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¿Por qué los bancos corren que se las pelan para ampliar capital?
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Alberto Artero

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¿Por qué los bancos corren que se las pelan para ampliar capital?

Uno de los sistemas bancarios más solventes del mundo, en palabras de sus dirigentes políticos, se ha despachado esta semana con sendos anuncios de ampliaciones de

Uno de los sistemas bancarios más solventes del mundo, en palabras de sus dirigentes políticos, se ha despachado esta semana con sendos anuncios de ampliaciones de capital de dos de sus principales instituciones financieras: BBVA y Banco Popular. En ambas ocasiones, los emisores han utilizado la fórmula de la obligación convertible si bien, en el caso del banco presidido por Angel Ron, la futura oferta de bonos ha venido acompañada de una ampliación de capital sin derecho preferente de suscripción que no ha tenido excesivas dificultades para colocarse entre unos inversores cualificados que, eso sí, no han dudado en arbitrar el descuento mediantes ventas inmediatas de las acciones adjudicadas en cuanto han tenido ocasión.

Circunstancias nacionales aparte -bien reflejadas para el caso español en este post del FT Alphaville del miércoles, Spanish Catastrophe, sobre la verdadera mora del sector bancario patrio, algo de lo que escribimos aquí mismo el lunes-, es evidente que existe una relación causa-efecto entre tales medidas -que, con independencia de los argumentos formales que se esgriman, tienen como objetivo primero y principal reforzar los ratios de solvencia de las entidades que las ponen en práctica- y la reunión del G-20 que tuvo lugar el fin de semana pasado. Una reunión en la que hubo una gran discrepancia entre lo comunicado a la opinión pública, necesidad de limitar la remuneración de los directivos de la banca, y lo que fue el objeto principal de controversia: la necesidad de regular y reforzar las bases de capital de los partícipes en el sistema. De hecho, el propio Tim Geithner, Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, dejó palpable tal prioridad en un artículo publicado el propio viernes 4 en el Financial Times bajo el revelador encabezamiento de “Sólo mayores requisitos de capital pueden garantizar la estabilidad financiera” (FT, Financial stability depens on more capital).

Pues bien, en tal documento hay todo un compendio de buenas intenciones, políticamente correctas, que veremos si el tiempo y la influencia de los actores afectados permiten implantar, cosa de la que no es difícil dudar. De hecho, el principio (párrafo dos) no puede ser más romántico: “tenemos que contener el riesgo moral a través de la regulación; hemos de exigir a las entidades financieras  un nivel de recursos propios proporcional a su riesgo de modo tal que puedan absorber por sí solas sus pérdidas, sin tener que recurrir a la ayuda de los contribuyentes”. A partir de ahí, y tras hacer un recorrido por las generales de la Ley, tanto pasadas como futuras, aterriza en lo concreto, en una serie de instrucciones que persiguen “garantizar la estabilidad del sistema, por encima de lo que ocurra con instituciones de modo individual”.

A saber. Uno, hay que reforzar las bases de capital de la banca, aplicando unos estándares tanto más severos cuanto mayor riesgo sistémico lleve aparejada la entidad. Dos, tales recursos adicionales han de ser de la mayor calidad de modo tal que las acciones ordinarias sean el elemento esencial del ratio TIER 1 (dado que las convertibles se consideran como core capital, las firmas españolas cumplirían con tal recomendación que, claramente, perjudica el uso de las preferentes). Tres, Geithner importa de España para el conjunto del mundo mundial el sistema de provisiones anticíclicas. Cuatro, tales requisitos han de venir acompañados de medidas para garantizar la liquidez del sistema que se ha de construir sobre la base de unos estándares individuales para cada banco en cuestión. Cinco y último, hay que mejorar la medición del riesgo implícito en el balance de las entidades y limitar sus niveles de apalancamiento. Quizá de todo lo expuesto, los apartados uno a tres sean los más fáciles de implantar.

Para Geithner, sólo queda un camino y es éste. A partir de ahí, insolvente el último toda vez que se juntan, para la mayoría de bancos y cajas, el deterioro de las bases de capital como consecuencia del aumento de la morosidad con la obligación de mantener, al menos en apariencia, una foto elegante que responda a los nuevos requerimientos a imponer por los supervisores. ¿No querías sopa? Pues toma dos tazas. Es precisamente por eso que choca la poca agresividad que, en general, están teniendo las entidades financieras españolas a la hora de acudir al mercado, dado el momento ilusoriamente dulce por el que éste transita. Dice el refranero popular que más vale una vez rojo que cien colorado. Pues eso. Por cierto, ¿seguirá ganando el Santander 9.000 millones de euros tras el fracaso de una recompra de bonos que les podía aportar un par de miles de millones en plusvalías? Caramelo envenenado en forma de fortaleza entre el mundo inversor…

Ya es viernes.

Alimento para el Alma. La novela 33/2009 es la Aurora Boreal de Asa Larsson, autora sueca a la que el éxito del otro Larsson ha permitido aterrizar en nuestro país con esta mediocre trama detectivesca, si bien parece que este huevo fue anterior a la póstuma gallina de los huevos de oro de la trilogía Millenium. Los personajes no terminan de estar perfilados, el hilo de la trama es pobre, carece completamente de tensión narrativa y sólo la escena final, por otra parte absurda en su planteamiento y en el desenlace, aportan algo. Un best seller como tantos otros para olvidar.

Alimento para el Cuerpo. Tres referencias, tres, en el día de hoy. Casa Piluca en Las Vistillas, la decepción. Comida desigual con un entrante malo de Alcachofas a la Plancha que saben a bote que matan, una Carne Roja de plato principal rico y unos postres caseros pantagruélicos, absolutamente desproporcionados como son la aceptable Tarta de Queso y el excesivamente inconsistente Tatín de Manzana. Mal servicio que no duda en retirar los platos a los comensales antes de que concluya el resto de la mesa cuando éramos, junto a otra mesa ocupada por el Juez Garzón, los únicos clientes en el restaurante. Si al menos la factura acompañara... pero tampoco.  La sorpresa de la mano de Asiana Next Door, en la Travesía de San Mateo de Madrid ,que por 35 euros ofrece un menú degustación variado y abundante, de reminiscencias asiáticas y latinoamericanas, con un nivel de calidad más que aceptable, salvo quizá el Curry final. Comer bien a precio cerrado se va a convertir en la norma de restauración los próximos meses o, incluso, años y Asiana tiene parte del camino recorrido. A mitad de camino entre uno y otro La Torcaz, en la calle Lagasta, donde unos entrantes excepcionales a base de Erizos de Mar Gratinados con Huevo de Codorniz y Rollitos de Langostinos, se ven compensados negativamente por una Carrillera de Cerdo en su Jugo con un punto excesivo de cocción. Servicio impecable al que se une una factura poco abultada resultado de su acertada política de medias raciones. Un clásico que no pierde vigor.

Uno de los sistemas bancarios más solventes del mundo, en palabras de sus dirigentes políticos, se ha despachado esta semana con sendos anuncios de ampliaciones de capital de dos de sus principales instituciones financieras: BBVA y Banco Popular. En ambas ocasiones, los emisores han utilizado la fórmula de la obligación convertible si bien, en el caso del banco presidido por Angel Ron, la futura oferta de bonos ha venido acompañada de una ampliación de capital sin derecho preferente de suscripción que no ha tenido excesivas dificultades para colocarse entre unos inversores cualificados que, eso sí, no han dudado en arbitrar el descuento mediantes ventas inmediatas de las acciones adjudicadas en cuanto han tenido ocasión.