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Piense en su pensión, no en la del director de la sucursal
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Piense en su pensión, no en la del director de la sucursal

Si quiere un albornoz, vaya a una tienda y compre uno. El mejor. Le resultará siempre mucho más barato que un plan de pensiones que ofrezca unos malos resultados

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En un libro que voy a publicar próximamente (*)titulado “Y yo, ¿qué hago con mis ahorros?”, insisto en que ahora las entidades financieras se parecen más a concesionarios de venta de coches que a bancos en el sentido tradicional de la palabra. La venta de productos –en esta caso financieros– y las comisiones que aportan son cada día másimportantes para la cuenta de resultados de las entidades financieras. En algunos casos, podría decirse que la salud de su balance depende de ellas, porque la guerra de “no comisiones” que mantienen en sus servicios tradicionales y la menor concesión de créditos les obliga a compensar por otras vías la pérdida de lo que han venido siendo ingresos bancarios tradicionales (entre otros motivos).

En el libro, que trata de dotar a sus lectores de un 'kit de supervivencia' y una 'guía de viaje' para quienes se ven forzados a salir del balneario de los depósitos a la selva de los productos financieros -dada la cada vez más baja rentabilidad de los primeros-, explico que, para los bancos, el 'repóquer'de ases –o los cuatro reyes del mus, que es másde aquí– está en colocar 'ese' producto que genera comisiones por todos lados. En ese sentido, el producto perfecto es el crédito hipotecario, que no sólo genera comisiones varias –algunas francamente surrealistas, como la de 'apertura'– hasta la obligatoriedad de hacerte un seguro de vida –con su aseguradora, claro-, producto, el seguro de vida, a largo plazo y con comisiones recurrentes donde las haya. Un chollo: venta 'cruzada' de productos –el 'nirvana' bancario- en un solo producto. Tres o cuatro pájaros de un tiro. Quédigo pájaros: ¡caza mayor!

El problema es que, por muy chollo que seacomo producto el crédito hipotecario, los bancos no consideran -con razón- que este sea el mejor momento paraponerse a ofrecer crédito de ningún tipo. Hay que ponerse en su lugar: hasta que el Gobierno mueva ficha y haga la reforma más necesaria de todas, la que anima la economía, la que pone dinero en manos de los ciudadanos para consumir, es decir, una reforma fiscal de verdad que lleve dinero al bolsillo de los españoles para que se anime la economía,cualquier crédito puede acabar en impago si el particular pierde su empleo o la empresa sigue sin recibir la demanda que necesita para funcionar o expandirse.

¿Y cuál es el producto más 'chollo' para un banco después de un crédito hipotecario? Aparte de dar un aval al inquilino que quiere alquilar una vivienda, que eso ya es de traca -luego les cuento una anécdota muy buena al respecto (**)-, nada como 'colocar' un plan de pensiones.

No es de extrañar que te regalen albornoces, vajillas o incluso un increíble porcentaje de entrada si suscribes un plan de pensiones con ellos y te comprometes a mantenerlo hasta la jubilación. Y en estas últimas siete palabras está el 'quid' de la cuestión y lo que tiene ustedque preguntar antes de coger el albornoz. Porque una de las cosas que no sabe mucha gente es que si suscribes un plan de pensiones y no estás contento con los resultados, o simplemente te vas haciendo mayor y quieres pasarte a uno que asuma menos riesgo, por poner un ejemplo, puedes cambiar de plan sin coste fiscal alguno... salvo que te hayan 'cautivado' –en el sentido de 'cautivo', o sea, preso– con ese llamativo porcentaje inicial, muy bonito, sí, pero que te ata al plan hasta que te jubiles. Como digo en otro capítulo del libro –el primero– la primera regla del ahorrador es tener en cuenta lo de que “nadie da duros a cuatro pesetas”.

Así que, a falta de créditos, veremos una feroz campaña para que los españoles, cada día con menos opciones para reducir su abultada factura impositiva, suscriban planes de de pensiones a tutiplén, incluso ahora que el Ministerio de Hacienda ha reducido la deducción por aportación a planes de pensiones (no salgo de mi asombro con eso teniendo en cuenta los problemas que tiene España para hacer frente a las pensiones del futuro).

