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El futuro de la tecnología en Europa: reflexiones sobre cómo Europa puede relanzar su competitividad
La realidad es que Europa compite en una liga tecnológica distinta a la de Estados Unidos, e incluso Asia
En los últimos días, los líderes europeos se han reunido en Budapest para debatir cómo relanzar la competitividad de Europa. La reciente victoria de Trump en Estados Unidos añade urgencia a este reto, aunque persisten desacuerdos sobre cómo financiar estas iniciativas. A continuación, presentamos nuestra visión sobre algunas palancas que Europa debe activar para asegurar su competitividad tecnológica.
Europa lleva años buscando recuperar su lugar en la élite tecnológica global. La tecnología no es un invento del siglo XXI, Europa ha liderado muchas de las revoluciones tecnológicas anteriores, desde la imprenta y la revolución industrial hasta la energía renovable y el “World Wide Web”, el primer navegador de internet. Estas innovaciones son los cimientos de la riqueza, calidad de vida y acervo cultural de los que aún disfrutamos.
Aun así, la realidad es que competimos en una liga distinta a la de Estados Unidos, e incluso Asia. En 2023, sólo siete de las 100 principales empresas tecnológicas eran europeas, una leve mejora desde las cuatro de hace una década. Mientras en Estados Unidos el sector tecnológico representa el 40% del mercado, en Europa sigue rondando un modesto 7%. Esta diferencia ilustra la lenta renovación del tejido económico, que va diluyendo la competitividad de nuestras industrias clave.
La realidad es que no nos falta talento ni ambición; no somos genéticamente diferentes a los americanos, pero el esquema de incentivos europeo entorpece la innovación y el emprendimiento tecnológico. La solución no es sencilla pero hay palancas evidentes que deben activarse lo antes posible, centradas en modificar el sistema de incentivos dando facilidades y eliminando obstáculos.
Consolidar un mercado único efectivo. Las startups europeas tienen que lidiar con infinidad de normativas nacionales diferentes para expandirse por el continente, lo que supone una desventaja frente a mercados como Estados Unidos y China, donde las empresas crecen en ecosistemas unificados de miles de millones de empresas y consumidores. La fragmentación del mercado europeo eleva los costes y ralentiza el crecimiento de las empresas emergentes, obstaculizando su potencial de expansión. Para competir en igualdad de condiciones, Europa debe seguir avanzando con iniciativas como el mercado único digital y la armonización regulatoria, para abrir oportunidades de escalabilidad más rápidas y efectivas a las empresas europeas.
Reforzar la inversión privada europea. Europa debe apostar decididamente por facilitar la inversión, especialmente privada, para acelerar el ecosistema tecnológico local. El desafío está en asegurar la financiación de las mejores compañías con ambiciones globales, y reducir la dependencia de los fondos estadounidenses, que actualmente financian el 70% de las rondas de inversión europeas de más de 100 millones de euros. Una de las medidas clave es reforzar la homogeneización del mercado de capitales, para que Europa pueda acoger a sus propios "campeones tecnológicos" sin que las empresas se vean obligadas a buscar fondos en mercados más dinámicos fuera del continente. A nivel institucional, es necesario facilitar la inversión en tecnología en etapas tempranas a gestoras, fondos de pensiones, aseguradoras y otros agentes, para canalizar mayores volúmenes de capital local hacia startups con alto potencial. Otro aspecto importante es facilitar el cierre de proyectos que no han encontrado viabilidad comercial, permitiendo una reasignación eficiente de recursos hacia iniciativas con mayor potencial. En general, combatir la fragmentación del mercado será vital para que Europa alcance masas críticas de inversión que impulsen a sus empresas tecnológicas hacia una mayor escalabilidad y competitividad global.
Europa debe apostar decididamente por facilitar la inversión, especialmente privada, para acelerar el ecosistema tecnológico local
Favorecer la remuneración del trabajo y el capital emprendedor y tecnológico. El talento en Europa existe y es de primer nivel, pero el marco actual dificulta su retención. El 40% de los graduados europeos en STEM considera mudarse fuera de Europa para desarrollar su carrera. Esta realidad subraya la necesidad de ofrecer mejores incentivos para retener a profesionales clave en la región. Uno de los mecanismos más prometedores es establecer un marco común para los planes de opciones sobre acciones ESOP, a nivel europeo, que permita a los empleados participar en el éxito de las empresas y fortalezca el atractivo de trabajar en startups europeas. Actualmente, solo el 30% de las startups europeas ofrecen ESOP a todos sus empleados, frente al 70% en Estados Unidos. Además, es necesario reducir la presión fiscal tanto directa como indirecta y facilitar la movilidad laboral eliminando barreras regulatorias y administrativas.
Europa cuenta con los recursos y la capacidad para dejar de ser un espectador en la competencia tecnológica global y pasar a ser protagonista. Para lograrlo, debe apostar por el crecimiento, impulsando políticas de armonización, fomentando una mayor conexión entre la academia y el mercado, y creando incentivos que retengan talento y capital. Esto activará un círculo virtuoso donde cada avance potencie al siguiente. El potencial está ahí, crear gigantes tecnológicos en el continente es posible.
*Luis Garay, Partner en Samaipata
En los últimos días, los líderes europeos se han reunido en Budapest para debatir cómo relanzar la competitividad de Europa. La reciente victoria de Trump en Estados Unidos añade urgencia a este reto, aunque persisten desacuerdos sobre cómo financiar estas iniciativas. A continuación, presentamos nuestra visión sobre algunas palancas que Europa debe activar para asegurar su competitividad tecnológica.
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