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El recurso de Pizarro, las risas indigestas de Conthe, la política y las cajas
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Jesús García

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El recurso de Pizarro, las risas indigestas de Conthe, la política y las cajas

Alguien debería cuantificar el coste que está teniendo para los accionistas de Gas Natural y Endesa la pugna abierta entre ambas compañías, aunque peor es que

Alguien debería cuantificar el coste que está teniendo para los accionistas de Gas Natural y Endesa la pugna abierta entre ambas compañías, aunque peor es que sus derivadas están haciendo crujir las compuertas del sistema, levantan las enaguas del modelo de las cajas y ponen de relieve las debilidades de los supervisores. Nada bueno para nuestro mercado, aunque aquí nunca pase nada.

El último episodio del crédito de La Caixa al PSC, con Montilla como ministro de Industria, abre el melón de los conflictos de intereses, del buen gobierno de las cajas y de la insistencia de la política en las grandes operaciones en España, así como de su capacidad para erosionar el sistema, sin olvidar el papel de los supervisores.

El de la CNE ha quedado claro tras presentar sus condiciones muy tibias, que abren la puerta a Gas Natural para que eleve su endeudamiento y el precio de la OPA, y ha provocado no sólo las críticas de Endesa, sino de las poco sospechosas organizaciones de consumidores.

Ahora, la Audiencia Nacional, en un auto de once folios farragoso como él solo para el común de los mortales, suspende cautelarmente el recordatorio de la CNMV a Endesa de deber de pasividad en la OPA.

La famosa carta a Endesa del 5 de septiembre, igual que las misivas a Iberdrola y Gas Natural, recordándoles sus obligaciones, resultaron excesivas y ahora se ve que incluso innecesarias. Parece como si la CNMV hubiera querido dejar claro aquello de aquí estamos nosotros.

La cosa fue a peor, porque tras el episodio de un Pizarro indignado, más baturro que nunca y con la Constitución en la mano, el anuncio de un recurso contencioso-administrativo provocó las chanzas de Manuel Conthe en rueda de prensa, que incluso colgó en la CNMV. Dijo que a cualquiera que supiera algo de jurisprudencia le produciría risa semejante actuación. Luego pidió perdón públicamente, lo que le honra. Aunque a Pizarro no le pidió perdón alguno.

Esas risas, con el perdón incluido, han resultado indigestas y han mostrado que las misivas sirvieron de poco o nada, porque probablemente explicaban lo obvio. Desde el primer momento, también quedó claro que ese apartado relativo a que se abstuviera de cualquier operación que tuviese por objeto “perturbar el desarrollo de la oferta” fue papel mojado desde el mismo instante en que se hizo público.

La rapidez de la CNMV en dejar constancia de su presencia en la operación, con unas declaraciones nada acertadas del responsable de la supervisión, hacen un flaco favor a la organización, aunque errare humanum est y hay asuntos mucho más importantes sobre la mesa que analizar.

La OPA sigue su curso, con los accionistas pendientes de ver si se materializa alguna mejora en los precios, con mucha incertidumbre sobre la realidad de los anuncios de próximos dividendos por ambas partes, con distintas sensibilidades en el seno de La Caixa respecto al panorama de la OPA -con Brufau repentinamente en primer plano- y a expensas de nuevas sensaciones en el ámbito de los supervisores. Queda, entre otras, la palabra del Tribunal de Defensa de la Competencia y un ambiente político cada vez más enrarecido y demasiadas dudas sobre un sistema que parece bien asentado pero que sufre constantes agresiones de parte de unos y de otros.

Lo dicho, los accionistas no se merecen el pago de tan altos costes por una operación hostil cuyos planteamientos han traspasado, lamentablemente, el terreno industrial y financiero.

Alguien debería cuantificar el coste que está teniendo para los accionistas de Gas Natural y Endesa la pugna abierta entre ambas compañías, aunque peor es que sus derivadas están haciendo crujir las compuertas del sistema, levantan las enaguas del modelo de las cajas y ponen de relieve las debilidades de los supervisores. Nada bueno para nuestro mercado, aunque aquí nunca pase nada.

Manuel Pizarro