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Claves para ganar en los mercados en 2021 (II)
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Víctor Alvargonzález

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Claves para ganar en los mercados en 2021 (II)

Hoy vamos a hablar del que, en nuestra opinión, será el segundo factor que marcará la diferencia entre carteras ganadoras o perdedoras. En realidad sería más bien insistir de nuevo

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El otro día hablamos de que una de las claves para ganar dinero en 2021 – o no perderlo - estará en identificar a tiempo el primer globo sonda que envíen los bancos centrales para preparar al mercado ante una eventual reducción en sus compras de bonos. La simple insinuación preparatoria tendrá efectos muy significativos, tanto en el mercado de bonos como en la renta variable. Aunque serán más dolorosos en el primero.

Hoy vamos a hablar del que, en nuestra opinión, será el segundo factor que marcará la diferencia entre carteras ganadoras o perdedoras. En realidad sería más bien insistir de nuevo en algo que llevamos insistiendo – y poniendo en práctica - en Nextep desde hace un par de meses: aprovechar la rotación que se va a producir entre activos, sectores y países como consecuencia del cambio que supone la salida de la pandemia.

Pasar de una situación de pandemia mundial - incluido un confinamiento que no tiene precedente - a un escenario completamente opuesto afectará sin duda a la renta variable. Pero rentabilizarlo no será tan sencillo como dicen quienes lo resumen en que hay que vender todo lo que ha funcionado en 2020 y comprar aquello que lo que lo hizo mal. Esa estrategia de “brocha gorda”, que sin duda a veces funciona, no es la que creemos que va a funcionar en 2021.

Los vendedores de miedo seguían con su mantra del apocalipsis financiero y la “burbuja”, pero nosotros recordábamos el dividendo del 3 %

En primer lugar, porque va a ser un proceso gradual, así que el “timing” será fundamental. Empezando por el de los bancos centrales, cuyo primer globo sonda igual lo lanzan dentro de tres meses que de ocho o nunca. No lo saben ni ellos. Dependerá de cual sea el ritmo al que se estabilice la economía y de si luego se anima o no el consumo. Y en que medida.

En segundo lugar, porque los que ya se han “bajado” apresuradamente del tren de los índices tecnológicos olvidan tres cuestiones fundamentales. La primera es que las limitaciones a la compra física de bienes y servicios van a seguir durante bastante tiempo y los beneficiarios seguirán siendo los proveedores online. La segunda, que el coronavirus ha sido el mejor agente comercial que jamás haya tenido la revolución digital. Ha cambiado los hábitos de consumo de mucha gente que no utilizaba el comercio electrónico o lo hacía de forma residual. En tercer lugar, pero no menos importante, que quienes dan por muerta la inversión en tecnología olvidan que todavía estamos en plena revolución industrial, en este caso la digital.

Además, al menos inicialmente, el proceso de rotación va a ser más de ir añadiendo piezas que de ir quitándolas. Piezas que, de hecho, había que haber añadido hace unos meses, aprovechando que estaban baratas. Mientras los vendedores de miedo seguían con su mantra del apocalipsis financiero, la “burbuja” y la necesidad de buscar refugio, nosotros recordábamos el dividendo del 3 % o más que pagaban las mejores empresas europeas y norteamericanas cuando los bonos ofrecían rentabilidad negativa o “cero coma” por cupón. Los inversores se han ido dando cuenta y en los últimos meses la renta variable ha batido por goleada a la renta fija.

Foto: Foto: EC.

En el proceso de rotación también va a ser importante no comprar gato en lugar de liebre. Es cierto que este año muchos últimos serán los primeros, pero también lo es que muchos últimos seguirán siendo los últimos, ya que sus problemas no se acaban porque se consiga inmunidad de grupo o tratamientos eficaces contra el coronavirus.

Las empresas que tenían problemas antes del virus por no haberse sabido adaptar al nuevo entorno económico, seguirán teniéndolos. Esto es importante, porque afecta sobremanera a un estilo de gestión que ha estado muy de moda en España y que, como hace tiempo que no levanta cabeza, está muy presente en la mente de los inversores, bien porque esperan el ansiado repunte, bien porque piensan que puede ser una oportunidad de inversión.

Efectivamente, el “value” se beneficiará – o debería beneficiarse - de la rotación. Pero no todos los gestores. Por un lado estarán los que seguirán apostando por el precio como único elemento para definir que hay “valor” en una compañía . En el otro estarán los gestores que entiendan el “valor” como algo más amplio, es decir, que sepan entender el valor de una marca, de un producto, de un negocio o de un mercado, además del precio. Nosotros pensamos que estos últimos son los que tienen probabilidades de generar “alpha” con su gestión y seguimos trabajando para encontrarlos.

También seguirá notándose la mejora de la rentabilidad por la reducción de comisiones, ahora es más fácil comprar fondos indexados

La rotación abre la esperanza a que la gestión activa de fondos deje de ser superada constantemente por la gestión pasiva. Que en 2021 haya gestores que sepan ver la oportunidad que genera el proceso. Pero no nos engañemos: la clave de la rentabilidad seguirá estando en la elección de activos, sectores y países, lo que se conoce como distribución de activos.

También seguirá notándose la mejora de la rentabilidad por la reducción de comisiones, ahora que cada día es más fácil comprar fondos indexados o clases limpias de fondos tradicionales. Con la ventaja de que los fondos de gestión activa también se pueden comprar con clases limpias, es decir, con comisiones muy parecidas a las de los fondos indexados. Pero cuidado: siempre y cuando no le obliguen a firmar un contrato de gestión, porque en ese caso el ahorro puede ser mucho menor o inexistente (por la duplicidad de comisiones). Tiene que ser compra directa de fondos indexados o de clases limpias de fondos tradicionales.

El otro día hablamos de que una de las claves para ganar dinero en 2021 – o no perderlo - estará en identificar a tiempo el primer globo sonda que envíen los bancos centrales para preparar al mercado ante una eventual reducción en sus compras de bonos. La simple insinuación preparatoria tendrá efectos muy significativos, tanto en el mercado de bonos como en la renta variable. Aunque serán más dolorosos en el primero.

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