Pizarro y el bumerán de la artillería judicial contra Gas Natural

La Opa de E.ON no sólo ha dejado descolocado al Gobierno de turno que se ha visto obligado a poner al día las obsoletas normas que engrasaban la marcha y las responsabilidades de la Comisión de la Energía, sino que ha levantado las enaguas a parte de la estrategia de Endesa para frenar la oferta de Gas Natural.

Recursos y demandas ante el Supremo, el Tribunal de Luxemburgo, la Securities Exchange Commision (SEC), la Audiencia Nacional y la justicia ordinaria, que ha sido la que finalmente ha entrado al trapo y ha dictado unas cautelares sobre la tramitación de la OPA de Gas Natural. Y qué mala suerte si la OPA de Gas fuera efectivamente suspendida. En el extraño caso de que Endesa ponga los 1.000 kilos de marras de aval el proceso, según las últimas notificaciones de la CNMV, seguiría su curso, pero una vez aprobada la OPA de E.ON se paralizaría a la espera de la de Gas.

Cosas de la vida y la normativa un tanto inexplicables porque entre medias podrían lanzarse nuevas contraofertas que, curiosamente, serían tramitadas para quedar paradas hasta que llegara la de Gas. Hay tiempo para contraofertar hasta el 5 de abril, otra cosa es que alguien se atreva con el embrollo jurídico y político que rodean a la operación.

Pues bien, la estrategia de Endesa de usar toda la artillería judicial para frenar la OPA de Gas Natural resultaba razonable, de acuerdo con sus planteamientos, como pugna interna tocada por la varita de la política a ambos lados del corral, pero con la llegada de los alemanes pierde casi todo el sentido.

El problema es que a los hombres de Bernotat les pareció poco hacerse con un 24,9% de la compañía, sin necesidad de lanzar OPA, y prefirieron pasar de caballero blanco a caballo de Troya, aunque sin disfraz alguno. Han lanzado una operación a lo grande, con dinero incluso para contraofertar y eso es que lo quieren ver y oír los accionistas de Endesa.

La suspensión cautelar de la OPA de Gas en caso de que se pusiera sobre el tapete la estratosférica fianza o una menor, según se le ha solicitado al juez -hay que recordar que Endesa estimó razonable una fianza de un millón de euros- perjudica no sólo a los intereses de Gas Natural sino también a los de E.ON, pero sobre todo a los de los accionistas de Endesa.

Estos lo que desean es simplemente acudir a la mejor oferta. Algunos ya se han ido sin esperar, a la vista de que el precio estaba en 27,5 euros pero otros están en su derecho de ver cómo recompone la figura Gas Natural y hace otra oferta elevando el porcentaje de dinero contante y sonante y rebajando el porcentaje en títulos. Y lo mejor, si realmente después E.ON responde con más metálico del que tiene en la recámara que para eso pidió un macrocrédito.

Por cierto, el coste financiero del aval de 1.000 millones probablemente no alcance más de 10 millones- 1.600 millones de las antiguas pesetas y el consiguiente aprovisionamiento-, pero si fuera ejecutado al final del proceso aparte de engordar el pasivo de la compañía habría que sacar el dinero del bolsillo, de la caja, y apuntarse una pérdida similar a un tercio de los resultados de 2005. El efecto sobre las cuentas y el valor de la empresa sería muy serio.

Ahora el problema puede sobrevenir por la vía de que los pleitos se agolpen y los plazos de las OPAs se hagan insufribles. Pizarro podría convertir en realidad el sueño de que los accionistas se queden con su proyecto, pero habría que ver qué pasa con la acción porque de 18 a 22 subió por la primera OPA y de ahí a 27,5 por la segunda ¿Qué pasaría sin OPA? Muchos de los actuales accionistas esperan conseguir más de 27,5 euros porque no quieren que el último duro se lo lleve otro. Pero ya se sabe qué ocurre a veces con el deseo desordenado de posesiones.

Lo dicho, la estrategia jurídica de Pizarro contra la OPA podría convertirse en bumerán de trayectoria no deseada.