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Aceleración y transformación, una oportunidad única que hay que aprovechar
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Ángel Blanco

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Aceleración y transformación, una oportunidad única que hay que aprovechar

Desde un punto de vista puro de mercados, si, y solo si la pandemia se controla, podremos ser optimistas. Las altas valoraciones están ligadas a la positiva evolución de la economía

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Economía. (iStock)
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El tiempo es relativo, y este año está siendo exageradamente largo. Las situaciones personales no son homogéneas y cada uno ha tenido que vivirlo a su manera, pero para todos, ha sido una situación extrema que ha determinado importantes cambios, tanto a nivel personal como a nivel social. La velocidad de aceleración y transformación de usos junto a la adaptación social, de manera global, a un nuevo entorno, ha sido impresionante y, posiblemente, sea una de las lecciones más positivas que sacamos de un 2020, que no olvidaremos fácilmente.

Sin duda hemos cambiado. Este año, quizá por eso se nos ha hecho tan largo, equivale a cinco o seis años normalizados, debido a las rápidas transformaciones que hemos visto a nuestro alrededor. Todo se ha acelerado, aquello que preveíamos se iba a producir a medio plazo se ha producido en meses, la consolidación de las grandes tendencias globales ligadas a la nueva economía está aquí y tenemos que preguntarnos qué será lo siguiente. La verdad es que las tendencias se han consolidado, pero, volviendo a la relatividad del tiempo, tenemos que pensar si la sociedad ha podido adaptarse en su totalidad, y la respuesta es no. La inercia es una fuerza que no debemos despreciar y, por ello, sería lógico pensar que aún vamos a tener un periodo de convivencia entre las costumbres pasadas y las nuevas.

La convivencia no es negativa, al revés, debe dar crecimiento constante

Esta convivencia no es ni mucho menos negativa, al revés, es está convivencia la que nos debe dar un crecimiento a futuro sostenible. La posibilidad de trabajar en la reestructuración de lo antiguo, adaptándolo a lo nuevo, es básico, es la clave. Hay que aprovechar la oportunidad de cambio para romper con las estructuras que ya no servían para que, con nuevas bases, sean aceleradores económicos. Los sectores ligados a la antigua economía, una vez transformados, son una enorme vía de crecimiento y, además, de estabilidad. Esperemos que las políticas fiscales sepan potenciar esta situación.

2021 debería ser un año de estabilización macroeconómica, pero, fundamentalmente, debería ser un año de recuperación micro. La nueva economía se verá potenciada, no hay duda, pero crear las bases para una transformación micro adecuada, potenciará el crecimiento. Sin esta base, el potencial de la nueva economía y el desarrollo de las sociedades estará mucho más limitado. Hay que apoyar el cambio, hay que facilitarlo y entenderlo como oportunidad. Ya no es época de crear nuevos puentes, los que hay, a través de las políticas monetarias parecen sólidos, han mostrado ser suficientemente fuertes y, a su vez, hay que confiar en la expectativa de que, si fuera necesario, hay medios para hacerlos aún más fuertes.

Las valoraciones alcanzadas están ligadas a la positiva evolución de la economía

Desde un punto de vista puro de mercados, si, y solo si la pandemia se controla, podremos ser optimistas. Las altas valoraciones alcanzadas están ligadas a la positiva evolución de la nueva economía por la aceleración de usos de la que hablábamos al principio, pero la creación de valor futuro será compartido con la transformación de lo "antiguo". Pensemos que nos encontramos con un entorno de políticas monetarias suficientes, políticas fiscales en ascenso y dedicadas en un primer momento a la estabilización. Si conseguimos pasar de estabilización a transformación, la aceleración puede ser exponencial. Esperemos que la tan deseada estabilidad no implique que los cambios se ralenticen.

2021 debe ser el año de los sectores que, por una parte recuperen sus beneficios, limiten la cotización de altas primas de riesgo por una mayor estabilidad y visibilidad, pero, a su vez, creen valor por su capacidad de transformarse a la nueva realidad, apoyando el crecimiento del conjunto. La expectativa negativa de deuda, déficit o devaluación, quedará limitada siempre que haya crecimiento.

El tiempo es relativo, y este año está siendo exageradamente largo. Las situaciones personales no son homogéneas y cada uno ha tenido que vivirlo a su manera, pero para todos, ha sido una situación extrema que ha determinado importantes cambios, tanto a nivel personal como a nivel social. La velocidad de aceleración y transformación de usos junto a la adaptación social, de manera global, a un nuevo entorno, ha sido impresionante y, posiblemente, sea una de las lecciones más positivas que sacamos de un 2020, que no olvidaremos fácilmente.

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