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Calma antes de la tempestad

Nos encontramos ante un momento de indefinición total donde un análisis estricto de la situación debería llevarnos a estar fuera de mercado

Foto: Agentes de cambio y bolsa operan en el parqué neoyorquino. (Reuters)
Agentes de cambio y bolsa operan en el parqué neoyorquino. (Reuters)

Sigo pensando que estamos ante unos niveles de precios, en los principales índices Europeos y norte americanos, elevados y distantes de la realidad económica. Los mercados están cada vez más y más lejos de la economía real. Ni la Fed ni el BCE van a poder evitar los movimientos que, bajo mi punto de vista, van a darse en las bolsas. En tanto que el enfoque siga apartado de los spreads de los bonos corporativos, de los resultados empresariales y de la economía real, veo muchas curvas en el horizonte.

Mientras que los algoritmos de los principales especuladores del mundo empiezan y acaban el día en liquidez, los inversores tradicionales buscan oportunidades en estos niveles de precios. Mal asunto. La batalla de siempre, superada ahora un poco más por la diferencia tecnológica, coloca la situación en manos de unos pocos, con más poder y fuerza. Mientras no entendamos y sepamos aprovechar esto, la participación en los mercados se me antoja cada vez mas complicada.

Si miramos a los mercados, lo primero que salta a la vista es la recesión de resultados empresariales que se está produciendo en el S&P500. Sin entrar en los “beneficios ajustados” que se han estado utilizando en el último año, con un 'gap' sobre los reales del 16%, lo que vemos es cómo los beneficios reales están siendo mucho menores a los esperados. Podemos ver esa comparativa para ver la diferencia entre ambas, incluso, en las caídas del presente ejercicio.

Si valoramos las empresas del S&P500 teniendo en cuenta esa caída de resultados y la estructura temporal de los tipos de interés futuros, nos vuelve a dar un mercado sobrevalorado y, por tanto, caro.

Y si tomamos el PER de Shiller actual del S&P500, nos seguimos encontrando con un mercado en niveles casi 10 veces por encima de la media.

Tomando los datos publicados esta semana, sobre Margin Debt (deuda con la que se financia la compra de acciones), nos encontramos con descensos significativos de esa variable. Estas caídas en el nivel de deuda no se veían desde el 2008, al inicio de la crisis financiera. Se están cerrando posiciones adquiridas con apalancamiento pese a que, sin embargo, sigue estando muy cerca de máximos históricos. Lo importante aquí es ver el cambio de tendencia que se está dando.

Históricamente, existe una correlación negativa con la rentabilidad esperada a 3 años del mercado de acciones. Esta medida indica una probabilidad de caída del 45% en los próximos 3 años.

Si atendemos a las razones del rebote del último mes, vemos cómo no hay razones económicas de peso para llevar las cotizaciones más arriba. La idea de que la Fed no subirá los tipos este año y que, incluso, se pondrán en marcha nuevos estímulos de cara a conseguir el objetivo de inflación del 2%, ha sido la verdadera causa del rebote. Pero este tipo de incentivos parecen que han perdido fuerza y es ahora cuando el inversor mira los datos reales que tiene a su alcance. Es este otro factor de riesgo pues, al final, los fundamentales claramente deteriorados empezarán a pesar más sobre el mercado.

Los datos de confianza de la Universidad de Michigan, pese a que han dado una lectura de 92,1 frente a los 87,2 del mes anterior, reflejan cómo existe una percepción de falsa riqueza, que puede dar problemas futuros. Se confunde el exceso de renta por la bajada de los precios de la energía (entre otras variables) con una mayor capacidad de endeudamiento. Y todos sabemos cómo acaba eso.

A nivel técnico, mientras el S&P500 no supere los 2.060 puntos, no se activarán muchos de esos sistemas automáticos que hemos comentado. El índice parece perder fuerza a medida que se acerca y estamos ante un momento complejo.

De nuevo, y ya van muchos este año, nos encontramos ante un momento de indefinición total donde un análisis estricto de la situación debería llevarnos a estar fuera de mercado y, por el contrario, la falta de alternativas de inversión hacen que los flujos monetarios se sigan canalizando hacia las bolsas. Yo sigo con mi idea inicial; fuera de riesgo se está mucho mejor que dentro. Hagan sus deberes antes de invertir. Amenaza tormenta ahí fuera.

Sigo pensando que estamos ante unos niveles de precios, en los principales índices Europeos y norte americanos, elevados y distantes de la realidad económica. Los mercados están cada vez más y más lejos de la economía real. Ni la Fed ni el BCE van a poder evitar los movimientos que, bajo mi punto de vista, van a darse en las bolsas. En tanto que el enfoque siga apartado de los spreads de los bonos corporativos, de los resultados empresariales y de la economía real, veo muchas curvas en el horizonte.

Resultados empresariales Reserva Federal Banco Central Europeo (BCE)