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Ignacio Sarría

Secretos del Private Equity

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¿Ha fracasado Yale?

La semana pasada tuve la oportunidad de charlar con David Swensen, el reconocido director de inversiones del “endowment” de la Universidad de Yale, aprovechando su participación

La semana pasada tuve la oportunidad de charlar con David Swensen, el reconocido director de inversiones del “endowment” de la Universidad de Yale, aprovechando su participación como ponente invitado en la conferencia anual para inversores que EVCA (la Asociación Europea de Capital Riesgo) organiza en Ginebra.

 

David es probablemente uno de los gestores más reconocidos entre los inversores institucionales internacionales, y fue pionero en incorporar de forma significativa las inversiones alternativas en la construcción de las carteras de inversión.

A lo largo del cuarto de siglo que David ha ejercido como máximo responsable de las inversiones del endowment de Yale, ha conseguido multiplicar por ocho veces el patrimonio gestionado obteniendo una rentabilidad neta anual superior al 10% durante más de dos décadas.  

A pesar de perder cerca de un 25% de valor de los activos gestionados, como resultado de la corrección de los mercados financieros en 2008, la Universidad de Yale cuenta con un fondo de 16.000 millones de dólares para financiar las necesidades de la institución en el largo plazo.

David reconoce que a pesar de los decepcionantes resultados, el modelo de Yale basado en invertir cerca del 50% en inversiones alternativas (donde el Private Equity representa un 20%) es la única forma de obtener rentabilidades significativamente superiores a los mercados tradicionales.

El innovador modelo de inversión de Yale, que surgió como reacción a la forma tradicional de inversión de los años setenta y ochenta que se basaba en largas posiciones en renta variable y renta fija, se fundamenta en una premisa clave: “la única forma de obtener rentabilidades superiores a la de los mercados tradicionales de forma consistente es apostando por activos “ilíquidos” y con plazos de inversión más largos”.

 

Los malos resultados del endowment de Yale, que llegó a perder más de 6.000 millones de dólares durante el ejercicio fiscal de junio de 2009, desencadenaron duras críticas hacia David y su singular modelo de gestión. El mismo David reconocía que probablemente “su modelo que concentra más del 50% en inversiones alternativas tiene que ser revisado para soportar eventos de extrema contracción de crédito y de la liquidez como lo ocurrido en 2008, pero que incluso en estos supuestos el peso de las inversiones alternativas no sería inferior al 40% de la cartera”.

Según David, “muchos gestores de carteras institucionales no son conscientes del elevado coste de oportunidad de invertir en bonos soberanos y en renta fija en general”. En el caso de Yale, las posiciones en renta fija representan menos de un 5% y la inversión en renta variable no supera el 25% de la cartera.

De hecho, en la cartera de Yale, el único activo que ha superado de forma consistente rentabilidades superiores al 15% anual a lo largo de las últimas décadas ha sido el Private Equity.

David, como gran aficionado al vino tinto y en particular a los de Rioja, lo tiene muy claro: sólo con un programa de inversión a largo plazo y asumiendo períodos de maduración razonables se obtienen los mejores caldos.     

La semana pasada tuve la oportunidad de charlar con David Swensen, el reconocido director de inversiones del “endowment” de la Universidad de Yale, aprovechando su participación como ponente invitado en la conferencia anual para inversores que EVCA (la Asociación Europea de Capital Riesgo) organiza en Ginebra.

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