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Terra, Astroc, Vueling: hijos de un tiempo de avaricia y euforia
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Jesús García

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Terra, Astroc, Vueling: hijos de un tiempo de avaricia y euforia

Desde los tiempos de la burbuja de Internet y el fiasco bursátil de Terra no se veía nada igual como el comportamiento de Astroc y de

Desde los tiempos de la burbuja de Internet y el fiasco bursátil de Terra no se veía nada igual como el comportamiento de Astroc y de Vueling en bolsa. Dos modelos de negocio muy distintos, pero apareados por el momento de salida a bolsa, empujados por los bancos de inversión y unos socios ávidos de ganancias, que se han encontrado finalmente con una situación desastrosa.

Sobre Astroc se ha escrito mucho y todavía dará lugar a más análisis ante los anuncios de fusión con AISA, una compañía que, al igual que la valenciana, pierde valor a espuertas. Ayer mismo se dejó en bolsa un 12,71%. Otro día entraremos en harina.

Vueling cede desde enero un 75% y se paga a 8 euros, lejos de los 30 en que salió hace ahora casi un año cuando fue colocado entre otros por Goldman Sachs. El mismo que ahora rebaja el precio objetivo a 2,5 euros, algo así como el valor de liquidación. Es Goldman quien tiene que explicar a qué se han debido esos cambios y por qué colocó entre sus clientes y otros la acción de Vueling a aquellos precios desorbitados, visto ahora el panorama con perspectiva. Igual que hizo poco antes Morgan Stanley.

La compañía tuvo que salir al quite ayer dejando claro ante la CNMV que tiene una caja de poco más de 110 millones de euros y que no tiene problemas de liquidez, pero el mercado actúo como siempre, con severidad.

En este país, los pequeños accionistas que sufren cada año uno o dos casos similares sin el resguardo de nadie, porque la CNMV claramente no hace aquí su función de defensa del inversor que prevé la ley, se encuentran desarropados, indefensos. No hay asociaciones lo suficientemente fuertes o independientes como para plantear un posible litigio y la Fiscalía, por su supuesto, tiene problemas más graves.

Vueling ha sido castigado simple y llanamente por incumplir sus previsiones, sus promesas y porque así ha perdido toda credibilidad ante los que depositaron su confianza y su dinero. Puede ocurrir cuando se producen cambios bruscos de ciclo o subidas espectaculares en la materia prima, como ha tenido lugar en el petróleo, pero la gestión es en último caso responsable de sus actos e imprevisiones.

La salida de Apax del accionariado ya dejó descolocado a más de uno, que no esperaba semejante portazo, pero no hizo otra cosa que tratar de cumplir con los objetivos más íntimos de cualquier fondo de capital riesgo: la máxima rentabilidad en el menor tiempo posible. Cotizaba entonces a 31 euros y vendió el 20%.

Entre tanto, ha cambiado el presidente y se ha abierto una pugna interna accionarial que puede llevar a la empresa por la calle de la amargura puesto que Lara, principal accionista con un 15%, ha puesto pies en polvorosa en los órganos de gestión de la empresa. Sus representantes en el consejo salieron con viento fresco. La duda es si se va a mantener en la compañía o no.

Es una difícil tesitura porque cada vez se hace más cuesta arriba creer a unos gestores que ya en dos ocasiones han rectificado, aunque hay analistas que dicen que lo peor ha pasado y a partir de ahora- con los pies en la tierra- es posible empezar a cumplir objetivos.

Los accionistas, en cualquier caso, tienen motivos para preguntarse cuál es el método de valoración usado para llegar a la conclusión de que una empresa vale tres, cuatro o diez veces más de lo que ahora se paga en el mercado. Cómo pueden cambiar de opinión en tan poco tiempo los grandes bancos de inversión sin mover el rictus: la capitalización ha caído de casi 680 millones de euros a poco más de 120 millones ayer. Es entonces cuando se realizan comparaciones con la evolución de Astroc y la de Terra, pensando que los tiempos de la avaricia y la euforia siempre pasan factura. Frente a los que se han hecho ricos, queda siempre un reguero de accionistas, unos incautos, otros no tanto, con sus bolsillos agujereados.

Desde los tiempos de la burbuja de Internet y el fiasco bursátil de Terra no se veía nada igual como el comportamiento de Astroc y de Vueling en bolsa. Dos modelos de negocio muy distintos, pero apareados por el momento de salida a bolsa, empujados por los bancos de inversión y unos socios ávidos de ganancias, que se han encontrado finalmente con una situación desastrosa.

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