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Tribuna Mercados
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El dólar en la encrucijada por las políticas de Trump: ¿de los aranceles a un acuerdo Mar-a-Lago?
El Acuerdo de Mar-a-Lago trataría de abordar lo que Miran considera el mayor problema para la economía estadounidense: la sobrevaloración del dólar
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La gravedad – así como incertidumbre máxima – sobre los diversos anuncios arancelarios del presidente Donald Trump y, en particular, los aranceles recíprocos del ‘Día de la Liberación’ del 2 de abril tuvieron como consecuencia una venta masiva en el mercado del Tesoro estadounidense. Las ventas se debieron en parte a los temores inflacionistas relacionados con los aranceles y a que los fondos de alto riesgo, excesivamente apalancados, se enfrentaron a peticiones de reposición de márgenes. Pero lo más significativo fue el repentino reconocimiento de que Trump podría ser capaz de cualquier cosa, al menos en el ámbito de las políticas económicas. Entre las más disruptivas, y no solo para EE.UU. sino para el resto del mundo, se encuentra el llamado Acuerdo Mar-a-Lago, sugerido por Stephen Miran, que ahora preside el Consejo de Asesores Económicos de Trump.
El Acuerdo de Mar-a-Lago trataría de abordar lo que Miran considera el mayor problema para la economía estadounidense: la sobrevaloración del dólar que tanto perjudica a la industria manufacturera estadounidense y, por tanto, detrás del déficit comercial de EE.UU. Su solución sería, nada más y nada menos, que una reestructuración de la deuda soberana estadounidense mediante el canje de bonos del Tesoro a corto plazo en manos de inversores extranjeros por obligaciones de cupón cero no negociables a muy largo plazo, si no perpetuas, con un rendimiento implícito mucho más bajo. El resultado no sólo sería reducir el coste de financiación de la deuda pública estadounidense, sino también debilitar al dólar, aunque la verdad es que esto ya está ocurriendo por vía de un mercado que cada vez está más preocupado por la dirección de las políticas económicas de Trump.
La aparente sencillez de esta propuesta contrasta con sus devastadoras consecuencias, en especial el posible impago de los títulos del tesoro americano, que durante décadas se han considerado el activo más seguro y también más líquido en la moneda de reserva mundial: el dólar.
El trastorno que tal medida podría causar sería tan grande que la propuesta de Miran ha sido generalmente ridiculizada o descartada. Por otro lado, el desorbitado aumento de aranceles anunciado el 2 de abril tampoco habría resultado creíble si se hubiera sabido de antemano lo que ha llevado a algunos inversores a pensar que la idea de un posible canje de deuda – o quizás otras formas de represión financiera para controlar el coste de financiamiento de la enorme deuda pública americana – podría un día hacerse realidad. Otras opciones, más allá del canje, y seguramente más probables, incluirían cooptar a la Reserva Federa para reducir el servicio de la deuda o bien comprando títulos directamente o forzando a los bancos a compararlos (a través de regulación financiera u otros mecanismos). La historia ofrece algunos ejemplos como son el periodo 1942 a 1951 en el que la Reserva Federal introdujo un control explícito de los rendimientos de los bonos del tesoro para ayudar a financiar la segunda guerra mundial y la postguerra. Pero el sistema monetario internacional de entonces tenía menores interconexiones y menor libertad de circulación de capitales lo que hacía mucho más fácil tal represión financiera.
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La fuerte venta de títulos del Tesoro americano del 5 al 9 de abril probablemente está detrás de la decisión de Trump de eliminar -temporalmente – los aranceles que acababa de imponer sobre un enorme número de países, excepto China. Esta llamada de atención del mercado continúa puesto que el coste de financiación sigue en máximos y las bolsas americanas siguen cayendo. La desaprobación de los inversores respecto a los planes de Trump debería hacer aún más improbable un posible acuerdo de Mar-a-Lago pero es tanta la imprevisibilidad de Trump que no se puede descartar ninguna opción.
En consecuencia, los bonos del Tesoro estadounidense ya no pueden considerarse los activos más seguros del mundo, beneficiándose del exorbitante privilegio de Estados Unidos como emisor de la moneda de reserva mundial. El círculo virtuoso por el que el país podía contar con prácticamente infinito capital extranjero para financiar su desequilibrio comercial y también su abultado déficit fiscal está ahora en peligro y, con ello, el futuro del dólar como moneda reserva.
En resumen, coquetear con el papel del dólar como moneda de reserva es, sin duda, aún más arriesgado que imponer aranceles. La reacción tan negativa del mercado muestra, una vez más, que las fuerzas del mercado son la mejor protección que tiene la economía estadounidense contra las malas políticas. Uno solo puede esperar que EE.UU. siga una plena economía de mercado en el pleno sentido de la palabra, de manera que los mercados puedan seguir haciendo su trabajo, castigando cuando sea necesario y, con eso, evitar lo peor.
*Alicia García Herrero, Economista jefe para Asia Pacífico en Natixis e investigador principal en Bruegel
La gravedad – así como incertidumbre máxima – sobre los diversos anuncios arancelarios del presidente Donald Trump y, en particular, los aranceles recíprocos del ‘Día de la Liberación’ del 2 de abril tuvieron como consecuencia una venta masiva en el mercado del Tesoro estadounidense. Las ventas se debieron en parte a los temores inflacionistas relacionados con los aranceles y a que los fondos de alto riesgo, excesivamente apalancados, se enfrentaron a peticiones de reposición de márgenes. Pero lo más significativo fue el repentino reconocimiento de que Trump podría ser capaz de cualquier cosa, al menos en el ámbito de las políticas económicas. Entre las más disruptivas, y no solo para EE.UU. sino para el resto del mundo, se encuentra el llamado Acuerdo Mar-a-Lago, sugerido por Stephen Miran, que ahora preside el Consejo de Asesores Económicos de Trump.