Así que, siguiendo la orientación de “mi libro”, como diría el genial Francisco Umbral, paso a darles algunas sugerencias para que cuando entrenen un banco a suscribir un plan de pensiones sepan el terreno que pisan. Y vaya por delante que no tengo nada en contra de que los bancos vendan productos o incluso hagan de ello la base de su negocio. Mientras lo hagan con transparencia y respetando la normativa que protege al ahorrador, están en su pleno derecho de elegir el modelo que consideren conveniente para el mejor desarrollo de su negocio.

Pero también deben entender que asesores independientes como el que suscribe están para ayudar a sus clientes a elegir bien. Y la elección adecuada de un plan de pensiones es de vital importancia para el trabajador, empresario, etc., cuyo nivel de vida futuro va a depender en gran medida de esa decisión. No se trata de confrontar, sino de complementar. El banco vende productos. Nosotros ayudamos a elegir los más adecuados y a que la gente sepa qué tiene que tener en cuenta, quétiene que preguntar, dónde puede estar el 'gazapo'de la letra pequeña, etc.

Dicho esto, nada en contra de los planes de pensiones como producto, ni de que los bancos los vendan. Para una opción que nos ha dejado el señor Montoro –y ahora encima en versión reducida- para reducir el 'palo'del próximo mes de junio en el IRPF, el primer consejo es que lo aprovechen. Pero con 'cuidadín', como diría Chiquito de la Calzada.Y para que vayan con 'cuidadín', a continuación les paso un pequeño 'pack de supervivencia'y 'guía de viaje'específicos para planes de pensiones

Si quiere un albornoz, vaya a una tienda y compre uno. El mejor. Le resultará siempremás barato que un plan de pensiones que ofrezca unos malos resultados. Imagine un plan que invierte en bolsa española, se limita a hacer lo mismo que el Ibex 35 pero, eso sí, a ustedle cobran un 2% de 'gestión'. Está regalando -literalmente– un 2% anual a la entidad gestora –que a su vez pertenece al banco si no es una gestora independiente-. Sume lo que tiene en el plan, aplique el 2% hasta que se jubile y ya verá lo que la he costado el albornoz. Ni Beyoncé usa un albornoz tan caro cuando sale del escenario.

Así quecompare la rentabilidad histórica del plan con su índice de referencia, con la 'vara de medir', para entendernos. Si invierte en bolsa española, compare lo que ha hecho el plan con el Ibex 35. Si es de Renta Variable Europea, con el Eurostoxx 50. Si es mixto, compare su evolución con la de esos mismos índices bursátiles, pero prorratee lo anterior considerando cuánta renta variable y fija lleva el plan. Por poner un ejemplo: si solo lleva un 50% de renta variable, no sería buena vara de medir compararlo al 100% con el Ibex, que es 100% renta variable.

Si el fondo es sólo de renta fija, compare quéle habría salido más rentable: que ese dinero hubiera estado en bonos del Estado por las buenas o en el plan. Aunque, seamos justos: aplique un 'coeficiente corrector'un tanto subjetivo pero que sería injusto –para el gestor del plan- no considerar. No sea demasiado duro en el juicio, porque hay que pensar que el pobre gestor ha tenido que sobrevivir al periodo más 'brillante'del expresidente Zapatero y su ministro de Economía, y eso les puedo asegurar que es una prueba de fuego que, afortunadamente, un gestor sólo pasa una vez en la vida (al menos eso espero). Aplique un cierto grado de condescendencia, considerando a donde llevaron nuestros insignes gobernantes la prima de riesgo española por no limitara tiempo la expansión del crédito. Y obviamente la subida de la prima de riesgo hizo un daño enorme a la valoración de los bonos que los gestores tuvieran en cartera.

Y en los planes mixtos, prorratee –adecue- el concepto anterior al peso que tenga en renta fija o en renta variable. Pídale ayuda a quien le esté vendiendo el plan. Le dejará impresionado con sus conocimientos y sabrá que con usted hay que ir de frente y explicarle las cosas pero que muy claritas. Y cuanto más claro le quede todo, más tranquilo va a dormir una vez realizada la aportación.

