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Avanzan los trabajos sobre el 'euro digital'
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Judith Arnal

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Avanzan los trabajos sobre el 'euro digital'

El progreso tecnológico está teniendo múltiples efectos sobre los hábitos sociales y uno de ellos es, sin lugar a dudas, el medio de pago: según un

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto a la presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto a la presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

El progreso tecnológico está teniendo múltiples efectos sobre los hábitos sociales y uno de ellos es, sin lugar a dudas, el medio de pago: según un estudio del BCE, en 2022, el 59% de las transacciones en punto de venta en la zona euro se hicieron con efectivo, frente al 72% en 2019. Estas cifras son aún más acusadas en algunos países de la zona euro, como Finlandia y Holanda, donde solo el 20% de las transacciones en punto de venta en 2022 se liquidaron en efectivo. Esta tendencia al uso creciente del dinero digital no es exclusiva de la zona euro. A esto se une la emergencia de los criptoactivos, que bajo múltiples formas y características, cada vez captan más la atención del público y aunque aún no se ha producido, no es descartable que alguno de ellos pueda llegar a emplearse realmente como medio de pago.

Así las cosas, el sector público ha decidido tomar cartas en el asunto para defender el papel del dinero público (el agregado monetario M0, para los economistas) como ancla de nuestro sistema monetario. Según el Banco Internacional de Pagos, el 90% de los bancos centrales están explorando la posibilidad de emitir sus propias monedas digitales y de hecho, algunas jurisdicciones ya se han lanzado a ello, como Nigeria con el e-Naira, Bahamas con el Sand Dollar o el Caribe Oriental con el D-Cash.

En el caso de la zona euro, en octubre de 2021, el Consejo de Gobierno del BCE decidió lanzar la fase de investigación de un eventual 'euro Digital'. Se espera que esta fase de investigación finalice en octubre de este año 2023, momento en el que el Consejo de Gobierno deberá decidir si lanzar la fase de implementación. Incluso aunque la decisión de lanzar la fase de implementación fuese positiva, esto no supondría una decisión positiva sobre la emisión del 'euro digital'. Dicha decisión llegaría más tarde. Según los trabajos realizados hasta la fecha, el 'euro digital' sería dinero público electrónico, es decir, un pasivo del banco central, que no aspiraría a sustituir ni el efectivo ni los depósitos bancarios. Con el fin de evitar la sustitución de los depósitos, se establecerían límites a las tenencias de Euros Digitales, aunque aquellos ciudadanos que desearan pagar importes superiores podrían hacerlo vinculando su monedero digital a su cuenta bancaria. El uso del 'euro digital' sería de naturaleza minorista y se centraría en los casos de uso de comercio electrónico, pagos en punto de venta, pagos persona a persona y pagos a/del Gobierno. Su uso sería gratuito y podría emplearse incluso sin conexión a Internet.

Pero el diseño del 'euro digital' no es exclusivamente tarea del BCE. Hay cuestiones de naturaleza política que tienen que ser decididas por los colegisladores de la UE. Por ello, el pasado 28 de junio, la Comisión Europea presentó dos propuestas normativas: por un lado, una propuesta para garantizar que los euros en efectivo son moneda de curso legal, preservando así el papel del dinero físico; por otro lado, otra propuesta estableciendo un marco legal para un posible 'euro digital'.

Empezando con la primera propuesta, es evidente que los euros en efectivo son moneda de curso legal en la actualidad en la zona euro, pero esta propuesta normativa persigue aclarar en qué consiste este concepto. Y en particular, la propuesta señala lo que se denomina como doble A: aceptación y acceso. A pesar de que la aceptación de los euros en efectivo es elevada en los 20 Estados miembros de la zona euro, se han experimentado algunos problemas al respecto. Asimismo, hay personas que han encontrado dificultades para acceder a euros en efectivo, por ejemplo, por la falta de cajeros automáticos. De este modo, mediante esta propuesta normativa, los Estados miembros de la zona euro deberán adoptar las medidas necesarias para garantizar la aceptación y el acceso a los euros en efectivo, monitorizando la situación y reportando sobre posibles problemas. Además, la Comisión Europea podría llegar a intervenir, especificando posibles medidas a adoptar.

