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¿Es una corrección o es el fin del mundo?
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Víctor Alvargonzález

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¿Es una corrección o es el fin del mundo?

Cuando parezca imposible que el mercado pueda rebotar es cuando rebotará. Ese será el momento de volver a plantearse si la Fed ha decidido hundir la economía norteamericana

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Foto: Reuters/Brendan McDermid

Es la pregunta que se hacen ahora los inversores. La misma que se hicieron cuando se devaluó el yuan, cuando se produjo el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, cuando llegó el COVID o cuando Evergrande iba a ser el “Lehman chino”. Por citar caídas bursátiles similares en los últimos 10 años.

La pregunta es pertinente, porque, aunque en todas aquellas ocasiones el mercado acabó rebotando y retomando la tendencia alcista, en esta ocasión no contamos con el apoyo de la Reserva Federal de los Estados Unidos. No solo no está el primo de Zumosol, es que es el causante de la caída.

Lo primero que hay que plantearse es si lo que está produciendo la corrección actual tiene enjundia como para llevar a la economía global no ya a una recesión – una recesión leve de un par de meses no es el fin del mundo -, sino a una depresión económica de largo alcance. Porque esa es la visión actual de los inversores. los niveles de pesimismo son similares a los alcanzados en momentos tan duros como la llegada del COVID o incluso la crisis financiera de 2008. Los indicadores de sentimiento están a esos niveles y el ratio miedo – avaricia ha entrado en la zona de “miedo extremo”.

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Lo que más le preocupa al mercado es que la Reserva Federal de los Estados Unidos se pase de frenada. Que en su deseo de moderar la demanda interna norteamericana para que se reduzcan los precios, suba demasiado los tipos de interés y acabe llevando a la economía a una fuerte recesión. Y cuando decimos subir los tipos de interés incluye los de los bonos, que, como consecuencia de su retórica agresiva, se han disparado y han contagiado todo el sistema crediticio norteamericano.

El mercado descuenta que la Fed pueda subir los tipos de interés hasta el 3 %. Esto no debería dar tanto miedo. De hecho, tipos entre el 2 % y 3 % son de lo más normal en los últimos 60 años. De hecho, serían bajos si consideramos la media histórica. Con tipos del 3% y del 4% ha habido años de crecimiento en la economía norteamericana.

Respecto a los tipos de interés de los bonos, tampoco es nada raro que el bono con vencimiento a 10 años esté al 3 %. Ha estado ahí o por encima durante más de 50 años. Aunque conviene aclarar que a partir del 3,50 % detrae mucho dinero de la bolsa. Es un indicador a vigilar.

Las correcciones han sido siempre excelentes oportunidades de hacer cartera si previamente has acumulado liquidez

¿Y la guerra? De momento la guerra a los inversores norteamericanos no les afecta mucho. Saben que quien paga la factura de las sanciones es Europa y que ellos van a vender muchas más materias primas. Y que empresas que iban a instalarse en Europa decidirán irse a EE.UU., que no tiene de vecino a Putin. Además, el mercado ya ha descontado que habrá un conflicto de largo recorrido en Ucrania, con sus momentos de guerra, treguas, conversaciones de paz y vuelta a las hostilidades. Lo que de verdad le mete miedo al mercado son las subidas de tipos y la retirada de estímulo monetario.

¿Cuándo acabará esta caída?: cuando se den una o varias de las siguientes circunstancias: a) que se vea una reducción de la inflación como consecuencia de la restricción monetaria, b) que el mercado de por descontadas todas las malas noticias c) que quienes mantienen sus acciones y fondos de renta variable simple y llanamente no se planteen vender y prefieran esperar (el mercado también sube por ausencia de vendedores) o c) que lleguemos a un nivel de precios atractivo para los grandes inversores institucionales. En este sentido conviene aclarar que la valoración del mercado en la parte no tecnológica del mismo está ya en la media histórica o incluso por debajo (PER forward de 15 veces en EE.UU). En Europa el Eurostoxx 600 está incluso por debajo de 12 y con una rentabilidad por dividendo del 4 % (históricamente alta). Si es por precio, pronto veremos llegar compradores.

¿Qué hacer?: Las correcciones, especialmente las más profundas, han sido siempre excelentes oportunidades de hacer cartera si previamente has acumulado liquidez. En nuestro caso recomendamos en su día acumular liquidez no remunerada en forma de fondos monetarios (mejor que tener pérdidas en fondos de renta fija) y liquidez remunerada, en forma de productos inversos de deuda que se benefician de la caída del precio de los bonos. Si cuentas con un buen porcentaje de liquidez, tu mayor problema es acertar a la hora de invertirla. Les adelanté algo al respecto en mi artículo anterior.

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Si además el resto de la cartera está mayoritariamente en sectores e índices que aguantan bien el impacto de la inflación - algo que desde estas mismas páginas hemos dicho tantas veces sobre tener en cartera a los beneficiarios de La Gran Rotación - no nos preocuparíamos. La estrategia de la gran rotación ya tiene en cuenta que habrá más inflación y que subirán los tipos de interés y ambas cosas acabarán notándose positivamente en esos activos, sectores y países.

A quien no le aconsejaron que acumulara liquidez con antelación le daríamos el mismo consejo que dimos cuando nos pasó a nosotros: si el primer error fue no acumular liquidez con antelación, el segundo es vender en pánico. De hecho, parte de nuestra liquidez actual la obtuvimos aprovechando el rebote que tuvo el mercado cuando parecía que iba a haber una solución negociada en Ucrania.

Cuando parezca imposible que el mercado pueda rebotar es cuando rebotará. Ese será el momento de volver a plantearse si la Fed ha decidido hundir la economía norteamericana - en cuyo caso habrá que aprovechar la ventana de oportunidad para vender -, o si el mercado está exagerando - en cuyo caso mejor mantener y esperar a tiempos mejores -. Pero, sobre todo, será el momento de plantearse cuál es nuestro perfil de inversión, porque si una caída del 15 % en renta variable nos impide dormir, deberemos reducir el peso de la renta variable.

No parece que ni Putin ni la OTAN tengan especial interés en enfrentarse directamente. La clave está, por lo tanto, en la inflación

¿Puede salir todo mal? Claro: en los mercados todo es posible. La Reserva Federal solo puede controlar la inflación que se genera por un exceso de demanda frente a la oferta disponible de bienes y servicios. No puede controlar la inflación que generarían nuevas sanciones a Rusia (por ejemplo el gas). Tampoco controla los cuellos de botella que forman los confinamientos en China. Por eso habrá que vigilar cómo evolucionan ambas cosas. Y en el caso de las sanciones, ver que capacidad tienen otros países productores de materias primas de ir cubriendo el hueco que deja Rusia.

Lo más importante será seguir atentamente los indicadores adelantados que afectan a la inflación, que nos irán diciendo si la Reserva Federal es capaz o no de reducirla. En cuanto a la guerra de Ucrania, tiene cada vez más pinta de ser un conflicto largo, pero centrado en aquel país. No parece que ni Putin ni la OTAN tengan especial interés en enfrentarse directamente. La clave está, por lo tanto, en la inflación. En que salga mejor o peor de lo esperado en los próximos meses.

Es la pregunta que se hacen ahora los inversores. La misma que se hicieron cuando se devaluó el yuan, cuando se produjo el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, cuando llegó el COVID o cuando Evergrande iba a ser el “Lehman chino”. Por citar caídas bursátiles similares en los últimos 10 años.

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