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Clarisa Sekulits

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El colchón de liquidez y las siete y media

Crear un fondo de liquidez es imprescindible desde una perspectiva de prudencia. Pero ojo, porque del mismo modo que no hay que quedarse cortos, tampoco es recomendable pasarse

Foto: El colchón de liquidez. (iStock)
El colchón de liquidez. (iStock)

¿Para qué ahorramos los españoles? En el corto plazo, lo que buscamos es financiar compras, viajes y otros caprichos. Pero en el largo plazo le vemos las orejas al lobo y queremos construirnos un colchón de seguridad. Un plan B por si nos vienen mal dadas y necesitamos romper el cerdito.

Esto al menos es lo que se desprende de un estudio realizado por XTB. Construir un colchón es la razón principal por la que metemos dinero en la hucha (40% de los encuestados), por delante de otras como el ahorro para la jubilación o la compra de un vehículo.

En este sentido, los españoles tenemos bien ordenadas nuestras prioridades… quién lo iba a decir. O al menos bien ordenadas desde un punto de vista, digamos, cronológico. Y es que antes de planificar cualquier tipo de inversión, incluso la más básica y conservadora, es imprescindible crear primero un fondo de emergencia. Un colchón anti imprevistos. Un fondo de liquidez al que recurrir si de repente se te estropea el coche, o si hay que ponerle una ortodoncia al niño. O si te echan del trabajo. Porque, como reza el refranero (y la canción de Danza Invisible), las desgracias nunca vienen solas.

Crear este colchón anti imprevistos es importante no sólo desde una perspectiva de prudencia. También para poder invertir con la tranquilidad y convicción necesarias. Recuerda que sólo deberías destinar una cantidad de la que puedas prescindir durante el plazo que dure la inversión. Porque si vendes antes de tiempo, puedes perder dinero en lugar de ganarlo.

Si el carburador del coche se estropea justo cuando las bolsas están tocando suelo, te verás obligado a reembolsar justo en el peor momento. Así que contar con un colchón de emergencia al que recurrir es necesario para que la buena marcha de nuestras inversiones no dependa de la mecánica de nuestros vehículos. O de la salud dental de nuestros hijos.

Ahora bien, como todo en esta vida, tampoco es bueno pasarse. Si todo el dinero que ahorras se queda en ese colchón de emergencia estarás siendo ineficiente. A fin de cuentas, y por muy gafe que seas, tienes un número limitado de coches, de hijos y de eventos imprevistos a los que hacer frente. Y si las desgracias nunca vienen solas, el refranero (y cierta canción de Alejandro Sanz) también dice que después de la tempestad siempre viene la calma. Es lo que tienen el refranero y el pop español. Que siempre te dan la razón, da igual el argumento que estés buscando.

El dinero que estás guardando en el colchón de forma innecesaria debería estar persiguiendo alguna meta financiera más ambiciosa

Y todo ese dinero que estás guardando en el colchón de forma innecesaria podría, es más, debería estar persiguiendo alguna meta financiera más ambiciosa. Por ejemplo, el ahorro para la jubilación (otro día abrimos el melón de la sostenibilidad de las pensiones públicas). O la entrada de un piso, el viaje de tus sueños, etcétera. Objetivos a medio o largo plazo que van más allá de tener un colchón a mano por si te vienen mal dadas.

El problema es que para muchos españoles, una cosa equivale a la otra. Ese mismo colchón les vale para hacer frente a imprevistos y también para costear futuras metas como viajes, masters, jubilaciones y demás. Y ahí es donde radica el error ya que las metas financieras a largo plazo requieren de una estrategia radicalmente distinta, con un nivel de riesgo superior. De lo contrario, no es que estemos siendo ineficientes, es que directamente no estaremos siendo capaces de batir siquiera a la inflación.

En otras palabras, es un poco como jugar a las siete y media. Por si no lo conoces, se trata de un juego de cartas que, en palabras del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, “no hay que jugar a ciegas / pues juegas cien veces, mil / y de las mil, ves febril /que o te pasas o no llegas”. Vamos, que tienes que pedir cartas hasta sumar siete puntos y medio. Cuanto más te acerques a esa puntuación, mejor. Si la sobrepasas, has perdido. Un poco la misma filosofía que el blackjack, si es que eres más de la tradición anglosajona (o de las películas de Bond).

En el caso del colchón de liquidez no hay que ser imprudentes, pero tampoco pasarse de cautos

En el caso del colchón de liquidez no hay que ser imprudentes, pero tampoco pasarse de cautos. Y ¿de qué diríais que suelen pecar los inversores? Pues generalmente de lo primero. La mitad de las familias españolas acumula 8.000 euros o menos en su cuenta corriente, según la Encuesta Financiera de las Familias.

Si tenemos en cuenta que las personas en situación de desempleo tardan casi un año de media en encontrar trabajo en España (datos de Asempleo 2021), convendréis conmigo en que no salen las cuentas. De modo que ante una situación de pérdida de ingresos, más de uno tendrá que recurrir al entorno familiar o a un préstamo bancario para pagar las facturas.

En resumidas cuentas, en el juego de las siete y media la mayoría de los españoles tiende a quedarse corta. Que pasarse tampoco es bueno, ojo. Pero peor aún es dejar la sostenibilidad de nuestra economía doméstica en manos del azar.

¿Para qué ahorramos los españoles? En el corto plazo, lo que buscamos es financiar compras, viajes y otros caprichos. Pero en el largo plazo le vemos las orejas al lobo y queremos construirnos un colchón de seguridad. Un plan B por si nos vienen mal dadas y necesitamos romper el cerdito.

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