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La financiación en las Presidenciales norteamericanas no sabe de crisis
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José Antonio Gurpegui

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La financiación en las Presidenciales norteamericanas no sabe de crisis

  Barack Obama y Mitt Romney representan y esgrimen distintos planteamientos políticos, económicos, y sociales en sus respectivas campañas electorales. También la obtención de recursos financieros,

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Barack Obama y Mitt Romney representan y esgrimen distintos planteamientos políticos, económicos, y sociales en sus respectivas campañas electorales. También la obtención de recursos financieros, dentro de la homogeneidad que impone y regula la Federal Election Commission, presenta interesantes y significativas variaciones en cada uno de los dos casos.

En los anteriores comicios el presidente Obama logró recaudar una cantidad próxima a los 800 millones de dólares, duplicando los ingresos de su rival (McCain no alcanzó los 400 millones). En 2008 cada voto le costó 10,94$ (a McCain 5,97$ y perdió), una cifra verdaderamente astronómica, como lo fueron las donaciones finales, que sumaron 1.650 millones de dólares. Podemos hacernos idea de la magnitud del montante al considerar que la recaudación de la campaña del 2008 igualó el total de las dos anteriores juntas (1.000 millones en el 2004, y 644 en la campaña del año 2000). Los Comités de Acción Política, PACs, fueron el vehículo utilizado por pequeños contribuyentes para hacer llegar sus aportaciones al candidato demócrata.

Y también lo están siendo en este año electoral. Obama había recaudado 432 millones a final de agosto, superando con creces los 274 de Romney. La lectura de la “letra pequeña” de los informes de la FEC revelan interesantes detalles. Obama obtiene la mayoría de sus ingresos, 271 millones, en cantidades menores de 200$, en tanto que Romney obtiene más de la mitad, 137 millones, en donaciones superiores a 2.000$; en el caso del presidente las aportaciones individuales alcanzan los 333 millones, cifra muy superior, incluso porcentualmente, a los 199 millones del candidato republicano. Obama recibe buena parte de sus donaciones de universidades; las de California, Harvard o Stanford están entre sus donantes más importantes junto a Microsoft y Google. En el caso de Romney son las corporaciones financieras; sus cinco primeros contribuyentes son Goldman Sachs, Bank of America, JP Morgan, Morgan Stanley, y Credit Suisse. Aunque no es directamente la entidad –ya sean universidades o bancos- quien aporta el dinero, simplemente actúan como plataformas de recaudación de los PACs.

Romney, por el contrario, logra una diferencia con Obama de 3 a 1 en las rentas de los SuperPACs. Aunque sobre el papel se entiende que son independientes, casi dos tercios de los 900 registrados –su cifra aumenta día a día- son de tendencia claramente conservadora y pro-Romney. Restore Our Future es el más importante; sin olvidar el beligerante American Crossroads, cuyo objetivo es impedir la reelección del actual presidente -sus campañas no se centran en apoyar a Romney, sino en atacar a Obama-.

La legalización de los SuperPACs, tras el fallo en julio de 2010 de la Corte Suprema  en el caso SpeechNow.org v. Federal Election Commission, ha supuesto la revolución más importante en la financiación de campañas electorales desde que en 1943 se legalizaran los PACs. Hasta el mes de junio (las cantidades se comunican al FEC cada cuatro meses) los SuperPACs habían recaudado 300 millones de dólares –algunas estimaciones cifran en 1.000 millones la cifra que se alcanzará el próximo 6 de noviembre-. El 70% de esa cantidad provenía de donaciones superiores a 500.000$; esa es la singularidad fundamental de los SuperPAC: no existe límite en la donación (5.000$ en los PAC). Eso sí, está prohibido entregar el dinero directamente al candidato, pues es requisito legal que sea el SuperPAC quien invierta directamente en las acciones que considere oportunas (anuncios televisivos, por lo general).  Esta ha sido la fórmula para que Sheldon Adelson, encabezando todas las listas, haya podido contribuir con casi 40 millones de dólares a uno de los SuperPAC que apoya a Romney –la cantidad final podría llegar hasta los 100  millones-. Otros generosos contribuyentes republicanos son el constructor tejano Bob Perry y el empresario Harold C. Simmons con aportaciones próximas a los 20 millones cada uno. También superan holgadamente el millón de dólares William Koch –vencedor en la Copa America de 1992-, o Robert Rowling, propietario de TRT Holdings Inc. con más de 5 millones, y el inversor bostoniano John W. Childs.

Obama, que se opuso originalmente a los SuperPAC y afirmó que eran una “amenaza para la democracia”, se ha visto obligado a aceptar el nuevo fenómeno respaldando al poderoso SuperPAC demócrata Priorities USA Action. Y desde luego que su equipo de campaña está intentando recuperar el tiempo perdido. En septiembre los demócratas consiguieron, por primera vez, mayor número de donaciones individuales superiores a 500.000$ que los republicanos. El actor Morgan Freeman ha entregado 1 millón de dólares a Priorities USA Action. Donaciones más importantes han sido las de Anne Cox, la magnate en medios de comunicación, con unos 5 millones, o los 2 millones de James H. Simons, presidente de Reanissance Technologies Corp. También han contribuido con cifras de 6 dígitos el productor de Hollywood Haim Saban, el arquitecto John Striker, el empresario George Soros, o Irwin Jacobs, fundador de Qualcomm.

A estas alturas de campaña, la única certeza es que por primera vez se gastarán más de 2.000 millones de dólares en unas presidenciales. ¿Quién habló de crisis?

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Barack Obama y Mitt Romney representan y esgrimen distintos planteamientos políticos, económicos, y sociales en sus respectivas campañas electorales. También la obtención de recursos financieros, dentro de la homogeneidad que impone y regula la Federal Election Commission, presenta interesantes y significativas variaciones en cada uno de los dos casos.