Así que, realizadas estas aclaraciones, busque, compare y, si encuentra algo mejor, olvídese del albornoz y compre lo mejor.

No me odien los directores de sucursal bancaria. Sé que van a sufrir una enorme presión de la dirección general para 'vender planes'. No les culpo porque se tiren al cuello de los clientes para colocarles uno. Les va en ello su pensión futura, aunque sea indirectamente. Pero entiendan que el cliente tiene el derecho y el deber de cuidar la suya y que mi misión es echarle un cable. Es más: seguro que aunque no le ofrezcan el producto que está 'en campaña', pueden venderle uno más adecuado a su perfil de inversión y que también compute en sus objetivos comerciales. Si busca el beneficio común a lo mejor no gana el viaja al Caribe por haber sido el máximo colocador, pero ganará confianza con su cliente. Y usted, señor director, sabe que a la larga la confianza de un cliente esmuy rentable… y muy agradable.

Y usted, señor cliente, pregunte: a lo mejor no tiene que cambiar de entidad. A lo mejor si rasca un poco, si presiona –con educación, que eso no hay que perderlo nunca– el 'dire'o el empleado encuentra algo mejor para usted que no está en el escaparate y que también deduce en el IRPF.

Me puedo equivocar, pero,si le quedan más de diez años para jubilarse, suscriba un plan de pensiones con mayoría de renta variable. Y si esa renta variable es mayoritariamente europea, mejor. A corto plazo, las bolsas norteamericanas están muy bien 'encaradas', como su economía. Y una economía tan dinámica, donde se premian el esfuerzo, la innovación y a los emprendedores –quéenvidia- nunca debe faltar en una cartera a largo plazo. Pero donde de verdad está todo por hacer y se puede comprar barato es en Europa, destruida por sus políticos pero que renacerá de la mano de sus ciudadanos, empresarios y empleados por igual (no me gusta la distinción empresarios vs trabajadores.Los empresarios también trabajan) Y si el plan –¿por qué le llamaremos todos ”plan” si en realidad se llama “fondo”?- de pensionestienealgo invertido en China, mejor. Curiosamente, no suelen invertir en el país que, si bien a corto no es la inversión más clara, a largo no me cabe la menor duda de que su crecimiento está garantizado.

En el caso de que le queden menos de cinco años para jubilarse, no caiga en la trampa de la 'caza'de la rentabilidad. Si le ofrecen un producto teóricamente conservador y le dicen que la idea es ganar un 4% anual, tenga cuidado. Todo lo que supere en un 2% al depósito bancario puede tener algún tipo de riesgo que usted no ve, pero que está ahí, sea financiero o de falta de liquidez. Y grábese en la frente cual tatuaje el concepto de rentabilidad real. Hablé de ello en profundidad en “Teoría de la relatividad (financiera)”. Si es rentista, es decir, un ahorrador puro y duro o un inversor muy conservador, aparte de comprar mi librole sugiero que se lea ese artículo. Pero si aun así no le apetece, simplemente tenga en cuenta que la rentabilidad es un concepto relativo: la rentabilidad real de una inversión depende del nivel de inflación del momento.

En la España actual, donde no sólo no hay inflación, si no que estamos en deflación (IPC negativo), si le queda poco para jubilarse confórmese con un 2% y no se meta en aventuras ni preste atención a los cantos de sirena. Con tipos de interés al 0% y una inflación negativa –deflación- del -0,3%, una rentabilidad del 2% es, en términos reales, la misma que cuando le daban un 3% en un depósito y la inflación, entonces del 1%, dejaba la rentabilidad real de ese 3% en el 2% (3% de rentabilidad nominal-1% de inflación=2% de rentabilidad real). De hecho, su 2% actual vale más, un 0,3% más, porque al bajar los precios -deflación– a ese ritmo, aumenta el poder adquisitivo de ese 2% (ahora mismo en un 0,3%, que es en lo que está ese IPC negativo). Igual que cuando hay inflación el razonamiento es justo a la inversa: su rentabilidad nominal se ve reducida por la pérdida de poder adquisitivo que implica la existencia de IPC positivo.

