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Crecimiento con inflación transitoria o riesgos de estanflación
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Ángel Blanco

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Crecimiento con inflación transitoria o riesgos de estanflación

Pese a que las condiciones de crecimiento y desarrollo económico son positivas, debemos tener en cuenta que, por primera vez en años, se empieza a hablar de estanflación

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La estanflación económica, según su definición, "indica el momento o coyuntura económica en el que, dentro de una situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede". La estanflación es la traducción de la palabra inglesa 'stagflation', que está compuesta a partir de las palabras 'stagnation' (estancamiento) e 'inflation', (inflación).

Pese a que las condiciones de crecimiento y desarrollo económico en estos momentos son positivas, debemos tener en cuenta que, por primera vez en años, se empieza a hablar de la posibilidad de estanflación ante las continuas interrupciones de suministro y escasez de recursos que estamos viviendo estos últimos meses, los repuntes inflacionistas vistos desde inicios del 2021 y, no olvidemos, el riesgo de que una retirada de estímulos no equilibrada que pueda influir en un menor crecimiento sin determinar precios controlados en el caso de que la inflación tenga un componente estructural y no solo el evidente componente transitorio actual.

El Libro Beige de la Fed presentado esta semana, puede suponer un cambio a la hora de cotizar este posible riesgo. En él, quedó patente cómo el crecimiento económico se ha moderado desde principios de julio, fundamentalmente desde el lado del consumo, si bien también en la oferta de bienes y servicios influidos por interrupciones en la misma ante la escasez de mano de obra y materiales. Podemos pensar que es una situación transitoria, y posiblemente sea así, situándose China como el principal causante del problema ante sus nuevas medidas de intervención. Pero no olvidemos de donde venimos: el lógico repunte del crecimiento tras los peores momentos de la pandemia y los riesgos económicos del proceso de transformación en el que estamos inmersos.

Foto: Reserva Federal. (Reuters)

Es cierto que la pandemia ha acelerado procesos de cambio, es cierto que muchos de ellos son deflacionistas, pero también es cierto que la necesidad de transformación de la vieja economía es muy significativa. Y aún no se ha producido o se está produciendo a un ritmo más lento de lo deseable, muy influido, lógicamente, por los numerosos programas de contención adaptados a través de políticas monetarias, a la espera del desarrollo de las numerosas políticas fiscales anunciadas. El riesgo de parada existe y la necesidad de empujar y facilitar los cambios es una realidad que no debemos de olvidar por centrarnos en los positivos datos que tenemos en la actualidad.

Respecto al crecimiento, como decía anteriormente, se ha visto una ligera desaceleración en EEUU y es esperable ver una ralentización generalizada ante la situación de China. Sin embargo, los ritmos de crecimiento siguen siendo buenos y, en este sentido, hay que destacar el optimismo del BCE, elevando expectativas al considerar que los niveles pre-pandémicos se alcanzaran hacia finales de año, basándose en las mejoras del mercado laboral y los últimos datos de confianza económica, que favorecen la inversión empresarial. Lagarde no cree que el inicio del 'tapering', esperado para diciembre, vaya a tener consecuencias negativas ni en crecimiento ni en acceso a la financiación, argumentando que las menores compras en el último trimestre, frente a los dos anteriores, no ha supuesto un encarecimiento.

En relación con la inflación, los repuntes son obvios estando la duda en la transitoriedad o no de la misma. El BCE sigue hablando de repuntes temporales, aunque reconoce los efectos de los cuellos de botella en las cadenas de suministro, preocupándole también las negociaciones salariales. Robert Holzmann, responsable de formulación de políticas del BCE, sí habla de riesgos inflacionistas, pero en general la posición del banco central es la de mantener una política altamente acomodaticia mientras siga existiendo un riesgo de repunte de la pandemia.

Foto: Una tienda de juguetes en Holanda. (EFE)

Tendremos que seguir muy de cerca los próximos datos macro. Desde luego cualquier duda sobre la estabilidad y fortaleza del crecimiento a dos años será visto negativamente por un mercado que sigue basado en la recuperación, los bajos tipos de interés oficiales y la duración de políticas monetarias muy laxas que seguirán manteniendo los tipos de mercado en mínimos de rentabilidad al asegurar la financiación. Los riesgos principales están en un repunte estructural de la inflación, la ruptura de 'spreads' por falta de confianza o mayor riesgo y una posible desaceleración. No parece que en el corto las dudas sean significativas, y menos tras las declaraciones de Fed y BCE, que ya han obligado a cotizar un comienzo cercano de un 'tapering' ligero. Aun así, no olvidemos que alcanzar un equilibrio perfecto es muy muy complejo.

La estanflación económica, según su definición, "indica el momento o coyuntura económica en el que, dentro de una situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede". La estanflación es la traducción de la palabra inglesa 'stagflation', que está compuesta a partir de las palabras 'stagnation' (estancamiento) e 'inflation', (inflación).

Inflación Banco Central Europeo (BCE) Reserva Federal