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Credit Suisse entra en campaña: Mas pillao con el carrito del helao
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Alberto Artero

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Credit Suisse entra en campaña: Mas pillao con el carrito del helao

Con fecha 19 de noviembre Credit Suisse ha publicado un informe sobre la campaña electoral catalana y las implicaciones de una posible segregación de la región,

Con fecha 19 de noviembre Credit Suisse ha publicado un informe sobre la campaña electoral catalana y las implicaciones de una posible segregación de la región, donde desvela buena parte de las intenciones, y desmonta la mayoría de las concreciones, en las que se sustenta la apuesta independentista de Artur Mas. El hecho de que se haya emitido para el paraguas de su European Economics diario ha provocado que este Catalonia´s Choice -bien complementado por este artículo publicado ayer por nuestro colaborador Daniel Lacalle en The Comentator, An independent Catalonia would be bad business- haya pasado desapercibido para la mayoría de los inversores.

En esencia, los autores del documento (available upon request en moderador@elconfidencial.com) señalan que se trata de un velo que pretende ocultar las necesarias políticas locales de ajuste fiscal, especialmente en el ámbito educativo y sanitario; recuerdan que su necesidad de financiación pública desde Madrid –que, a su juicio, tiene la sartén por el mango: ¿he oído bonos patrióticos?- convierte la secesión en una solución imposible; y advierten de que, además, tanto los vínculos comerciales catalanes con el resto del Estado como su posible exclusión del euro y de la Unión, así lo certifican. Estaríamos, por tanto, más ante una huida hacia delante que frente a una decisión tomada desde el convencimiento.

Son apenas ocho páginas que parten del reconocimiento de que el sentimiento nacionalista se ha disparado desde el inicio de la crisis económica, al menos a tenor de las encuestas. Una corriente ciudadana que se vería reforzada por su condición de comunidad rica que achaca a los agravios interregionales la imposibilidad de sostener su estado del bienestar, dejando a un lado los errores internos de gestión. De hecho, concluyen en esta primera parte que, si la región tuviera mayor autonomía fiscal, ese espíritu balcánico se desvanecería, de acuerdo con los mismos sondeos.

A continuación entra en la viabilidad política del movimiento auspiciado por el President. Y lo hace, mal empezamos, invocando el artículo 2 de la Constitución, ese que habla de la ‘patria común e indivisible’ de todos los españoles. Cita a continuación el 168 de la Carta Magna, solo para subrayar que el mecanismo legal para activar un proceso de este tipo jamás encontraría respaldo suficiente, al requerir de determinadas mayorías en el Parlamento de Madrid.

Experiencias pasadas con referéndums inconstitucionales o fórmulas similares en sus municipios, en los que la participación fue escasa, restarían legitimidad a tal alternativa. Mientras, la unilateralidad como forma de romper con España jamás encontraría respaldo en el entorno internacional que exige para un reconocimiento de este tipo una utópica unanimidad de Estados miembros en Europa y una legalidad fuera de ella. Agua fría ,tras agua fría, tras agua fría.

Un argumento, el europeo, que sirve a los economistas de Credit Suisse para entrar en las consecuencias económicas y financieras de un posible movimiento de este tipo. Abunda a lo largo del texto la intencionalidad. Así, señalan, con el tamaño de… ¡Bélgica! y la población de… ¡Suiza!, ceteris paribus, el PIB per capita de Catalunya estaría por debajo de la media comunitaria. España, por el contrario, sería mucho más pobre. No obstante, si leen lo que viene después verán que esta primera aproximación sobre la riqueza como estado independiente peca… por exceso.

 

Y aunque sus exportaciones son importantes, también desde el punto de vista transaccional, sin España, Catalunya estaría muerta: no solo porque mantendría con el resto del mundo un déficit cercano al 8% de su PIB -debido a la presencia de mucha industria de transformación que exige fuertes acopios vía importaciones- sino también porque diez de sus principales socios comerciales son otras regiones españolas, con las que mantiene un superávit del 11% entre lo que vende y lo que adquiere.

¿Su principal contrapartida interior? Tachán, tachán… Andalucía. Qué cosas. Pues bien: la experiencia en Chequia y Eslovaquia o Eslovenia y Croacia, afirma CS,  prueba que tras un proceso de separación –amistoso en los casos citados, ojo- las operaciones cruzadas entre los estados antes unidos cae entre uno y dos tercios. Eso por no hablar del impacto sobre el sector servicios de la contracción tanto del turismo como de otros servicios prestados desde Catalunya.

Fuga de empresas, destrucción de empleo, aumento de costes y tarifas tanto de adaptación como para financiarse, necesidad de crear ex novo servicios hasta ahora centrales, inviabilidad de su banca o una contracción en el mejor escenario del PIB equivalente al 20% para situarse por debajo de la media española, son otros argumentos que llevan a los autores del informe a pensar que el sueño independentista es ‘altamente improbable’.

Querido Artur, estos que no tienen visos de formar parte de ningún complot, ni estar condicionados por la historia, te han pillao con el carrito del helao. Qué se le va a hacer. Eso sí, mientras, el daño colectivo está hecho. Basta con leer las dos últimas líneas del análisis: ‘financial markets might need to continue putting up with scessionist noise as Mas tries to extract fiscal concessions out of Madrid following the election’. O sea, la cosa es de perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Ya te vale, ¿no? Back to reality asap, por favor.

Con fecha 19 de noviembre Credit Suisse ha publicado un informe sobre la campaña electoral catalana y las implicaciones de una posible segregación de la región, donde desvela buena parte de las intenciones, y desmonta la mayoría de las concreciones, en las que se sustenta la apuesta independentista de Artur Mas. El hecho de que se haya emitido para el paraguas de su European Economics diario ha provocado que este Catalonia´s Choice -bien complementado por este artículo publicado ayer por nuestro colaborador Daniel Lacalle en The Comentator, An independent Catalonia would be bad business- haya pasado desapercibido para la mayoría de los inversores.