Miguel Blesa se enroca en la Endesa de Pizarro

Caja Madrid, presidida por Miguel Blesa, ha plantado cara a La Caixa y, por sorpresa, ha ampliado su presencia en la Endesa de Manuel Pizarro. Se ha convertido en el primer accionista destacado y podrá pedir más representantes en la empresa -los estatutos no se lo impiden- mientras que la caja catalana se lo piensa deshojando la margarita de lo oficioso y lo oficial.

Miguel Blesa, fiel a sus principios y a sus amigos, ha pasado de las declaraciones de apoyo a los hechos, aunque hace poco más de un mes, cuando presentó los resultados de la caja, había advertido que no tenía previsto aumentar la participación en Endesa, que entonces era del 5,01%.

Sin embargo, ha tirado de chequera y, según los datos aportados a la CNMV, se ha gastado 726 millones y pico para ampliar su participación al 9%, con vistas a alcanzar hasta un 10%.

Una inversión financiera -el 5,01% ya les ha aportado 40 millones de plusvalías latentes- que, de paso, fragua la posición de la caja de Miguel Blesa en Endesa, donde, aparte de las peticiones extraoficiales de La Caixa, aparentemente olvidadas tras el revuelo que armaron, se han colado de rondón los señores de un fondo llamado State Street Bank, con un 5% del capital, dispuestos a saltar en el momento en el que cualquiera se descuide. También están presentes, al menos con un 5,7%, los de Chase Nominees, que siguen como ausentes, que diría el poeta chileno.

Caja Madrid amplia su presencia en Endesa, la primera eléctrica española, sólo 178 millones de euros de capitalización por encima de los 18.021 millones de Iberdrola; un sector de futuro en el que si se produce alguna gran operación podría sacar una importante tajada, amén de su previsible mayor peso en el consejo de una eléctrica cuya presidencia ha vivido algunos momentos de incertidumbre trufados de tufillo político.

Salió Cortina por la puerta de atrás y, una vez colocado, Francisco González parece haber salido ileso de los empellones. Ahora se bate el cobre no sin peligro en Italia. Pizarro también se sintió en el punto de mira y todo aparece ahora en una particular tensa calma.

El ministro de Industria no parece que le haya hecho ascos a la posibilidad de que La Caixa ganara peso en el consejo de Endesa, aunque ya sabe que la caja catalana hasta ahora no se conforma sólo con las participaciones financieras. En una mayoría de casos participa y, de qué modo, en la gestión de las empresas que tiene en su grupo industrial. Quizá haya que esperar a los cambios en la Comisión Nacional de la Energía (CNE) y al famoso libro blanco para que se clarifique la posición de la caja catalana como presunta competidora de Endesa en asuntos ‘gasísticos’.

Los sueños de grandeza de Brufau y La Caixa en el sector energético pueden encontrar en Endesa un objetivo como tercera pata gas-petróleo-electricidad, aunque habría que ver si el Gobierno Zapatero y su ministro de Economía están dispuestos a que la caja adquiera aún más peso sobre el PIB español del que ya tiene.

Por lo pronto, en el capital de Endesa, las huestes de Caja Madrid amplían posiciones. Blesa ya dijo que “a la gestión de Pizarro no se le pueden poner pegas que justifiquen su sustitución”. Ahí quedó eso y puede considerarse refrendado, salvo sorpresas, con esta apuesta dineraria. Pizarro tiene también que lidiar con un curioso entramado político que se sitúa en torno a la venta de la italiana Edison. Otro día hablaremos.