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Fiscal Cliff, la inocentada atrasada del año
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Rafael Ojeda

Qué se mueve por Wall St.

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Fiscal Cliff, la inocentada atrasada del año

Llevamos semanas dando vueltas a las tremendas consecuencias que para la economía americana y por ende del mundo tendría la falta de acuerdo sobre el precipicio

Llevamos semanas dando vueltas a las tremendas consecuencias que para la economía americana y por ende del mundo tendría la falta de acuerdo sobre el precipicio fiscal entre demócratas y republicanos.

Se han escrito ríos de tinta sobre este tema (entre los cuales me cuento) y lo inadmisible que resulta la falta de acuerdo, aunque sea de mínimos. En un país tan pragmático como los Estados Unidos es, precisamente, el último lugar donde esperaba encontrarme una situación como la que estamos viviendo. Se están comportando (y aquí espero que me perdonen) a la europea con posiciones enconadas, esperando que por puro agotamiento la otra parte ceda (sin pensar por un segundo que la otra parte piensa exactamente lo mismo), con ese afán negociador consistente en conseguir que la parte contraria se salga con la nuestra y buscando únicamente el reconocimiento universal a nuestra capacidad como sagaces negociadores aún en perjuicio del bien común.

Porque es precisamente eso lo que está en juego, el bien común, el daño que estas posiciones empecinadas pueden ocasionar es difícil de medir, más aún en un mundo globalizado en el que todas las economías funcionan al unísono con una interdependencia como nunca se ha dado en la historia de la humanidad.

Ayer veía con mis hijos un documental de National Geographic sobre las consecuencias catastróficas que supondría para la humanidad que el planeta se caliente apenas 2 grados (y llevamos 0,8 grados sin que nos pongamos de acuerdo sobre cómo atajar el problema). Lo divertido del documental es que lanzaban hipótesis sobre 3, 4, 5 y 6 grados. Llegados a 6 grados el mundo como hoy lo conocemos cambiará radicalmente, pero solo teorías porque los ecosistemas están tan interrelacionados que podría suceder con 4 o 5 grados.

Con la economía pasa algo similar, si EEUU no llega a un acuerdo y entran en recesión, EEUU tomará medidas económicas para crecer que pueden ir en contra de otros mercados. Éstos obraran en consecuencia y entraremos en una espiral de difícil pronóstico sobre sus consecuencias, si sabemos que generará paro, inflación, destrucción de riqueza, empobrecimiento de la población, recortes sociales, subidas de impuestos, evasión de impuestos, economía sumergida….

¿De verdad queremos esto? Y, sobre todo, pudiendo arreglarlo aunque sea un poco, por qué tensamos la cuerda hasta el último segundo llevando a la sociedad a una tensión innecesaria, dejando al presidente Obama sin vacaciones….

Yo era muy optimista sobre la consecución de un acuerdo, sabía que sería difícil por lo encontrada de las posiciones, pero con franqueza, esperaba muchísimo más de las elites políticas de los Estados Unidos, muchos de ellos formados en Harvard, Yale, Princeton Wharton y solo por citar algunas de las más relevantes, donde me consta que la formación en negociación está en sus programas y donde se enseña (conmigo lo hicieron) que “el peor acuerdo suele ser un no acuerdo”. Aquí el famoso “win to win” es que el país crezca no que el país entre en recesión por culpa del otro partido.

Estoy muy decepcionado, creo firmemente que llegarán a un acuerdo, aunque Obama los encierre en una sala de juntas y no salgan hasta que se llegue a un acuerdo. Pero esa confianza que tenía en que los americanos (son distintos a nosotros, no mejores pero sí distintos) se ha quebrado de golpe, y lo peor no es que se quiebre lo que piense yo, lo peor es que los mercados también lo hagan.

Llevamos semanas dando vueltas a las tremendas consecuencias que para la economía americana y por ende del mundo tendría la falta de acuerdo sobre el precipicio fiscal entre demócratas y republicanos.