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¿Es bueno el plan “Volcker” para el Private Equity?
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Ignacio Sarría

Secretos del Private Equity

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¿Es bueno el plan “Volcker” para el Private Equity?

El recientemente anunciado plan “Volcker”, bajo el cual la Administración Obama quiere reducir el elevado riesgo sistémico inherente en el sistema bancario del “too big to

El recientemente anunciado plan “Volcker”, bajo el cual la Administración Obama quiere reducir el elevado riesgo sistémico inherente en el sistema bancario del “too big to fail”, no ha dejado indiferente a nadie en el mundo financiero. Tampoco al Private Equity.

 

Según las palabras del Presidente, la nueva regulación “impedirá a los bancos gestionar, invertir o promover fondos hedge, Private Equity o llevar a cabo actividades de propietary trading”. El plan está apadrinado por el veterano Paul Volcker, que después de haber ejercido como Presidente de la Reserva Federal con Carter y Reagan, ha sido “repescado” por Obama como asesor para temas financieros.

La idea no es original y está inspirada en la Glass-Steagall Act aprobada en 1932 para reestructurar el sistema bancario en la Gran Depresión. La Casa Blanca lo tiene claro y quiere que los bancos se dediquen principalmente a prestar dinero a sus clientes, y que se olviden de cualquier negocio financiero que no esté relacionado con la tradicional actividad bancaria.

La inclusión del Private Equity en la reforma “Volcker” no va a tener un efecto muy importante para los gestores y los fondos, ya que la mayoría de éstos son gestionados de forma independiente a través de gestoras cuyos accionistas son los propios directivos.

Si bien muchos de los fondos y gestoras actuales del Private Equity surgieron de los balances de los bancos, el éxito de la mayoría de ellas ha facilitado a sus ejecutivos   independizarse de los bancos y constituirse en sociedades independientes.

En la actualidad sólo una minoría de gestoras de Private Equity pertenece a grandes instituciones de Wall Street, como Goldman Sachs, Citi o JP Morgan, y la nueva regulación animará a los ejecutivos a independizarse en un futuro próximo, algo que harán con mucho gusto. La independencia no sólo mejora sus condiciones económicas, sino que les permite ser dueños de su destino como gestores.

El otro efecto de la regulación afectará a los equipos de “fundraising”, que dentro de los bancos se dedican a captar dinero entre sus clientes institucionales y de banca privada para los fondos de Private Equity a cambio de unos honorarios de colocación.  Instituciones como UBS, Credit Suisse, Citi o Bank of America tendrán que desprenderse de estos equipos. En cualquier caso, la mayoría de las firmas especializadas en “fundraising” son independientes y ajenas a los bancos, por lo que no se esperan grandes modificaciones.

El sector de Private Equity, como su propio nombre sugiere, está constituido principalmente por gestores independientes y ajenos a la banca tradicional, que no actúa como accionista sino como proveedora de servicios de asesoramiento y financiación para los fondos.  

A pesar de lo que pudiera pensar el veterano Volcker, el Private Equity apenas ha contribuido a fomentar el elevado riesgo sistémico inherente en Wall Street. Pocos cambios se esperan de la nueva regulación bancaria que impulsará aún más si cabe la independencia de los fondos y las gestoras de Private Equity de las instituciones bancarias. Algo que, definitivamente, será bueno para el sector.

El recientemente anunciado plan “Volcker”, bajo el cual la Administración Obama quiere reducir el elevado riesgo sistémico inherente en el sistema bancario del “too big to fail”, no ha dejado indiferente a nadie en el mundo financiero. Tampoco al Private Equity.