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El papel de los mercados de renta fija en la expansión de la “financiación verde”
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El papel de los mercados de renta fija en la expansión de la “financiación verde”

AIAF, el mercado de renta fija de BME, ha acogido una emisión de “bonos verdes” de ADIF, lo que supone la incorporación del mercado español de deuda a este tipo de emisiones

Foto: Bonos verdes
Bonos verdes

AIAF, el mercado de renta fija de BME, ha acogido una emisión de “bonos verdes” de ADIF por importe de 600 millones de euros, lo que supone la incorporación del mercado español de deuda a este tipo de emisiones, a las que los mercados de valores pueden ofrecer una importante contribución.

La emisión, vehiculada a través de obligaciones a seis años, con un cupón de 0,80 %, ha recibido del evaluador externo Cícero la calificación de “Dark Green”, la máxima otorgada a este tipo emisiones, cuyos recursos se destinan a proyectos que generan beneficios ambientales o climáticos, en dos categorías, en este caso: nuevas líneas y extensión de las existentes de Alta Velocidad; y mantenimiento, renovación y eficiencia energética.

La emisión de bonos verdes de ADIF, la primera emisión de este tipo de bonos que realiza una compañía pública, resulta alentadora como manifestación de la sensibilidad del Gobierno hacia estas prácticas, en línea con la voluntad que viene expresando, entre otros organismos multilaterales, la Comisión Europea (CE) por animar a los gobiernos nacionales a impulsar estas fórmulas sostenibles de financiación.

De hecho, la CE en su proyecto de Unión de los Mercados de Capitales (CMU por sus siglas en inglés) dedica una de sus seis capítulos a la “promoción de la inversión de largo plazo, en proyectos sostenibles y de infraestructuras”.

La emisión de bonos verdes de ADIF resulta alentadora como manifestación de la sensibilidad del Gobierno hacia estas prácticas

Aunque el mercado de “bonos verdes“ tiene una corta vida, puesto que las primeras emisiones por parte del Banco Mundial se realizaron en 2007, y representa aún menos del 1% de las emisiones totales de deuda corporativa, viene experimentando una expansión notable. Para 2017 se espera un volumen bruto de emisiones de 150.000 millones de euros, de acuerdo con las previsiones de una de las instituciones de referencia en este campo, Climate Bond Initiative (CBI), una cifra que supone casi duplicar los 82.000 millones de 2016, que a su vez habían duplicado holgadamente el volumen de 2015.

En nuestro país, con anterioridad la emisión de ADIF se han realizado varias emisiones de este tipo de activos de deuda. Iberdrola ha realizado ya cinco de estas emisiones, la última por 1.000 millones de euros; así como otras compañías, entre ellas Repsol y Acciona, con un préstamo verde del BBVA, y en el ámbito autonómico, la Comunidad de Madrid, que ha efectuado en el presente año una emisión de bonos que ha calificado como “sostenibles”. El ICO ha sacado al mercado recientemente su tercera emisión de “bonos sociales”, con lo que suma un total de 2.000 millones de euros en este tipo de activos.

Con anterioridad la emisión de ADIF se han realizado varias emisiones de este tipo de activos de deuda

El papel de la Bolsa y el Mercado de renta fija puede resultar de gran importancia a la hora del desarrollo definitivo del segmento de los bonos verdes, como factor de información y transparencia, algo que va asociado a la naturaleza de este tipo de activos, así como de su transmisión a los distintitos rincones de las finanzas, de la industria y de los inversores, a efectos de expandir al máximo esta fuente de recursos financieros para proyectos asociados a los recursos naturales, el cambio climático y las energías y tecnologías limpias.

En primer lugar, por dotar a este segmento de una mayor transparencia y una estandarización de las emisiones. Como consecuencia de ello y de la capacidad de dar visibilidad y notoriedad a sus productos, la cotización de los bonos verdes en los mercados oficiales de deuda contribuirá, sin duda, a ampliar la base de inversores -fondos de pensiones, inversores institucionales, aseguradoras, e incluso inversores particulares- generando mayor credibilidad y confianza respecto de este tipo de activos y, por tanto, sobre quienes los emiten.

Existe ya un buen número de fondos de inversión y de pensiones internacionales y otros inversores institucionales que vienen destinando una parte de su cartera a este tipo de bonos, por el interés de sus partícipes en activos orientados a proyectos y empresas más sostenibles y respetuosos con el medioambiente y las buenas prácticas de gobierno corporativo, pero también por la rentabilidad que acompaña a este tipo de bonos, en ocasiones superior a las de otros bonos convencionales.

La disciplina y sistemática a la que obliga la cotización en mercados financieros comportará, además, un importante avance en el “reporting” posterior sobre el desarrollo y destino de los fondos recaudados a través de este tipo de bonos, una cuestión a la que se concede en estos momentos gran importancia.

AIAF, el mercado de renta fija de BME, ha acogido una emisión de “bonos verdes” de ADIF por importe de 600 millones de euros, lo que supone la incorporación del mercado español de deuda a este tipo de emisiones, a las que los mercados de valores pueden ofrecer una importante contribución.

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