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Vodafone va a destrozar el mercado de telefonía en España
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Alberto Artero

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Vodafone va a destrozar el mercado de telefonía en España

Después de muchos dimes y diretes parece que por fin se puede cerrar en las próximas semanas el buy-out por parte de Verizon del 45% de

Después de muchos dimes y diretes parece que por fin ayer se cerróel buy-out por parte de Verizon del 45% de Verizon Wireless en manos de Vodafone. En números redondos se está hablando de una transacción valorada en 100.000 millones de euros que irían directamente, en forma de acciones de la matriz y dinerito en efectivo, al operador móvil británico. Estaríamos ante la tercera mayor operación corporativa de la historia tras la protagonizada por la propia Vodafone con Mannesmann (152.000) y por AOL y Time Warner (123.000) a finales de los 90.

Lo verdaderamente interesante es lo que puede hacer Vodafone con ese dinero. Obviamente, pagar primero una factura fiscal que, según los distintos analistas, puede oscilar, en función de la fórmula elegida, entre los 4.000 y los 26.000 millones. A partir de ahí, dejar aseadito el balance, repartir un dividendo especial (que algunos ya se han apresurado en cuantificar en 40.000 millones) y, ¿por qué no?, reforzar su posición en mercados estratégicos a través de compras selectivas.

Es este último hecho el que ha puesto al mercado de las telecomunicaciones mundiales nerviosito desde que el miércoles por la noche los medios especializados anticiparon que, esta vez sí, era la definitiva.

No es de extrañar.

Dos son los elementos esenciales a analizar en relación con la posible estrategia a seguir por el ‘nuevo rico’ de la industria: dónde va a poner su punto de mira geográficamente y en qué perfil de sociedades o activos va a invertir.

  1. Respecto a la primera cuestión, por descarte, el gran beneficiado del interés comprador de la firma debería ser Europa. África todavía es un mercado potencial cuyas cifras concretas distan mucho de justificar grandes aventuras, especialmente cuando ya tienes un posicionamiento en algunas de las economías más desarrolladas del continente. La experiencia asiática, por lo menos por lo que a la India respecta, ha sido desastrosa, y no han tenido más éxito el resto de los operadores occidentales que han desembarcado por allá. Complicado. En Estados Unidos, como prueba esta misma desinversión, hay poco que rascar, mientras que en Latinoamérica sólo Brasil y México son mercados de calado. GVT en la primera nación, en manos de Vivendi, y Lusacell, perteneciente al Grupo Salinas, en la segunda, podrían ser alternativas. Pero estamos hablando, de nuevo, de segundo y tercer escalón de los respectivos escalafones locales con un problema adicional sin resolver: la conectividad.
  2. Y es que, en la respuesta a la pregunta del tipo de empresas que Vodafone podría comprar, este concepto cobra una importancia esencial. No hay que olvidar que buena parte de los accesos a la red móvil, en un porcentaje cercano al 80%, se producen a través de conexiones wifi a las líneas fijas de hogares, empresas u otros centros públicos o privados. Es decir, las autopistas por las que transita la información pertenecen a terceros, lo que resta a Vodafone una capacidad adicional de facturación y de control de la clientela brutal, más allá del debate sobre el valor de las infraestructuras y la necesidad o no de peajes a determinadas compañías por colapsarlas con su contenido.

Europa y conectividad, por tanto, van a marcar la pauta de actuación de la compañía presidida en España por Francisco Román.

Es evidente que la experiencia de Carlos Slim en KPN -cuyas ansias de gobierno derivadas de la OPA lanzada sobre el 100% de la compañía se han visto frenadas por un ente tan atípico como la Fundación del mismo nombre aún casi antes de empezar- pone de manifiesto la imposibilidad de adquirir incumbentes, empresas de bandera de amplia tradición y valor estratégico a nivel estatal, debido a las trabas locales. Cosas de una Vieja Europa a la que, en términos de competencia, le cuesta ver con buenos ojos determinadas transacciones mientras impulsa, paradójicamente, procesos de consolidación interestatales.

Sin embargo, para los cableros a lo largo y ancho de la geografía europea, la lluvia de millones que le va a llegar a Vodafone de manos de su antiguo socio americano puede convertirse en maná en el desierto de la rentabilidad de sus inversiones en red. Vodafone los necesita para consolidar un modelo de negocio que hace tiempo que superó la voz como fuente principal de ingresos y descansa en el tráfico de datos como salvavidas futuro. Se acaban de situar, de la noche a la mañana, en el punto de mira.

Firmas como Jazztel o la propia ONO son candidatas perfectas para una consolidación imprescindible que, sin duda alguna, va a cambiar el panorama del sector no sólo en España, sino en toda la región. De hecho, la británica ya asomó la patita en 2012 con la compra de Cable & Wireless por el doble de lo que cotizaba al iniciarse las conversaciones o con la adquisición en junio de este mismo año de Kabel Deutschland en Alemania por 7.700 millones de euros (84,5 más 2,5 de dividendo por acción frente a los 22 de cuando salió a bolsa en 2010, casi 14 veces su operating cash flow). Importan poco los exigentes múltiplos de la primera (similares a la germana pero que apenas capitaliza 1.750 millones) o la debilidad financiera (ya bien superada) de la segunda. La merma de los ingresos tradicionales derivada de la crisis, una mayor competencia en el segmento premium y la dificultad operativa y estructural para ofrecer paquetes completos, televisión incluida, la obligan a mover ficha ahora que puede.

No lo duden. Nos espera un otoño caliente en el que, de la mano de Vodafone, este nuestro mercado de las telecos no lo va a conocer ni la madre que lo parió. Capital riesgo e inversores adelantados se frotan las manos ante tal perspectiva. Habrá concentración, cierto. Pero, sobre todo, una presión adicional en márgenes derivada de la convergencia que será la puntilla final de aquellos que, de momento, tratan de sobrevivir como pueden ante la imposibilidad de hacerlo como quieren. Al tiempo.

Buena semana a todos.

Después de muchos dimes y diretes parece que por fin ayer se cerróel buy-out por parte de Verizon del 45% de Verizon Wireless en manos de Vodafone. En números redondos se está hablando de una transacción valorada en 100.000 millones de euros que irían directamente, en forma de acciones de la matriz y dinerito en efectivo, al operador móvil británico. Estaríamos ante la tercera mayor operación corporativa de la historia tras la protagonizada por la propia Vodafone con Mannesmann (152.000) y por AOL y Time Warner (123.000) a finales de los 90.

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