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Los Bancos Centrales desactivan otra bomba de relojería
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Alberto Artero

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Los Bancos Centrales desactivan otra bomba de relojería

Gran parte de los ojos de la comunidad financiera estaban puestos ayer, a primera hora de la mañana, en la quiebra de CIT, uno de los

Gran parte de los ojos de la comunidad financiera estaban puestos ayer, a primera hora de la mañana, en la quiebra de CIT, uno de los principales prestamistas al sector de pequeñas y medianas compañías en Estados Unidos (FT Alphaville, CIT readies a pre-packaged Chapter 11, seeks to re-emerge within two months). Una noticia que no es sino una gota más a añadir al ya de por sí colmado vaso de insolvencias bancarias que la FDIC, el equivalente a nuestro Fondo de Garantía de Depósitos, actualiza viernes tras viernes y que alcanza ya las 115 entidades en aquel país.

Sin embargo, en mi modesta opinión, tiene al menos la misma importancia la caída hace ahora nueve días de Capmark, firma líder en Commercial Real Estate o CRE, esto es: financiación a oficinas, locales y centros comerciales, y hoteles (FT, Capmark filing highlights property woes). No hay que olvidar que el deterioro de este sector fue el único factor de preocupación explícito dado a conocer por la Reserva Federal en su Libro Beige publicado el pasado 22 de octubre, apenas tres días antes de que se materializara la caída del financiador (FT, Fed reports weak economic rebound). Cuando el río suena…

El run run sobre la amenaza que, para el conjunto de la banca a ambos lados del Atlántico, supondría un colapso del CRE lleva meses sobrevolando unos mercados que, como sabemos, han preferido aprovechar el momento y mirar hacia otro lado. Sin embargo, al calor de la muerte financiera, veremos si temporal o definitiva, de Capmark el rumor ha vuelto a situarse en primera línea de la actividad informativa, al menos en el mundo anglosajón. No en vano señala Henry Blodget en su blog que “su deterioro es de los secretos peor guardados de la economía (norteamericana), pero no por ello deja de producirse. Sólo se está retrasando su revelación” (TBI, CRE Crash is coming and it´s going to be terrific).

Ha sido el reputado financiero Wilbur Ross el primero en poner el dedo en la llaga a través de una entrevista en Bloomberg en la que, oh sorpresa, hace un back to the basics a los fundamentales de la industria, algo tan olvidado en nuestros días. Y lo que ve en el negocio ordinario es que no se vende lo que impulsa las rentas a la baja (presión en alquileres e impagos) y la desocupación al alza mientras que, en el extraordinario, mayores exigencias de rentabilidad por parte de unos potenciales compradores que saben que tienen la sartén por el mango y, por tanto, poca prisa, pese a una contracción de los precios de los activos superior al 40% desde octubre de 2007. Su conclusión es que estamos en las puertas de un crash significativo en este subsegmento, opinión compartida por George Soros (Bloomberg, Wilbur Ross sees huge CRE crash).

Algo que será difícil que se concrete en el corto plazo. Y es que, como una manifestación adicional de su trascendencia, la Reserva Federal ha actuado con su tradicional receta de muerto el perro se acabó la rabia lo que, en román paladino, se traduce como cambiemos las normas contables y esperemos a que escampe. Y ha tardado en hacerlo sólo cinco días tras la insolvencia de Capmark. Nada extraño cuando la banca tiene que refinanciar hasta 153.000 millones de dólares de estos créditos de aquí a 2012 de los que, según Deutsche Bank, dos terceras partes son potencialmente de riesgo.

Una política que favorece la ilusión de sanidad en el balance y de consistencia de la cuenta de resultados frente a la realidad. Ya ven, en todas partes cuecen habas. Una norma que se concreta, en su parte más escandalosa, en mantener como performing o corrientes aquellos préstamos en los que el valor de la garantía sea inferior al importe del mismo, favoreciendo la restructuración sobre la provisión. Toma ya (FED, Policy Statement on CRE). Y que el tiempo puede demostrar suicida, especialmente si un repunte de los tipos de interés borra de un plumazo las facilidades financieras de unos deudores que se benefician de la laxitud monetaria actual. Una cosa es la valoración y otra la ausencia de generación de flujos de caja, más difícil de esconder. Ese es el problema de fondo que se denunciaba ayer -la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida- desde el propio supervisor estadounidense en lo que parece ser el catalizador de la caída de los mercados a media sesión (Zero Hedge, Reason for the market swoon).Y es que los testimonios en sede parlamentaria son sagrados en aquel país y casi siempre terminan por aflorar la cruda realidad.

Más allá de lo anecdótico, lo cierto es que seguimos haciéndonos trampas en el solitario y, lo que es peor de todo, dándoles validez absoluta como guía de actuación. Prima el deseo colectivo de que esto se solucione cuanto antes aunque sea a base de falsear la realidad. Por si las moscas, les dejo este oportuno post del FT Alphaville de ayer en el que se recoge el peso del CRE en las emisiones de cédulas hipotecarias más recientes de las principales instituciones financieras europeas. Las firmas alemanas e irlandesas dan miedo mientras que de las españolas la más expuesta es Bankinter. Claro que, una más en la mejilla, como se han utilizado como colateral para obtener financiación del BCE, al final puede que quienes paguemos los platos rotos seamos los de siempre. Se admiten apuestas.

Gran parte de los ojos de la comunidad financiera estaban puestos ayer, a primera hora de la mañana, en la quiebra de CIT, uno de los principales prestamistas al sector de pequeñas y medianas compañías en Estados Unidos (FT Alphaville, CIT readies a pre-packaged Chapter 11, seeks to re-emerge within two months). Una noticia que no es sino una gota más a añadir al ya de por sí colmado vaso de insolvencias bancarias que la FDIC, el equivalente a nuestro Fondo de Garantía de Depósitos, actualiza viernes tras viernes y que alcanza ya las 115 entidades en aquel país.

George Soros