetario de la historia desatando la mayor caída del

La semana pasada Haruhiko Kuroda, el nuevo gobernador del Banco de Japón (BdJ), anunciaba el mayor estímulo monetario de la historia desatando la mayor caída del yen desde 2008. Para hacerse una idea de la magnitud de la medida, el BdJ tiene previsto gastar mensualmente el equivalente al 1,4% del PIB nipón en compras de bonos, frente al 0,6% de PIB americano que la Fed viene gastando. 

El Banco de Japón adoptó un objetivo de inflación del 1% el año pasado. Junto con el nuevo estímulo, se anuncio que el objetivo se incrementaría al 2%. Hace unas semanas ya comenté en este espacio las dificultades del Banco de Inglaterra en mantener la inflación en niveles cercanos al objetivo, y la posición poco ortodoxa que su futuro gobernador, Mark Carney, tiene al respecto.

Merece la pena comparar los dos casos, asumiendo el riesgo de críticas por comparar peras y manzanas. Está claro que el caso japonés es diferente al del Reino Unido. Mientras que el primero se caracteriza por una marcada deflación – bajada de precios generalizada– durante las últimas tres décadas, el Banco de Inglaterra esta mas preocupado por una posible estanflación –la economía se estanca, pero los precios suben–. 

Sin embargo, si nos basamos en el cumplimiento del objetivo de inflación, empiezan a aparecer similitudes. El siguiente gráfico, cortesía de Trading Economics, muestra la tasa de variación mensual del índice de precios nipón desde enero de 2011 (el objetivo se implementó en Febrero de ese año). Aunque una ligera tendencia alcista parecía que las inyecciones de dinero funcionaban y que el objetivo marcado seria alcanzable, el índice no ha dejado de bajar desde mediados del ano pasado, alejándose del objetivo de inflación, y desinflando cualquier expectativa generada.

 

Los experimentos de Japón con las políticas expansivas en el pasado no han dado buenos resultados, como recordaba Victor Alvargonzález hace unos días. Fué Paul Krugman uno de los primeros en sugerir, a finales de los 90, que Japón debía adoptar un objetivo de inflación para afrontar lo que luego se acuñó como la famosa década perdida.

En principio la idea de establecer un objetivo de inflación creíble, –repito, creíble –, tiene sentido. La idea es garantizar la independencia y transparencia del Banco Central y señalar que los estímulos no serán temporales: las palabras se las lleva el viento, el objetivo está para quedarse.

Pero Kuroda sabe que alcanzar y mantener un nivel próximo 2% es prácticamente imposible, al menos en los dos años que se ha marcado como plazo para cumplirlo. El caso del Reino Unido, de nuevo, nos recuerda lo inefectiva que puede ser una política monetaria expansiva cuando su impacto marginal es prácticamente nulo –nótese que el BdJ lleva inflando su balance desde 2001–. Esto no quiere decir que estas medidas no sean útiles o necesarias. Cuando el coche se queda sin batería, un empujón ayuda, pero no cuando el freno de mano está echado.

Y tampoco podemos conducir el coche a empujones. El nuevo estimulo del BdJ parece más comprometido con financiar a su gobierno (no olvidemos que Japón arrastra el mayor déficit publico del G-20 en relación a su PIB) y promocionar las exportaciones (Japón importa deflación vía importaciones chinas) que con la implementación de medidas estructurales a largo plazo que generen confianza y consoliden la senda alcista que su demanda domestica lleva experimentando durante los últimos dos años. En el mejor de los casos se distorsiona la curva de tipos, y en el peor, se termina con una burbuja, llámenla inmobiliaria, subprime, dotcom ó baburu keiki.

Y trabajo por hacer no falta. Stephen King, economista jefe de HSBC, señalaba recientemente en un magnifico post el papel clave que factores como el envejecimiento, políticas restrictivas de inmigración, o la dificultad de acceso de las mujeres al mercado laboral, han tenido durante décadas en la productividad y el crecimiento de Japón (FT, Kuroda follows the path of Volcker and Greenspan, 04-04-2013). 

Me viene a la mente una cena con un buen amigo tokiota que trabaja en la City, en una conocida agencia de noticias americana. No tardó mucho en mencionar lo difícil que sería regresar a Japón y encontrar trabajo en el sector con una empresa foránea en el currículum, y el deshonor que puede suponer socialmente. 

Y éstos son los factores que requieren atención urgente y una política activa. Esperemos que Kuroda reconsidere su posición en los próximos meses, como ya hizo Carney en su día.

La semana pasada Haruhiko Kuroda, el nuevo gobernador del Banco de Japón (BdJ), anunciaba el mayor estímulo monetario de la historia desatando la mayor caída del yen desde 2008. Para hacerse una idea de la magnitud de la medida, el BdJ tiene previsto gastar mensualmente el equivalente al 1,4% del PIB nipón en compras de bonos, frente al 0,6% de PIB americano que la Fed viene gastando.