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A quienes buscan información objetiva y veraz sobre la crisis de deuda
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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A quienes buscan información objetiva y veraz sobre la crisis de deuda

¿No les ha ocurrido a ustedes que cuando un tema que conocen bien salta a las primeras páginas de los periódicos tienen la sensación de que

¿No les ha ocurrido a ustedes que cuando un tema que conocen bien salta a las primeras páginas de los periódicos tienen la sensación de que se produce un auténtico marasmo de confusión? Es lógico: los medios tratan de informar lo mejor que pueden, la gente habla de lo que le preocupa, y al final, involuntariamente, se va generando un estado de opinión que difiere de la realidad. 

Así que hoy he decidido liarme la manta a la cabeza –o más bien el casco, que ya se sabe cómo se paga aquí por no ser políticamente correcto– y, con la única ventaja que tiene el peinar canas, que es que de lo tuyo algo sabes, voy a tratar de aclarar una serie de cuestiones que ya se dan por dogmas y que o son inexactas o francamente injustas. Estoy seguro que las personas que buscan información objetiva, veraz y no ideologizada lo apreciarán. A ellas va dirigido este “post”.

Confusión nº 1: Angela Merkel es la mala de la película

Es sólo una verdad a medias. Es la mala en el sentido de que ha empleado un método muy peligroso para meter en cintura a los gobiernos gastadores y/o de baja credibilidad. Al principio, yo pensaba que si no hacía nada por parar el contagio griego a Portugal, Irlanda, España e Italia se debía a que era una incompetente. No es tan raro dar con políticos incompetentes en Europa. Pero luego me di cuenta que nadie puede ser tan estúpido como para permitir que un problema tan pequeño se convierta en una crisis sistémica…, salvo que haya detrás una intención un tanto maquiavélica: que sean los mercados quienes le hagan el trabajo sucio a Alemania

Dejando que el miedo se apodere de los inversores, estos han forzado cambios de gobierno, ajustes presupuestarios inimaginables hace unos años y hasta que un país como España incluya en su constitución la limitación del déficit (aunque con letra pequeña, cuidado). El problema, Sra. Merkel, es que el miedo puede degenerar en pánico. Ud. ha sacado el genio de la botella y ahora a ver quién lo mete de nuevo dentro. Y sólo Ud. puede hacerlo. Esto ya sé que no es en absoluto información objetiva, es mi opinión personal, pero es precisamente en lo que coincido con medios y opinión pública en cuanto a que Merkel sea, en parte, la mala de la película.

En cambio, creo que tiene toda la razón al negarse a permitir que el BCE actúe si antes no se ha dejado claro cómo se va a evitar que dentro de unos años los países gastadores reincidan y volvamos a las mismas, o peor. Es muy sencillo: si a alguien con tendencia a gastar más de lo que tiene le dices que tiene aval ilimitado del mayor banco del país, pues eso es lo que hará: gastar como si el dinero le quemara en las manos. Si cualquier político de la eurozona puede emitir eurobonos y/o saber que su prima de riesgo se mantendrá en niveles razonables porque haga lo que haga ahí estará el BCE para cubrir sus dispendios, imagínense la que puede liarse. 

Seamos realistas: es como dar barra libre a un ex alcohólico. Y hoy en día solo unos cuantos países limitan los excesos por la vía constitucional, y con letra pequeña. Así que me pongo el casco y digo alto y claro: sin la garantía de un organismo europeo independiente, como es el BCE en materia monetaria, que controle la generación de déficits en la eurozona, con autoridad suficiente para negar ayudas europeas o incluso echar del euro a los reincidentes, el aval ilimitado del BCE es una bomba de relojería. Estoy totalmente a favor de que se produzca la intervención masiva del BCE –ya comenté en este medio el otro día que “o fabrican euros ahora o no lo harán nunca más”– y, además, llegados a este punto, no hay otra solución, pero tiene que haber en paralelo un control del gasto efectivo en las naciones que comparten el euro.

