Telón de Fondo
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En busca de la rentabilidad perdida
Meterse con los bancos centrales no va a solucionar el problema. La dura realidad es que, ahora, si quieres coger peces, tienes que mojarte el trasero
Caben dos posturas ante la caída de los tipos de interés. Una, quejarse. Otra: buscar alternativas.
Tipos de interés cero significa que el banco te paga cero en tu depósito. Y que el Estado te paga cero -o incluso menos que cero– en sus bonos. Y si el Estado paga cero, las empresas sólidas que emiten bonos hacen lo mismo, ya que muchas de ellas tienen mejor calificación crediticia que el propio Estado. Así, la dura realidad es que, ahora, si quieres coger peces, tienes que mojarte el trasero.
Meterse con los bancos centrales no va a solucionar el problema. Queda muy bien en las tertulias, pero no va a servir de mucho en las reuniones con los clientes. Se puede decir que en este escenario es más difícil el trabajo del asesor y del gestor, pero no que no se puede hacer nada. La “comisión de gestión” se llama así por algo. Hay que gestionar.
Así que vamos a predicar con el ejemplo o, mejor dicho: con unos cuantos ejemplos.
Renta fija emergente
No es toda igual de arriesgada. Por ejemplo, Australia tiene mejor rating que España y ofrece más cupón en sus bonos, tanto en los denominados en euros –sin riesgo de tipo de cambio– como –todavía más- en dólares.
El riesgo está en el dólar. Cierto, pero es un riesgo muy bajo. EEUU está en 'modo subida de tipos', mientras que el BCE mantendrá por mucho tiempo su política acomodaticia.
Otro ejemplo: Arabia Saudí lanza esta semana al mercado bonos denominados en dólares con una rentabilidad entre 160 y 200 puntos básicos más que sus homólogos norteamericanos. Esto significa que, por ejemplo, el bono a diez años puede incorporar un cupón cercano al 2%. Y no creo que Arabia Saudí nos sorprenda con problemas de liquidez.
Los fondos de inversión, además de por sus ventajas fiscales, son interesantes porque se supone que hay un especialista que los gestiona. Y que cobra por ello. Tiene que saber elegir los bonos adecuados y conocer los muchos instrumentos de cobertura que ofrece el mercado para el caso de que aumente la volatilidad. Y los asesores financieros debemos ser capaces de elegir fondos cuyos gestores realmente gestionen. Es el instrumento adecuado para esta idea.
En un país emergente todavía podemos prestarle dinero a una empresa o un Estado a corto plazo y recibir un cupón interesante a cambio
Luego están los plazos. A más cortos, menos riesgo. Por eso el Tesoro español paga cero o incluso te devuelve menos de lo aportado en su deuda de corto plazo (en eso consisten los “tipos de interés negativos”) En un país emergente todavía podemos prestarle dinero a una empresa o un Estado a corto plazo y recibir un cupón interesante a cambio.
Por lo tanto, una primera alternativa son los fondos de inversión que invierten en renta fija emergente de corto y medio plazo con buena calificación crediticia. Denominados en dólares si se está dispuesto a asumir algo más de riesgo a cambio de un poco más de rentabilidad.
Fondos que invierten en deuda a corto plazo en dólares
El euríbor a un año está en el -0,08%. En otras palabras: no te van a dar nada en un banco por un depósito a un año, salvo que también les compres un montón de productos financieros pagando un pastón en comisiones.
Pero hete aquí que en EEUU el equivalente a nuestro euríbor ofrece un 1,60%.
Y no acaba ahí la cosa. Si la Reserva Federal sube los tipos de interés – lo cual es muy probable – ese 1,60% se puede convertir fácilmente en un 2%. Y si vuelve a subirlos, mayor todavía será la rentabilidad vía intereses.
En un fondo de deuda a corto en dólares la temida subida de tipos de la FED nos animaría el día en lugar de quitarnos el sueño. Ojo con la comisión.
Mi idea favorita sigue siendo el dividendo
No sé cuántas veces les habré dado la 'brasa' con este tema. Recuerdo que ya lo hacía hace dos años en “mi libro” (“Y, yo que hago con mis ahorros”), y lo sugería en paralelo a la compra de bonos españoles –daban más del 2,5% por aquel entonces-, para ir preparándonos para cuando, como ha ocurrido, los tipos cayeran a cero.
Quien haya seguido mi recomendación estará cobrando ahora ese 2,5% o más en sus bonos y seguirá haciéndolo durante siete años. Y en las acciones estará cobrando un estupendo cupón, probablemente toda su vida. En ambos casos se puede ahorrar la lectura de este artículo y mantener su dinero donde está.
Para quien no lo hiciera todavía se puede obtener un 3% en forma de dividendo -o incluso algo más– en valores europeos que van a mantener ese dividendo en el futuro. No todos, ojo, los bancos y la telecos quedarían descartados. Sólo hablamos de empresas con negocios maravillosamente “aburridos”, como la distribución de gas y electricidad o las concesiones de autopistas, entre otros.
Siempre he dicho que ganar dinero en los mercados es más cuestión de disciplina que de inteligencia
El problema es, por supuesto, que aunque un valor sea sólido, pague un 3% anual en dividendos y vaya a seguir haciéndolo, la mayoría de la gente lo que mira es la cotización, no el dividendo. Y ya sabemos lo que pasa con la cotización: que sube y baja (aunque en este caso ha subido, pues desde que escribí el libro hasta hoy la suma de dividendo y revalorización del Eurostoxx 600 ha sumado un 7%)
Mi consejo es el mismo que entonces: “sea abuela”. Mi abuela no sabía lo que era la volatilidad, porque compraba acciones para cobrar “el cupón”, no para obtener una plusvalía. Para ella la volatilidad no existía. Y piense que tampoco está usted invirtiendo en una 'startup' tecnológica, sino en una distribuidora de gas o una concesionaria de autopistas. No creo que sea como para perder el sueño.
Siempre he dicho que ganar dinero en los mercados es más cuestión de disciplina que de inteligencia. Si cree que puede tener la disciplina de una abuela la opción del dividendo es mejor que la de cualquier bono. Entre otras cosas porque, si algún día mejora la economía europea –y cosas más raras se han visto– el dividendo podría incluso aumentar.
Caben dos posturas ante la caída de los tipos de interés. Una, quejarse. Otra: buscar alternativas.