Foto: Billetes de veinte euros. (EFE/Koen Van Weel)

La segunda propuesta contiene el marco legal y los elementos esenciales del 'euro digital'. Desde la perspectiva de la privacidad, mientras que las transacciones en línea ofrecerían el mismo nivel de privacidad de los datos que los medios de pago digitales existentes, los pagos fuera de línea garantizarían un mayor grado de privacidad y protección de los datos de los usuarios. En efecto, las transacciones fuera de línea con el 'euro digital' permitirían a los usuarios realizar pagos digitales revelando menos datos personales que los que revelan hoy en día cuando realizan pagos con tarjeta.

En cuanto a la distribución del 'euro digital' a particulares y empresas, esta recaería en los bancos y otros proveedores de servicios de pago de la UE. Los servicios básicos del 'euro digital' se prestarían gratuitamente a los particulares. Para fomentar la inclusión financiera, los particulares que no tuvieran cuenta bancaria podrían abrirla en una oficina de correos, por ejemplo.

Desde el punto de vista de la aceptación del 'euro digital', los comerciantes de toda la zona del euro estarían obligados a aceptarlo, salvo los comerciantes de muy reducido tamaño que decidan no aceptar pagos digitales.

Desde el punto de vista de la aceptación del 'euro digital', los comerciantes de toda la zona del euro estarían obligados a aceptarlo

Además de la protección del dinero público como ancla del sistema monetario, el 'euro digital' supondría ventajas adicionales, tal y como expresaron recientemente Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, y Valdis Dombrovskis, Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea: (1) facilidad de uso para los consumidores, que como se ha mencionado, se beneficiarían además de una modalidad fuera de línea o sin conexión que ofrecería mayor grado de privacidad de datos que cualquier otra modalidad de pago digital existente en la actualidad; (2) reducción de las tasas relacionadas con los pagos para los consumidores al estimular la competencia; (3) estímulo de la innovación; (4) reforzamiento del rol internacional del euro; y (5) mejora de la integridad y la seguridad del sistema de pagos europeos.

Sobre la base de la propuesta de la Comisión Europea, ahora es el turno de los colegisladores (Parlamento Europeo y Consejo de la UE) de adoptar su posición individual a nivel interinstitucional, para luego comenzar las negociaciones interinstitucionales o trílogos, conducentes a la adopción final de la norma. Dado que las elecciones europeas tendrán lugar entre el 6 y el 9 de junio de 2024, es poco probable que este expediente normativo vaya a aprobarse en los próximos meses. De todas formas, también queda pendiente mucho trabajo técnico por delante para el BCE.

Si bien se está produciendo un trabajo conjunto por parte del BCE, la Comisión Europea y los colegisladores, será el BCE la institución encargada de decidir si finalmente se emite un 'euro digital' y de ser así, cuándo. Todo apunta a que queda mucho trabajo por delante en todos los frentes. Lo seguiremos.

El progreso tecnológico está teniendo múltiples efectos sobre los hábitos sociales y uno de ellos es, sin lugar a dudas, el medio de pago: según un estudio del BCE, en 2022, el 59% de las transacciones en punto de venta en la zona euro se hicieron con efectivo, frente al 72% en 2019. Estas cifras son aún más acusadas en algunos países de la zona euro, como Finlandia y Holanda, donde solo el 20% de las transacciones en punto de venta en 2022 se liquidaron en efectivo. Esta tendencia al uso creciente del dinero digital no es exclusiva de la zona euro. A esto se une la emergencia de los criptoactivos, que bajo múltiples formas y características, cada vez captan más la atención del público y aunque aún no se ha producido, no es descartable que alguno de ellos pueda llegar a emplearse realmente como medio de pago.

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