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15 años para que estalle la bomba demográfica europea
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Alberto Artero

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15 años para que estalle la bomba demográfica europea

Muy interesante el reportaje publicado ayer por El País en su Suplemento Negocios sobre la convergencia económica entre el mundo desarrollado y el emergente en la

Muy interesante el reportaje publicado ayer por El País en su Suplemento Negocios sobre la convergencia económica entre el mundo desarrollado y el emergente en la última década. Un proceso que sería el resultado de la mejora tanto de las tasas de crecimiento como del PIB per cápita de estas últimas naciones. Y cuyo origen, a juicio del editorialista del diario, se encuentra no sólo en la abundancia de factores de producción sino también en la mejora de la productividad de los mismos, inercia que continuará en los próximos años.

Sin embargo, para que el análisis fuera completo, les habría convenido a los autores darse un garbeo por las estadísticas publicadas por Eurostat, la oficina estadística europea, esta última semana. Ciento trece páginas de extraordinario valor documental que comparan Europa con el resto del mundo en general y los quince países no europeos miembros del G-20 en particular, a saber y por orden alfabético: Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Corea del Sur, China, India, Indonesia, Japón, México, Rusia, Sudáfrica, Turquía y Estados Unidos. Una acotación que representa el 85% del PIB agregado mundial y dos terceras partes de su población.

¿Por qué resulta tan interesante el documento? Porque pone de manifiesto la bomba demográfica sobre la que descansa plácido e inconsciente el Estado del Bienestar de los países de nuestra querida Unión de 27. Y porque anticipa, a su vez, el inevitable giro en la supremacía económica global hacia Asia, resultado de factores de demanda y oferta en el capital humano que amenazan con arrebatar su cetro a Occidente. Así, en la comparación que los autores realizan entre 1960 y 2010 se puede apreciar:

  1. Mientras que la población en Europa apenas ha crecido un 25% en 50 años, la mundial lo ha hecho en un 130%. La tasa de la UE se sitúa por debajo de Estados Unidos (70%) e incluso Japón (35%). Sí Japón. India, Indonesia, México o Turquía han triplicado el número de sus ciudadanos en el mismo periodo. Se espera que para 2025 Europa deje de tener aumentos de población, fenómeno que se reproducirá a nivel mundial para los estados del G-20 alrededor de mitad de este siglo. 15 años quedan pues para que salten todas las alarmas.
  2. De hecho, si nos atenemos al cuadro de la página 34, podemos comprobar que gran parte del incremento de la última década en la UE-27 es debido a la inmigración, mientras que el resto del G-20 es exportador de mano de obra con excepción de Australia, Canadá, Sudáfrica y Estados Unidos. Una salida que, como señala el estudio, está ligada a la búsqueda de una mayor “prosperidad económica y estabilidad política”, realidad que cada vez es más abundante en los BRICs y asimilados. Movimientos de gente pasados no garantizan su repetición en el futuro.
  3. Asia concentra prácticamente el 60% de la población mundial (India y China solas suman el 37,2%), mientras que África aporta un 15% adicional. La UE 27 apenas supone un 7% del total frente al 13,3% que suponía en 1960. La mejora de la esperanza de vida en las sociedades en desarrollo asegura una continuidad de la iniciativa económica en el tiempo frente a naciones envejecidas y sin adecuada reposición demográfica como Europa.
  4. De hecho, es  preocupante el cuadro que figura en la página 18 del informe que muestra el número de mayores de 65 años en relación con la población activa (entre 15 y 64): apenas supone un 11,5% en el resto del G-20 frente al 26,1% en Europa. Y eso que incluye Japón (35,1%) o Estados Unidos (19,4%). En Brasil, India, Indonesia, Arabia Saudita, Sudáfrica o Turquía hay un jubilado por cada 10 curritos potenciales (desempleo aparte). Alemania e Italia están por encima del 30% en la UE-27. 
  5. La proyección a 2050 es espeluznante. El porcentaje en Europa subiría al 50%, cada dos trabajadores sostendrían a un jubilado, y al 25% en el resto del G-20 con Japón situado en el 74,3%. Para que algunos aún duden de la necesidad de políticas integrales de fomento de la natalidad, de reformas estructurales en el Régimen de Cotización y Prestaciones de la Seguridad Social y de la obligación de alargar la vida laboral con objeto de adecuarla a la mayor y mejor vida de la que actualmente disfrutamos.

A partir de ahí el análisis engarza con lo publicado por El País y se centra en los datos macro que muestra una supremacía económica de Europa a nivel mundial al concentrar el 30,4% de su PIB, frente al 23,4% de Estados Unidos, y su predominante papel en el comercio mundial (cuadro de la página 42). Sin embargo, el futuro se presenta amenazador. Resto de los factores productivos aparte –elementos físicos, capital, tecnología, regulación- Europa pierde por goleada en lo que a recursos humanos se refiere, no tanto por cualificación sino por contracción numérica y expansión de edad. Una sociedad envejecida es una sociedad perezosa, precavida y pedigüeña. Más vale que nos demos cuenta cuanto antes. Nos va el futuro en ello.

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Muy interesante el reportaje publicado ayer por El País en su Suplemento Negocios sobre la convergencia económica entre el mundo desarrollado y el emergente en la última década. Un proceso que sería el resultado de la mejora tanto de las tasas de crecimiento como del PIB per cápita de estas últimas naciones. Y cuyo origen, a juicio del editorialista del diario, se encuentra no sólo en la abundancia de factores de producción sino también en la mejora de la productividad de los mismos, inercia que continuará en los próximos años.