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Invertir en renta fija no es conservador
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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Invertir en renta fija no es conservador

La mayoría de los ahorradores conservadores siguen invirtiendo en valores de renta fija porque creen que es el único sitio donde pueden invertir.

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La mayoría de ahorradores tienen en la cabeza que la renta variable (acciones) es para los inversores arriesgados e invertir en renta fija (bonos, letras, etc) es adecuado para inversores más conservadores. Esto es así porque los movimientos de los precios de los bonos son normalmente menos bruscos que los de las acciones y porque históricamente la rentabilidad del activo considerado libre de riesgo ha sido positiva.

La situación ha cambiado. Las compras de activos (Quantitative Easing) del BCE han hecho subir tanto el precio de los bonos considerados seguros (rating grado de inversión) que han conseguido que generen rentabilidades negativas. Es decir, si inviertes en ellos y los mantienes a vencimiento tienes una probabilidad del 100% de perder dinero. Lo que quiere decir que si el objetivo es conservar el capital tienes la certeza de que no lo vas a conseguir. En consecuencia, si hay algo claro es que esos títulos de renta fija no son seguros.

También está la opción de invertir en este tipo de activos y esperar a que se revaloricen para vendérselos a otro con rentabilidad todavía más negativa. Quien defina esa estrategia como conservadora debería volverlo a pensar. A mi parecer es una operación especulativa de libro. Seguro que ninguno de los que invierten de esta manera piensa que va a ser a ellos a quienes les explote la patata caliente porque no puedan vender al siguiente. Es evidente que alguien va a terminar perdiendo dinero.

Un inversor conservador debería abrir su mente y considerar dentro de su abanico de posibilidades otro tipo de activos

Por otro lado, están los bonos que todavía ofrecen rentabilidades positivas. Esto es así porque hay activos de renta fija que incorporan elementos de riesgo que hacen que la rentabilidad sea más elevada. Hay tres motivos principales: riesgo deimpago (conocido como riesgo de crédito), riesgo de subida de tipos de interés (mayor cuanto más larga sea la duración del bono) y riesgo de iliquidez (dificultad para venderlo a un precio razonable en caso de necesidad).

La mayoría de los ahorradores conservadores siguen invirtiendo en valores de renta fija porque creen que es el único sitio donde pueden invertir. Por ello, la demanda de los bonos con mayor riesgo se ha disparado cuando la rentabilidad de los títulos con menor riesgo ha caído hasta niveles negativos. Esto ha provocado que el rendimiento adicional que generan los bonos con mayor riesgo sobre los activos que se consideran seguros esté en niveles mínimos.

En consecuencia, la rentabilidad que se consigue en el 99% de los títulos de renta fija con retornos positivos es muy baja comparada con el riesgo asumido. Es otras palabras, las probabilidades de depreciación futura de esos bonos son muy elevadas. Por lo tanto, a los niveles actuales tampoco pueden considerarse este tipo de bonos como conservadores.

Foto: Sede del Banco Central Europeo en su sede de Fráncfort. (EFE)

Un inversor conservador debería abrir su mente y considerar dentro de su abanico de posibilidades otro tipo de activos con mayores posibilidades de generar un rendimiento satisfactorio. La manera de seleccionar los valores, las estrategias de inversión, las coberturas que se pueden realizar sobre determinados riesgos y el porcentaje del patrimonio asignado a cada inversión son herramientas muy útiles para construir una cartera conservadora sin necesidad de invertir en bonos.

Las buenas inversiones que aparentemente son arriesgadas terminan preservando el capital mucho mejor que aquellas peores que parecen seguras.

La mayoría de ahorradores tienen en la cabeza que la renta variable (acciones) es para los inversores arriesgados e invertir en renta fija (bonos, letras, etc) es adecuado para inversores más conservadores. Esto es así porque los movimientos de los precios de los bonos son normalmente menos bruscos que los de las acciones y porque históricamente la rentabilidad del activo considerado libre de riesgo ha sido positiva.

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