En esta casa, cuya filosofía es la de la independencia y la ausencia de producto propio en nuestra recomendaciones o en la gestión de las carteras de nuestros clientes, con la clara intención de ser objetivos, evitar el conflicto de intereses y utilizar siempre el mejor producto del mercado para cada tipo de inversión, hemos llegado a la conclusión de que la mejor opción es un plan de pensiones formado por fondos de inversión. Esto nos permite “insertar” en el plan –obviamente de una gestora de planes de máximo nively solvencia- todo lo que consideremos que puede ser interesante a medio y largo plazo, sea Europa, Estados Unidos China o El Congo.

Así, unimos la gestión de los fondos, que es habitualmente mejor que la de los planes -a los números me remito- con el tratamiento fiscal de los planes de pensiones. Y mayoritariamente incluimos fondos de gestoras extranjeras. Aquí hay buenas gestoras de fondos, por supuesto, que también pueden estar -y están- en estos planes formados por fondos de inversión, pero las buenas gestoras de fondos españolas suelen ser –hay excepciones- boutiquesindependientes, más que gestoras de grandes grupos bancarios. Sé que tiro para casa, pero vean los resultados históricos de estos planes de pensiones formados por fondos de inversión seleccionados por nuestros analistas y verán cómo es una alternativa a tener en cuenta. Y sin riesgo de 'cautividad'(eso que los bancos llaman “fidelización”), pues no hay limitaciones de ningún tipo al traspaso interno o externo.

Así que aprovechen, que vista la bajada de la deducción por aportación a planes de pensiones, parece que al Gobierno no le preocupa mucho ni la baja natalidad ni el envejecimiento de la población y lo mismo vuelven a bajar la deducción a la suscripciones de planes de pensiones privados. Como está tan claro que la pensión pública, la de la seguridad social, va a cubrir todas nuestras necesidades cuando nos jubilemos, para quéfomentar el ahorro privado, ¿no?

(*) El 25 de Noviembre, en Ediciones Deusto (Grupo Planeta): “Y yo … ¿qué hago con mis ahorros?”. Dirigido a ahorradores e inversores conservadores. Y, por supuesto, a todo aquel al que le entretengan los temas financieros, aunque, insisto, este libro va dirigido al ahorrador español medio, no al inversor agresivo ni al 'trader' de bolsa (aunque si éste 'funciona', les prometo que intentaré que me permitan publicar uno para ellos).

(**) Alguien sin deuda de ningún tipo, historial crediticio de primer nivel, contrato indefinido, nómina de las que le gustan al señor Montoro, cliente de primera de un banco durante quince años, va a 'su'banco y dice que necesita un aval porque va a alquilar un piso. ¿Sabe lo que le exigen por avalarle, aparte de la comisión del aval, la de 'estudio', la de la notaría, la de apertura y la de 'porque yo lo digo'? Pues que compre fondos de inversión de la entidad por el importe del aval. Fondos con comisiones de gestión de esas que sólo se atreven a aplicar los grandes bancos. Así que operación con riesgo cero para el banco, pues los fondos quedan pignorados, y la suma total de comisiones ronda el 5%, pues a las del aval se unen las del fondo (o fondos). Pues esto que les cuento es totalmente cierto y real. Así que antes de pedir un aval, visiten varios bancos y no den por supuesto que 'su'banco de 'toda la vida'les va a tratar bien.

En un libro que voy a publicar próximamente (*)titulado “Y yo, ¿qué hago con mis ahorros?”, insisto en que ahora las entidades financieras se parecen más a concesionarios de venta de coches que a bancos en el sentido tradicional de la palabra. La venta de productos –en esta caso financieros– y las comisiones que aportan son cada día másimportantes para la cuenta de resultados de las entidades financieras. En algunos casos, podría decirse que la salud de su balance depende de ellas, porque la guerra de “no comisiones” que mantienen en sus servicios tradicionales y la menor concesión de créditos les obliga a compensar por otras vías la pérdida de lo que han venido siendo ingresos bancarios tradicionales (entre otros motivos).

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