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Una propuesta de fiscalidad para las Sicavs
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Alberto Artero

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Una propuesta de fiscalidad para las Sicavs

Veo con estupor el falso debate que se ha generado alrededor de la fiscalidad de las Sicavs, instrumento financiero sobre la que se acumula demagogia de

Veo con estupor el falso debate que se ha generado alrededor de la fiscalidad de las Sicavs, instrumento financiero sobre la que se acumula demagogia de partidarios y detractores a partes iguales. Aun a riesgo de saber que yendo a por esta lana tengo todas las papeletas para salir trasquilado, voy a tratar de aportar mi granito de arena. Como siempre, el objetivo final será abrir un foro de debate y no tratar de sentar una cátedra para la que no estoy autorizado. Tómenlo así, por favor.

Vayamos por partes. Los que están a favor de mantener el statu quo actual arguyen, no sin razón, que el cambio de la tributación tendría escaso impacto recaudatorio, podría generar una fuga de capitales hacia territorios en los que se mantuvieran las ventajas impositivas, con el consiguiente impacto en términos de empleo, amén de que el tratamiento para las Sicavs es similar al de otras instituciones de inversión colectiva, como los fondos de inversión, si no más desfavorable al contar estos últimos con la ventaja del peaje fiscal.

Por su parte, aquellos que exigen el endurecimiento de su estructura impositiva lo hacen bajo el mantra de que sus propietarios reciben un trato preferencial frente a aquellos que carecen del patrimonio suficiente como para constituirlas, o de su condición de sociedad que les convertiría en una figura jurídica distinta de esos patrimonios sin personalidad propia que son los fondos de inversión donde prima el colectivo frente al individuo.

Bien. Digo que existe demagogia porque es de todos sabido que hay mayoría de Sociedades de Inversión Colectiva que funcionan en flagrante fraude de ley, al incorporar al mínimo de 100 accionistas que necesitan para estar válidamente constituidas empleados de las propias entidades gestoras o depositarias, hasta hace bien poco, o socios de otros instrumentos similares, después. La CNMV sabe y consiente perfectamente esta práctica a través de los cuestionarios que anualmente recibe de cada Sicav.

Y existe demagogia igualmente por el lado de los que apelan a su radical eliminación toda vez que, con carácter general, las Sicavs son el fruto de la materialización monetaria de un esfuerzo empresarial de muchos años o pertenecen a personalidades del mundo social, empresarial o deportivo que contribuyen, con su esfuerzo diario, a generar riqueza, ilusión y puestos del trabajo en nuestro país. El dinero, pese a lo que puedan creer, no llueve del cielo.

Creo sinceramente que es momento de tomar el toro de esta figura por los cuernos, llegando a un punto de común satisfacción entre aquellos que defienden que se trata de un instrumento fundamental para la canalización del ahorro a la inversión y los que, por el contrario, arguyen que su finalidad no se aleja mucho de la especulación más rabiosa. Obviamente cualquier propuesta ha de tener en cuenta el ámbito comunitario en el que nos desenvolvemos y la necesidad por tanto de armonizar las distintas iniciativas con la normativa europea.

Para ello, basta con mirar a la Historia y darse cuenta que, durante mucho, tiempo intelectualmente las sociedades de inversión respondían a un patrón de creación de riqueza a medio plazo. Se les consideraba un vehículo tan adecuado para llevar el capital privado a las empresas cotizadas que eran aptas para aplicarse la exención por reinversión cuando se vendía una compañía o un inmueble. Tal exención aún en vigor, por ejemplo, para las sociedades de capital riesgo, supone una tributación mucho más ventajosa de las plusvalías según el destino que se da a las mismas.

Fue con el paso del tiempo que tal deducción impositiva fue condenada por la Hacienda Pública todas vez que quedaba claro, a través de la operativa de las SIMs y Sicavs, que la vocación del inversor no era tanto contribuir a la estabilidad accionarial y los proyectos a largo plazo de las firmas cotizadas que incluía en su cartera cuanto maximizar su beneficio a corto. La inclusión de los productos derivados y la generalización en el uso de los fondos de inversión dentro de las propias sociedades de inversión ayudó aún más a llegar a tal conclusión.

Pues bien, la propuesta de McCoy pasa por: uno, por mantener el actual tratamiento fiscal de las Sicavs; dos, establecer un porcentaje que necesariamente habrá de estar invertido en participaciones estables en el tiempo (que, paradójicamente, es lo que hacen los dueños de las instrumentales más importantes), con posibilidad de sindicación de derechos políticos entre las firmas propietarias (con objeto de poder incidir en la gestión) y un esquema modificaciones internas de las mismas sujetas a determinadas condiciones (por determinar); tres, permitir sobre esa cartera (que puede incluir otras IICs) el juego de coberturas y apuestas direccionales con derivados, ETFs o instrumentos similares; cuatro; recuperar la exención por reinversión de la inversión en Sicavs.

De este modo se compensaría la menor flexibilidad, que iría destinada a recuperar el vocablo inversión frente a la especulación, con un incentivo fiscal adicional -por paradójico que pudiera parecer-, en una proposición que iría fundamentalmente encaminada a aquellas sociedades que tienen definidas en sus estatutos porcentajes de renta variable superiores al 25% (mixto de renta fija o variable o puros de renta variable).

Se trata de una idea abierta, con casi todo por desarrollar. Como comentaba al principio de este post, me da que me estoy metiendo en un jardín con muchas espinas y voy a salir hecho unos zorros, pero veo pocas alternativas ante un problema en el que, insisto, la demagogia se ha de ver superada por la voluntad política y social de solucionarlo. Ahora, bajo la testuz y a esperar las collejas.

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Veo con estupor el falso debate que se ha generado alrededor de la fiscalidad de las Sicavs, instrumento financiero sobre la que se acumula demagogia de partidarios y detractores a partes iguales. Aun a riesgo de saber que yendo a por esta lana tengo todas las papeletas para salir trasquilado, voy a tratar de aportar mi granito de arena. Como siempre, el objetivo final será abrir un foro de debate y no tratar de sentar una cátedra para la que no estoy autorizado. Tómenlo así, por favor.

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