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Atrapados en fondos de renta fija a vencimiento
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Víctor Alvargonzález

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Atrapados en fondos de renta fija a vencimiento

Venimos de una época en la que los de fondos de renta fija de largo plazo habían subido mucho y, por lo tanto, eran más fáciles de colocar

Foto: Un hombre observa el gráfico del Ibex. (EFE/Fernando Alvarado)
Un hombre observa el gráfico del Ibex. (EFE/Fernando Alvarado)

Siempre insistimos en que, en los mercados, la independencia, además de ética, es rentable. Evita errores, pérdidas e incurrir innecesariamente en costes de oportunidad.

Recientemente, dos periodistas de El Confidencial informaban sobre cómo habían aumentado las quejas ante la CNMV por la colocación de fondos de renta fija por parte de las entidades financieras. La primera "ronda" se produjo como consecuencia de las fuertes pérdidas que tuvieron los fondos de renta fija en 2022. Se vendieron como productos conservadores, pero muchos ahorradores se encontraron con pérdidas de más del 10% en un año.

Un fondo de renta fija es realmente conservador cuando es de duración corta, es decir, invierte en activos de renta fija con vencimiento a corto plazo. Por el contrario, si invierte en bonos de largo plazo, es muy sensible a la evolución de los tipos de interés y, por lo tanto, muy volátil.

Pero se trataba de vender, no de asesorar. Veníamos de una época en la que los de fondos de renta fija de largo plazo habían subido mucho y, por lo tanto, eran más fáciles de colocar.

Foto: Ilustración. (Pexels)

Cuando llegó la subida de tipos, bajó el valor de los bonos. Porque existe una relación inversamente proporcional entre el tipo de interés y el precio de un bono en el mercado. Y pasó lo que pasó.

Iniciada la tormenta, tampoco se recomendó a los inversores vender. Si les decían que se pasaran a fondos monetarios o letras del tesoro, el distribuidor perdía la comisión. La comisión de un fondo de renta fija de medio y largo plazo suele ser tres o cuatro veces superior a la de un fondo monetario. Los agraviados no se limitaron a ir a la CNMV a protestar. Muchos querían llevarse el dinero. Además, los depósitos que ofrecía el banco pagaban mucho menos que las letras del tesoro o los fondos monetarios.

Las entidades financieras hicieron de la necesidad virtud: les recomendaron a los clientes unos productos que mataban dos pájaros de un tiro, que evitaban que se fueran y aseguraban su cautividad a medio plazo. A esta "brillante" idea se le llamó "fondos de renta fija a vencimiento" o "fondos con rentabilidad objetivo".

El banco, gestora, etc., empaquetaba una serie de bonos en un fondo de renta fija, bonos que, por ejemplo, daban una rentabilidad por cupón del 3,5%. La entidad financiera se quedaba un 1,5% por la "gestión" (¿qué gestión?) y otros conceptos y le cedía al cliente el 2% restante. Así el cliente se apaciguaba y se olvidaba de llevar su dinero a letras y monetarios.

Pero como vender no es lo mismo que asesorar, el banco, sociedad de valores o asesor no independiente "olvidaron" decirle a los clientes que muchos de esos productos no son fáciles de vender.

Durante un tiempo todo fue bien. Tan bien que el cliente veía como el valor liquidativo del fondo subía gracias a la bajada de tipos y que esa plusvalía superaba el 2,5 % anual ofrecido inicialmente. Así que algunos clientes pensaron que si el valor del fondo seguía subiendo, podría ser una buena idea realizar beneficios. Pero, sorpresa, cuando preguntaron empezaron a surgir los inconvenientes: que si había que ir personalmente a la sucursal (en unos días muy concretos del trimestre), o había que pagar una comisión de reembolso, etc.

Foto: Montones de monedas de euros. (iStock)

Efectivamente, el objetivo no era solo evitar que se fueran los clientes. También lo era mantenerlos a medio y largo plazo. Lo que en el sector llaman "fidelización". Estas quejas no han hecho más que empezar. Según vayan bajando los tipos de interés seguirá aumentando el valor de esos fondos. Pero muchos partícipes no podrán realizar esa plusvalía. O no les compensará hacerlo por la existencia de comisiones de reembolso.

Por el contrario, los que fueron bien asesorados tendrán fondos de renta fija en los que habrán pagado una comisión mucho más razonable y podrán llevarse, además del cupón, la plusvalía por la bajada de los tipos de interés, que seguramente será bastante mayor que lo que se ingrese por cupón (tipo de interés de los bonos).

Mientras se trabaje con un asesor que sea un comisionista de los "fabricantes", lo que va a primar es la comisión, no el asesoramiento

Alguien dirá que no hay engaño, que esa era la oferta. Y legalmente entiendo que es así. Otra cosa es si han sido bien asesorados. Si se les explicó que podría haber inconvenientes a la venta o que había alternativas exactamente iguales, pero totalmente líquidas y con comisiones más bajas.

Mientras se trabaje con un asesor o gestor que sea un comisionista de los "fabricantes", lo que va a primar es la comisión, no el asesoramiento. La única defensa que les queda a los inversores es tratar de asesorarse con alguien independiente cuyos intereses coincidan con los suyos. Y hoy en día ese asesoramiento se puede tener sin necesidad de cambiar de banco. Se trata de cambiar de asesor, no de entidad financiera (en la que se adquieren los productos). Que es lo lógico, porque la entidad financiera es un distribuidor (un vendedor), no un asesor externo independiente. Son cosas muy diferentes.

Siempre insistimos en que, en los mercados, la independencia, además de ética, es rentable. Evita errores, pérdidas e incurrir innecesariamente en costes de oportunidad.

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