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¿Y qué dicen los hedge de la auditoría bancaria de este jueves?
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Alberto Artero

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¿Y qué dicen los hedge de la auditoría bancaria de este jueves?

Otra oportunidad perdida. Al menos eso se desprende de las distintas conversaciones que pude mantener este jueves por la tarde con profesionales radicados en la City.

Otra oportunidad perdida. Al menos eso se desprende de las distintas conversaciones que pude mantener este jueves por la tarde con profesionales radicados en la City. Hablo por boca de otros que saben y deciden mucho más que un servidor. Resumo las líneas generales, si bien me detendré en algún apartado en concreto. Los comentarios personales en cursiva:

  1. Van a servir de poco. El problema de España hace tiempo que superó el ámbito puramente bancario para convertirse en soberano. Los escenarios de stress top-down así lo ponen de manifiesto (caída del 6,5% del PIB, colapso en el precio del suelo y de la vivienda). Además, estamos en un punto, comenta uno de ellos, en el que ‘el mercado no se quiere dejar convencer sobre España’. Todo le parece poco. Esto es muy, muy revelador ya que la sensación que transmite es que hemos perdido completamente la capacidad de generar confianza por nosotros mismos. Ojo.
  2. Las asunciones son adecuadas, incluso más exigentes que buena parte de los ejercicios realizados hasta ahora al contemplar pérdidas esperadas entre 173.000 y 274.000 millones, pero incurren en tres errores. 
  3. Uno, fijar la ratio de solvencia en el escenario estresado en el 6% frente al 7% del FMI y los niveles regulatorios superiores fijados en la legislación española. Esto tiene su impacto ya que, como regla general, cada 1% de más equivale a más/menos 10.000 millones a conseguir en fondos propios. No importa que históricamente la banca española haya operado sin problema con esos porcentajes y aún menores. Los gestores sospechan que se ha tratado de evitar males mayores y lograr salvar a alguno de los grandes. Llegados a este punto, lo último que necesitábamos era dar pábulo a los conspiranoicos. 
  4. Dos, permitir que se empleen tres años de beneficios antes de provisiones (PPP) en vez de dos –como hacía el FMI- a la hora de calcular las necesidades de capital de la banca y aplicar a su evolución una estimación excesivamente generosa (nuestras firmas bancarias generaban hasta ahora unos 20.000 millones de PPP al año; con la caída de la actividad y el mayor coste de financiación hacer esos números es mucho más difícil). 
  5. Esos 30.000 millones 'de menos' es lo que permite que se atemperen las cifras hasta la horquilla de 15.000 (que no cubre ni Bankia) a 62.000 millones de euros dada a conocer ayer. Muchos analistas esperaban cantidades por encima de los 100.000 millones y situaban en esa cuantía el umbral de credibilidad del análisis. Habrán quedado decepcionados. Volviendo al caso Bankia, se critica la asunción de datos a 31-12-2011 cuando la firma madrileña los ha puesto en cuarentena. Esta desactualización podría pasar también factura a la consistencia de los informes.
  1. En primer lugar, las tensiones de liquidez. Tiene sentido que hayan quedado fuera del los test -aunque el FMI sí las estresó- puesto que, salvo por lo que afecta al coste de financiación (mayor) y PPP (menor), no tiene relación directa con la solvencia. Sin embargo, cuando el BCE está a punto de aprobar una modificación en la calidad de los colaterales exigidos como contraprestación a la financiación que otorga, con el único fin de salvar la cara a nuestros bancos y darles un respiro, son muchos los que echan de menos, con razón, este estudio complementario.
  2. En segundo lugar, la vinculación –círculo vicioso más bien- entre los balances de la banca local y la realidad soberana española ya que, por ejemplo, el valor nominal de la deuda de algunas instituciones llega a suponer, en algunos casos, hasta el 120% de su core capital. Se deja al margen tanto el riesgo del crédito concedido a la administración (100.000 millones de euros), como el ajuste a valor de mercado de las posiciones de renta fija pública (250.000 millones de euros). Probablemente porque se trate de una hipótesis inasumible aventurar cualquier tipo de impago. Sin embargo, las pérdidas potenciales y la incertidumbre están ahí y la nueva normativa contable de Basilea III ha exigido ya de hecho a junio de este año la creación de colchones de capital para cubrir su evolución. Cuidado. Algunos gestores entienden su ausencia pero creen que se tendría que haber endurecido el resto de condiciones como forma de compensar la falta.

Otra oportunidad perdida. Al menos eso se desprende de las distintas conversaciones que pude mantener este jueves por la tarde con profesionales radicados en la City. Hablo por boca de otros que saben y deciden mucho más que un servidor. Resumo las líneas generales, si bien me detendré en algún apartado en concreto. Los comentarios personales en cursiva:

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