Confusión nº 2: Es injusto: Inglaterra o EE.UU. tienen más deuda que España, pero su prima de riesgo no sube

De hecho baja. ¿Y saben por qué? Porque tienen credibilidad. España no la tiene porque es un país que estaba en superávit y se lo cargó en unos meses, sin pensárselo dos veces. Y porque crea monstruos como el FROB, una maquina de generar déficit futuro (¿hay alguien tan inocente de pensar que esos préstamos se van a devolver al Estado?), una institución creada única y exclusivamente para mantener en el sillón a “compañeros” del partido (de todos los partidos), no para apoyar la economía productiva. Ante irresponsabilidades así: ¿cómo va a creernos un acreedor? Cuando alguien debe dinero, la cantidad debida es importante, pero mucho más la credibilidad del deudor. JP Morgan, el banquero, decía que cuando daba un crédito se fijaba más en el carácter de la persona que en el colateral. La persona de carácter siempre acaba cumpliendo sus compromisos (esto lo añado yo, con permiso del Sr. Morgan).

Confusión nº 3: Los especuladores son los que atacan a España y otros países

Esto es casi lo más gracioso que se lee y escucha, y además se lo creen incluso algunos profesionales. La realidad es que, en los mercados, los especuladores se limitan a levantar la perdiz (porque están buscando perdices), pero lo importante es que la perdiz está ahí, no se la inventan. Cuando hace un año empezaron a ponerse “cortos” (apostar contra el valor de algo pensando que bajará) en Grecia, ¿atacaban o es que se habían dado cuenta de que ni los gobernantes griegos ni sus cuentas eran trigo limpio? ¿Y con España? Es que Uds., creen que ellos no saben de qué va el FROB? ¿O que no conocen el despilfarro de las administraciones españolas, tanto a nivel estatal como autonómico? ¡Pero si había presidentes autonómicos que tenían coche blindado! No creo que las iras de un agricultor español justifiquen tal dispendio en seguridad, ¡ni aunque al político pueda atacarle el “tío de la vara” ese de la televisión!

¿Saben quiénes son de verdad “los mercados”?: hay malvados banqueros y especuladores, sin duda, pero el grueso del ”mercado” son un montón de gestores de fondos de inversión, gestores de planes de pensiones, ahorradores e inversores particulares, asustados todos porque temen por su dinero o por el dinero de sus clientes y que, cuando oyen hablar de que el euro peligra, de los trucos de Berlusconi o de Papandreu, de la inacción de los políticos europeos, del FROB, etc., etc., salen despavoridos y malvenden todo lo que suene a Europa, haciendo que suban las primas de riesgo hasta niveles surrealistas. No es una explicación tan novelesca como la de los malvados especuladores, pero lo siento, es la realidad: los mercados se mueven por el miedo (a estar dentro cuando caen, a estar fuera cuando suben) y muchas veces ese miedo es irracional.

Hay más confusiones que necesitarían aclaración, sobre todo si lo que nos interesa es la verdad y no la noticia, o que se nos oiga más en el bar, pero no quiero aburrirles. Ah, sí, se me olvida la que más me indigna: esa de que nuestros gobernantes no tienen toda la culpa de lo que pasa. Por favor: si en lugar de ser la cigarra de la fábula hubieran acumulado reservas para el frío invierno en lugar de hacer chorradas con el dinero, ahora estaríamos pasando frío, si, pero no al borde de la congelación. 

Nuestra prima de riesgo se parecería más a la de Francia que a la de Italia, porque, de hecho, aunque nadie lo recuerde, hace años teníamos superávit y podíamos incluso haberlo incrementado para cuando llegaran tiempos difíciles (en lugar de despilfarrarlo), que cualquier economista serio sabía que llegarían, porque una economía basada en el Monopoly, como es la nuestra –construimos casitas y nos las vendemos unos a otros–, es profundamente cíclica, y siempre lo ha sido. Y también podían haber hecho algo por reducir nuestra dependencia del ladrillo, fomentando, por ejemplo, otras actividades por la vía fiscal, de la contratación o la subvención de la seguridad social. Pero no hicieron nada. Y esto vale para todos los partidos, que todos hicieron lo mismo, fuera en el gobierno central (aunque este tiene más culpa pues controla el Ministerio de Economía) o en los autonómicos. Así que no se crean las excusas: claro que los políticos tienen, sino toda, una gran parte de la culpa.  

¿No les ha ocurrido a ustedes que cuando un tema que conocen bien salta a las primeras páginas de los periódicos tienen la sensación de que se produce un auténtico marasmo de confusión? Es lógico: los medios tratan de informar lo mejor que pueden, la gente habla de lo que le preocupa, y al final, involuntariamente, se va generando un estado de opinión que difiere de la realidad.