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El fin de la inocencia … y de las carteras sin amortiguadores
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Víctor Alvargonzález

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El fin de la inocencia … y de las carteras sin amortiguadores

Al inicio del año los inversores empiezan a darse cuenta de que la Reserva Federal no son los reyes magos. Que la Fed no va a estar regando eternamente el sistema con dinero barato

Foto: Foto: EFE
Foto: EFE

Los británicos tienen una expresión para definir ese momento o situación en el que todo es maravilloso. Lo llaman “hunky dory”.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia nos ha recordado que el mundo no es “hunky dory”. Y no sólo supone la pérdida de la inocencia para occidente en general y los más jóvenes en particular, también lo es para muchos inversores.

Desde el año 2010 invertir ha sido “hunky dory”. Si te abstraías de los vendedores de miedo y sus “clickbait” sobre “la burbuja” o la “represión financiera”, y te limitabas a invertir en una serie de grandes índices bursátiles, en la mayoría de las ocasiones el resultado anual era “hunky dory”.

Pero en 2020 llegó un primer aviso. Aunque al final el resultado de los índices se salvó gracias a los bancos centrales, quien sobreponderara China y el NASDAQ lo llevo mucho mejor que la media. Y su salud mental y física también.

Al inicio del año los inversores empiezan a darse cuenta de que la Reserva Federal no son los reyes magos

2021 dio un nuevo aviso y nos dijo que la inflación no ha desaparecido de la faz de la tierra. Así, determinados sectores que llevaban mucho tiempo dormidos se permitieron la osadía de superar por dos dígitos la rentabilidad del rey NASDAQ y del SP500.

Finalmente, en 2022, se pierde definitivamente la inocencia inversora. Y se aprende lo importante que es viajar con un coche que lleve amortiguadores, o mejor dicho, que pueda y sepa activarlos. Porque los mercados son autopistas hasta que dejan de serlo.

Al inicio del año los inversores empiezan a darse cuenta de que la Reserva Federal no son los reyes magos. Que la Fed no va a estar regando eternamente el sistema con dinero barato. La principal víctima de esa pérdida de inocencia es el NASDAQ y, en menor medida, el SP 500.

En Europa el impacto fue menor, porque Lagarde tenía una visión muy “hunky dory” de la inflación. Le preocupaba más mantener bajos los tipos de interés en el sur de Europa.

Y en esto llegó Putin.

Foto: Parqué de la Bolsa de Madrid.

No puede haber una imagen más clara de la pérdida de la inocencia. Desde su imagen personal hasta sus tanques, pasando por sus generales con gorras inmensas y siguiendo con sus armas nucleares. La generación “woke” no solo se ha dado cuenta de que el diablo existe, sino que, en nuestro deseo de hacer el bien y proteger el planeta – algo que desde luego comparto - le dimos el monopolio del suministro de gas de media Europa, sin contar con el back up adecuado (la energía nuclear).

La perspectiva de que Europa se quede sin gas y que además se le dispare la inflación le ha dado la puntilla también a los grandes índices europeos. Aunque ojo: no a todos por igual (esto es importante).

Y así se ha perdido la inocencia en general y, con ella, la visión “hunky dory” de la gestión pasiva de carteras de fondos de inversión.

Antes de seguir, permítame aclarar algo muy importante: es muy distinto hablar de gestión pasiva de fondos de inversión que de carteras formadas por fondos de inversión.

Si ya se notaba antes el temor a la inflación, mucho más ahora que como consecuencia del aislamiento económico de Rusia hay más inflación

Aunque el ratio ha mejorado - de hecho este año hay excepciones muy loables -, la gestión activa de fondos sigue quedándose por detrás de sus índices de referencia, por lo que sigue siendo válida la afirmación de que, en general, es mejor utilizar fondos de gestión pasiva (tradicionales y ETF), que son los que se limitan a seguir a todo tipo de índices y sectores y son más baratos que los fondos de gestión activa.

Por el contrario, todos los años - especialmente años como este - se nota la efectividad de ser activo en la gestión (o asesoramiento) de las carteras. Me refiero a serlo en lo que se conoce como distribución de activos o “asset allocation”, es decir, en la elección y el peso que se otorga en las carteras a cada tipo de fondo, o lo que es lo mismo, a cada activo, sector o país.

En lo que va de año, los que se benefician o se ven menos perjudicados por el incremento de la inflación lo hacen bastante mejor que los grandes índices. Y el motivo es muy sencillo: si ya se notaba antes el temor a la inflación, mucho más ahora que la principal consecuencia del aislamiento económico de Rusia es más inflación. Porque la diferencia no tiene mucho que ver con la gestión activa, sino con los activos, sectores y países en los que invierten dichos fondos.

Foto: El presidente ruso Vladimir Putin en una imagen de archivo (Reuters/Namenov)

Evidentemente, predecir que Rusia iba a invadir un país europeo en pleno siglo XXI era mucho predecir. No seré yo quien diga que me lo esperaba. Lo que no era tanto predecir, y así lo hicimos hace meses, es que la fuerte recuperación económica que se estaba produciendo, cuellos de botella incluidos, iba a incrementar la inflación. Nos habrán escuchado mencionar lo de “La Gran Rotación”, que pusimos en mayúsculas para resaltar la magnitud del proceso. Y que una de las grandes características de esa Gran Rotación es, precisamente, el aumento de la inflación.

En consecuencia, hay carteras de fondos que aguantan mucho mejor el doble impacto con el que se inicia 2022, es decir, el miedo al cierre del grifo de la liquidez y el miedo a las consecuencias de la guerra. Y sufren menos porque tienen en cartera un peso considerable en fondos que invierten en activos sectores o países que sufren en menor medida o incluso ganan con el aumento de la inflación.

Pero no nos quedemos en los detalles o los ejemplos. Igual que se ha superado el virus se superará la guerra y probablemente más adelante se equilibre la inflación. Lo importante es tener en cuenta de que ni la vida ni el mundo son “hunky dory” y, en consecuencia, tampoco lo son los mercados. No se debe invertir sin contar con los conocimientos, la disposición y el acceso a productos que nos sirvan para amortiguar la volatilidad cuando se complican las cosas, porque las cosas siempre se acaban complicando. Y a veces durante mucho tiempo.

Foto: Cartel del gasoducto Nord Stream 2. (EFE/Clemens Bilan)

Hemos entrado en un periodo muy diferente a los felices años “woke”. No es que no se pueda ganar dinero, es que se tendrá que ganar de una forma diferente y partiendo de la base de que hay que contar con amortiguadores, porque, si bien es cierto que a largo plazo el camino de los grandes índices es alcista, en el medio plazo puede haber duros periodos bajistas en los que es importante que el asesor o el gestor sean capaces de activar los amortiguadores (que obviamente serán diferentes en función de que motive ese periodo bajista). Porque no todo el mundo está capacitado para aguantar un largo periodo bajista.

La buena noticia es que siempre que baja un activo hay otro que sube o que baja menos. Hay que considerar seriamente la inversión sectorial y darle más peso a países que no tienen mucho peso en los índices. No digo que así ganemos en los periodos difíciles, pero si que aguantamos mejor el tirón, que no es poco. Porque, ¿por qué comprar un coche sin amortiguadores, cuando por el mismo precio podemos tener uno que los lleva de serie?

Los británicos tienen una expresión para definir ese momento o situación en el que todo es maravilloso. Lo llaman “hunky dory”.

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