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Contra la emergencia climática... ¿qué hace la banca?
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Contra la emergencia climática... ¿qué hace la banca?

El mundo se está transformando, se está rediseñando para ser capaz de afrontar los grandes desafíos que comprometen la continuidad del planeta como un espacio habitable

Foto: Cajeros de una entidad bancaria. (EFE/Emilio Naranjo)
Cajeros de una entidad bancaria. (EFE/Emilio Naranjo)

El mundo se está transformando, se está rediseñando para ser capaz de afrontar los grandes desafíos que comprometen la continuidad del planeta como un espacio habitable. Está evolucionando porque las personas nos hemos dado cuenta del peligro que acarrea la emergencia climática y de la necesidad de responder ante esta amenaza para que las generaciones futuras encuentren un mundo no solo igual que el que hemos disfrutado nosotros, sino mejor.

Este proceso de transformación implica a todos los agentes que tienen capacidad para participar en él: los gobiernos en todos sus ámbitos, ya sean nacionales, regionales o locales; los ciudadanos mediante una implicación activa o respaldando a aquellos que fomentan la sostenibilidad; los grandes grupos empresariales y las pequeñas o medianas empresas; y, finalmente, las instituciones financieras. Todos estos actores están sumando sus fuerzas para responder a una amenaza que los compromete a todos ellos.

En estas líneas quiero destacar el papel que podemos tener las entidades financieras en el proceso de transformación destinado a reorientar la actividad productiva para proteger a nuestro entorno y nuestras sociedades. Los bancos somos fundamentales, ya que somos los encargados de canalizar los recursos que facilitan la transición, proporcionando el acceso a los mercados financieros y mediante las actividades de crédito, ahorro e inversión. Entre los grandes hitos alcanzados en este aspecto, está la creación de la Net-Zero Banking Alliance, de la que formamos parte 43 bancos y que nos permite alinearnos con nuestros compromisos en materia de emisiones de gases de efecto invernadero.

Foto: El presidente de la COP26 de Glasgow, Alok Sharma (REUTERS/ Yves Herman)

El despliegue de nuestra actividad nos ha permitido ir avanzando en el cribado de los recursos que se destinaban a las empresas y los sectores que interfieren en la transformación que tenemos que llevar a cabo. De hecho, en 2017 dimos los primeros pasos de la industria en políticas de petróleo y gas no convencionales y todavía mantenemos una de las políticas más estrictas con este sector, ya que tenemos la clara intención de excluir a los especialistas en hidrocarburos no convencionales que no pueden diversificar sus actividades. Estas acciones se tienen que ver acompañadas de nuevas iniciativas, como el anuncio del año pasado de salir para 2030 de las plantas de carbón térmico de la Unión Europea y de los países de la OCDE, para hacerlo de todos los países del mundo una década más tarde. Esta decisión ha supuesto que hayamos dejado de trabajar con prácticamente la mitad de las compañías eléctricas con las que trabajábamos en todo el mundo.

Sin embargo, no nos podemos olvidar de que nuestro enfoque es constructivo, por lo que tenemos la necesidad de abordar un hecho que es posiblemente más importante que lo expuesto anteriormente: el drenaje en los recursos destinados a las empresas y sectores más contaminantes nos permite reforzar las asignaciones y el capital disponible a las firmas y ámbitos de actividad que más están aportando para acelerar la transformación hacia modelos más sostenibles.

Para conseguir este modelo, el poder transformador no debe limitarse únicamente al sector energético, sino que el alcance de las medidas tiene que expandirse para englobar al conjunto de la actividad productiva.

Foto: iStock

Las entidades financieras podemos hacerlo no únicamente con recursos propios canalizados en préstamos y crédito, sino acercando el capital propio y de los inversores a las firmas más sostenibles mediante herramientas como los bonos verdes. En 2020 ayudamos a que nuestros clientes captaran más de 10.000 millones de euros a través de este tipo de financiación.

En este sentido, es importante no solo interrumpir la financiación a las actividades más contaminantes sino también tener un diálogo abierto con las empresas comprometidas con esta transición en las que invertimos y participar directamente en las Juntas Generales de Accionistas para avanzar hacia una economía inclusiva y con pocas emisiones de carbono.

Queda mucho camino por recorrer, pero también es cierto que hemos avanzado bastante, mucho más de lo que muchos se esperaban, así que no podemos dejar de recordar que los éxitos obtenidos hasta el momento son los que tienen que impulsarnos para conquistar un horizonte que vislumbramos cada vez más cercano.

*Cecilia Boned es presidenta del Grupo BNP Paribas en España

El mundo se está transformando, se está rediseñando para ser capaz de afrontar los grandes desafíos que comprometen la continuidad del planeta como un espacio habitable. Está evolucionando porque las personas nos hemos dado cuenta del peligro que acarrea la emergencia climática y de la necesidad de responder ante esta amenaza para que las generaciones futuras encuentren un mundo no solo igual que el que hemos disfrutado nosotros, sino mejor.

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