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'Tapering' amable o agresivo, esa es la cuestión
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Víctor Alvargonzález

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'Tapering' amable o agresivo, esa es la cuestión

Los banqueros centrales también se equivocan – menos que el FMI pero también – y si no, que se lo pregunten al señor Trichet

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde (Reuters)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde (Reuters)

Los mensajes que nos llegan actualmente de los bancos centrales podrían ir acompañados de sonido de violines y fondo de flores. La Reserva Federal nos dice que no nos preocupemos, que retirará el estímulo monetario con tanto cuidado que ni nos vamos a enterar. ¿Y la señora Lagarde? Más dulce todavía: ella ni siquiera va a hacer “tapering”, aunque haya dicho que va a reducir las compras de bonos y en inglés “tapering” significa moderación y a mi me parece que es lo mismo. Pero da igual: si ella dice que no es “tapering”, no lo es, así que “tranquis”.

El problema es que el hombre propone – o la mujer, en el caso de Lagarde– y Dios dispone. Sin duda la intención de los banqueros centrales es que el proceso de moderación del estímulo monetario – “tapering” para los amigos - sea el que haría Alicia en el país de las maravillas si fuera la gobernadora del banco central, pero en este asunto los presidentes de los bancos centrales proponen y es la inflación quien dispone.

Es muy sencillo: tanto los planes de Powell como de Lagarde se basan en una idea muy clara: la inflación se ha disparado como consecuencia de la reapertura de la economía, pero luego volverá a donde estaba. Y eso es lo que les va a permitir quitar con amabilidad y sumo cuidado la respiración asistida. Y sobre todo, aunque no lo digan, evitar que se derrumbe el precio de los bonos, porque da la casualidad que se han convertido en los mayores compradores del mercado. De hecho, prácticamente los únicos en el caso de los bonos italianos o españoles (el BCE).

Foto: Sede del Banco Central Europeo. (EFE)

En principio la idea es sólida. Recuperada la normalidad y teniendo en cuenta que la revolución digital - que es claramente desinflacionista - sigue su curso, el escenario de un “tapering amable” es factible. Si la inflación se queda en el 2 % en la Eurozona y en el 3% en EEUU seguirá bajando el precio de los bonos, porque aunque sea amable, sigue siendo “tapering” y lo siguiente es cerrar el grifo. Pero no sería un desastre. En cuanto a la renta variable, un escenario de alto crecimiento con inflación acorde a los objetivos de los bancos centrales es el mejor posible.

Ahora bien, ¿qué ocurre si no baja la inflación, o baja menos de lo esperado? No quiero decir que vaya a ser así, pero hay que estar preparados para cualquier situación. Los banqueros centrales también se equivocan – menos que el FMI pero también – y si no, que se lo pregunten al señor Trichet.

El escenario “amable” ya lo hemos visto, pero ¿y si la inflación se estabiliza por ejemplo por encima del 2,5 % en Europa o del 3,5% en EEUU? (recordemos que ahora mismo es del 3 % y del 5,3%, respectivamente). En ese caso, tanto Powell como Lagarde no tendrían más remedio que ser menos amables y pasa a ser más bien “bordes”.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters)

En ese caso el cierre del grifo tendría que llegar antes. Y como los mercados están más a los datos que a los anuncios, les bastaría con ver que la inflación se va por encima de lo previsto para empezar a vender bonos como si quemaran. Con la inflación por encima de lo esperado y la pandemia teniendo cada vez menos efecto económico, ni siquiera la señora Lagarde podría utilizar la excusa de la pandemia para mantener bajos los costes de financiación de los políticos europeos. A este otro escenario le llamaremos, para entendernos, el del “tapering borde”. Sería terriblemente dañino para los bonos y seguramente generaría una corrección considerable en la renta variable.

Finalmente está el escenario en el que nuestros amables banqueros centrales pasan a resultar extremadamente desagradables. Sería aquel en el que la inflación se estabiliza en niveles cercanos a los actuales y hasta la Sra. Lagarde pasa de hada madrina a madrastra. Sería un desastre para los fondos de renta fija de medio y largo plazo que invierten en bonos – que por cierto todavía tienen mucha presencia en las carteras gestionadas de los inversores españoles - y seguramente pondría fin al ciclo alcista bursátil en vigor.

No me interpreten mal: no estoy intentando que me admitan en el amplio grupo de analistas que anuncian habitualmente el fin del mundo financiero, sea por “la crisis”, “la burbuja” o cualquier otra cosa que encuentren para meter miedo a los inversores y que busquen su protección. Simplemente creo que siempre hay que tener preparada una hoja de ruta para todos los posibles escenarios, especialmente cuando, como ocurre actualmente, todos son perfectamente posibles. Incluso que ni a base de gasto público e inundación de liquidez consigamos librarnos del fantasma de la deflación (escenario que sería muy bueno para los bonos y malo para la renta variable, pero que no parece el más probable).

Afortunadamente no estamos ante un virus o un desastre natural cuya llegada es difícil de predecir. Los cambios en el nivel de precios – inflación - se ven venir. Sobre todo si se siguen las pistas e indicadores adecuados. No nos queda espacio para hablar de ellos, pero lo haremos la conferencia que daremos en abierto el próximo día 21. Tienen información al respecto en nuestra cuenta de Twitter @NextepFinance.

Los mensajes que nos llegan actualmente de los bancos centrales podrían ir acompañados de sonido de violines y fondo de flores. La Reserva Federal nos dice que no nos preocupemos, que retirará el estímulo monetario con tanto cuidado que ni nos vamos a enterar. ¿Y la señora Lagarde? Más dulce todavía: ella ni siquiera va a hacer “tapering”, aunque haya dicho que va a reducir las compras de bonos y en inglés “tapering” significa moderación y a mi me parece que es lo mismo. Pero da igual: si ella dice que no es “tapering”, no lo es, así que “tranquis”.

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